La obra recibe también el galardón en la categoría de Otras Arquitecturas. La rehabilitación del edificio Antigua Escuela de Comercio de Gijón resultó la premiada en la categoría de Edificación
Oviedo.- La pantalla de protección contra el viento en la explanada de Aboño, realizada por el arquitecto Abel Alonso González y la ingeniera Bibiana García Orodiales, es la obra ganadora de la XXIV edición del Premio Asturias de Arquitectura que concede el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias (COAA). El jurado destaca de esta obra “su calidad paisajística y arquitectónica” y reconoce en ella “un alto valor de investigación”. “Esta obra es fruto de una transferencia de conocimiento del campo académico al profesional, que resuelve de forma propositiva, eficaz y brillante, la complejidad de los problemas implicados en el encargo”, señalan en el acta. Además, el jurado, formado por Elisa Valero Ramos, catedrática de la Escuela de Arquitectura de Granada; José Manuel Martínez, doctor y docente en la escuela de Arquitectura de Valladolid; Juan Moriyón, arquitecto ganador en cuatro ocasiones del Premio Asturias de Arquitectura; Sonia Puente Landázuri, decana de COAA y Marcos de Balbín Pacios, secretario del COAA, destacó que en esta obra “se aprecia el trabajo de un equipo pluridisciplinar que con una estrategia inteligente y sensible, ha construido una Arquitectura con mayúsculas, desde la sencillez y la atención a problemas reales que afectan a los ciudadanos”. Durante la recogida del Premio Asturias de Arquitectura el galardonado, Abel Alonso González, explicó que “más allá de la alegría que siento al recibir este premio, sí quiero decir que en momentos de crisis, surgen las ideas, las propuestas innovadoras. Los arquitectos hacemos más que casitas, podemos colaborar con otras profesiones, ofrecer un punto de vista que mejora las cosas”. Y añadió que “con esta obra, hemos puesto nuestro granito de arena para lograr un entorno mejor. Me siento muy satisfecho”. La XXIV edición del Premio Asturias de Arquitectura incorpora, por primera vez, galardones a otras categorías: Edificación y Otras Arquitecturas, así como un premio elegido por el público de entre una decena de finalistas seleccionados por el jurado.
El Premio Asturias - Categoría de Edificación
recayó en la Rehabilitación del Edificio Antigua Escuela de Comercio, de los arquitectos Javier Uría de la Fuente, María López Castro, Mónica Costales Rodríguez, Ramón Ruiz Fernández y Jorge Alonso Nicieza. El jurado reconoce en esta obra la gran calidad arquitectónica de una intervención que pone en valor un edificio de un arquitecto y un periodo significativo en la historia de la arquitectura asturiana y, a la vez, es capaz de conjugar el respeto a lo existente y la contemporaneidad de la intervención. Además, valoran positivamente la contención de recursos expresivos y coherencia y adecuación funcional de los espacios resultantes. Además, el jurado concede dos accésit: a la vivienda unifamiliar aislada Cabaña Z, realizada José Ángel Vior Alonso, en Tapia de Casariego y la vivienda unifamiliar aislada en Pancar, de los arquitectos Ester Roldán y Victor Longo.
En cuanto al Premio Asturias - Categoría de Otras Arquitecturas, resultó ganadora la Pantalla de protección contra el viento en la explanada de Aboño, de Abel Alonso González. Además, el jurado concede un accésit a la página web arquitecturadeasturias.com, de la que valora el importante trabajo realizado para dar a conocer la arquitectura asturiana a través de la red, poniendo a disposición de los usuarios un inventario de obras ordenado por autores, localización, y uso. Esta web es obra de Omar Rodríguez Mayo, Sara Agúndez Mosquera, Andrea Álvarez Guardado, Ana Gómez Fernández, Silvia Menéndez Riesgo, Luis Manuel Santalla Blanco, Rubén Ulloa Montes y Darío Vallina Rodrigo.
El Premio del Público, seleccionado en colaboración con el diario La Nueva España a través de los votos de sus lectores en la página web del periódico, recayó en las 117 viviendas de protección VPP en Mieres, realizado por los arquitectos Pedro Quero Motto y Susana Solís García. En el acto de entrega participaron Rosa Ana Menéndez Duarte, decana de la Facultad de Geología; Wenceslao López Martínez, alcalde de Oviedo; Marta Hernando Álvarez, vicerrectora de Recursos Materiales y Tecnológicos de la Universidad de Oviedo; Juan José Adolfo Fernández Pereiro, director general de Ordenación del Territorio y Urbanismo del Gobierno del Principado de Asturias; Lluís Comerón Graupera, presidente del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España y Sonia Puente Landázuri, decana del COAA. En su intervención, Puente Landázuri explicó que “la arquitectura da valor añadido al entorno y a la sociedad que la construye, pero no se produce por generación espontánea, responde a un contexto que lo permite”.
En este sentido, añadió que “si queremos tener arquitectura, con el retorno en términos de cultura, prosperidad, y calidad de vida que conlleva, debemos reconstruir el marco profesional que lo facilite”. “La precariedad, las prisas y la falta de confianza, convierten a la buena arquitectura en un milagro singular, casi heroico”, dijo y añadió que “nosotros queremos que la arquitectura no sea un acto heroico, sino el resultado, emergente, de una sociedad sana e inteligente que sabe lo que quiere”. Sobre la XXIV edición del Premio Asturias de Arquitectura, la decana del COAA explicó que entre las cuatro categorías propuestas, se presentaron 23 obras de edificación, de las que 11 son viviendas unifamiliares, 2 edificios de vivienda colectiva, 4 edificios singulares y seis adecuaciones de locales. Del total, cinco son de promoción pública y 18 de promoción privada. Y en la categoría de otras arquitecturas las propuestas son muy heterogéneas: desde una tesis doctoral, proyecto fin de carrera, publicaciones, diseños de exposiciones ó diseño de producto, como por ejemplo un reloj. “En tiempos de escasez es cuando se vuelve a las esencias, es esta cualidad la que, desde el jurado se ha querido destacar, la arquitectura aplicada a resolver de manera inteligente problemas esenciales”, explicó. Puente Landázuri concluyó diciendo que “para pasar del concepto arquitectura como milagro heroico a esa que debe emerger desde la sociedad necesitamos, además, la ineludible complicidad de las administraciones públicas”. “Los procedimientos y exigencias normativas y sus malentendidas interpretaciones han convertido a los medios, en fines en sí mismos, relegando a un segundo plano el resultado del objeto contratado”, dijo.