Túnez comenzó su camino a la democracia después de que su Presidente Ben Ali abandonase el país en enero. Sus ciudadanos darán un paso más el domingo, con la elección de una asamblea constituyente para elaborar una nueva constitución. Una delegación de quince eurodiputados estará allí como parte de la misión de Observación Electoral de la UE, asegurándose de que los comicios cumplen las reglas internacionales. El proceso tunecino es clave, ya que podría inspirar a Egipto o a Libia.
Tras la caída de Ben Ali, un gobierno interino tomó el relevo en Túnez. Sin embargo, la situación en el país no es estable todavía, ni en términos políticos ni desde el punto de vista económico. Por ello, estas elecciones son fundamentales, así como una rápida transición del país hacia la democracia. El eurodiputado popular italiano Gabriele Albertini, presidente de la delegación, habla de unas "elecciones históricas en Túnez, el país donde comenzó la primavera árabe y el primero en celebrar unos comicios democráticos".
Un impulso democrático
Alrededor de cien partidos políticos han sido registrados en Túnez desde la caída de Ben Ali. A las elecciones del domingo se presentan unos 10.000 candidatos, casi la mitad independientes. Las tres principales fuerzas son: el partido Islamista Al-Nahda, el Partido Democrático Progresista (de izquierda) y el Foro Democrático para el Trabajo y las Libertades (de centro-izquierda).
Sin embargo, en Túnez no hay cultura política, después de 23 años de régimen dictatorial. El 45% de la población tiene menos de 30 años y no ha conocido nunca otro gobierno que el de Ben Ali. De cara a los próximos comicios, cabe destacar el peso del partido Islámico y de la abstención: según una encuesta realizada en septiembre, el 26% de los participantes no tenían intención de ir a votar.
El impacto del voto podría traspasar las fronteras de Túnez y ser un modelo para otros países que se han visto también inmersos en una revolución (como Egipto o Libia) y para aquéllos que continúan luchando por llevarla acabo (Siria, Yemen o Bahrein). "Esperamos que estas elecciones sienten un precedente importante en la región", afirmó Albertini antes de partir.
Las elecciones representan una oportunidad para una futura estabilización del país, asegurar inversiones extranjeras, incrementar el turismo y relanzar la economía.
Apoyo de la Unión Europea
La Unión Europea y el Parlamento Europeo quieren ayudar a Túnez a celebrar elecciones democráticas observando y asesorando el proceso, y asegurándose de que Túnez respeta los compromisos internacionales que ha realizado. La observación electoral del Parlamento Europeo se enmarca dentro de la misión general de la UE (esta con mayor duración, del 8 de septiembre al 13 de noviembre, y con 130 personas).
"Los 15 eurodiputados formarán parte de la misión de Observación Electoral a largo plazo de la UE liderada por mi compañero, el eurodiputado popular danés Michael Gahler", explicó Albertini. El responsable de la delegación del PE recalcó que la misión "lleva nuestra experiencia como parlamentarios electos para mostrar mediante la observación cómo se conduce el proceso".
Los eurodiputados debatirán el jueves y el viernes en Túnez la situación política, electoral y judicial del país con expertos, candidatos, la sociedad civil (incluyendo blogueros y usuarios de Facebook, que han tenido un protagonismo fundamental en el proceso) y la Comisión Electoral Independiente. Después se desplazarán a los lugares donde observarán el voto el domingo, para terminar haciendo públicas unas observaciones preliminares el martes 25 en una rueda de prensa en Túnez (a las 11 de la mañana)
Cronología
- Elección de los 218 miembros de la Asamblea Nacional Constituyente el 23 de octubre.
- Un año de redacción de la nueva Constitución.
- Referéndum para aprobar la nueva Constitución.
- Elecciones parlamentarias (quizá también presidenciales) podrían celebrarse en 2012.
Necesidad de estabilidad política
Política y economía van unidas. Desde la revolución, Túnez ha experimentado una caída en términos económicos: el crecimiento actualmente es de un 1,3%, mientras que antes de la revolución de los Jazmines se situaba en un 3,7%. El paro, que afecta a un 14% de la población activa, es otro de los grandes problemas. El Ministro del Interior, Habib Essid, recalcó el pasado julio que 150.000 jóvenes cualificados estaban desempleados. Por otra parte, el turismo, uno de los sectores estratégicos del país, ha descendido un 45%. Hay que añadir también las grandes diferencias entre norte y sur, el segundo mucho más pobre que el primero.