Por José Pichel Andrés
/DICYT
El equipo de investigación que dirige Consuelo del Cañizo en el Laboratorio de Terapia Celular del Hospital Universitario de Salamanca trabaja en un ensayo clínico con células madre mesenquimales para el tratamiento de la enfermedad injerto contra huésped, una patología que suele presentarse en los pacientes que han recibido un trasplante de médula ósea. Unos 40 pacientes ya han participado en la investigación con esta terapia, que mejora los resultados de los tratamientos que existen hasta el momento.
Este grupo del Servicio de Hematología trabaja desde hace años con células madre mesenquimales, que son células madre adultas obtenidas habitualmente de la médula ósea. En este caso, de forma experimental se está recurriendo a esta terapia para el tratamiento de la enfermedad injerto contra huésped, que es una "complicación frecuente y grave", explica a DiCYT Consuelo del Cañizo, que también es profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca. La patología aparece, precisamente, tras un trasplante de médula ósea alogénico, es decir, procedente de un paciente donante, un procedimiento al que se recurre para tratar ciertos tipos de cáncer como las leucemias o algunas enfermedades que afectan a la producción de células de la médula ósea.
"Cuando se realiza un trasplante alógeno a un paciente, se le inyectan células de una persona sana. El paciente tiene su sistema inmune deprimido, pero las células sanas que se le introducen tienen el sistema inmune intacto. Por eso, estas células reconocen como extraño al receptor y esto hace que se produzcan una serie de alteraciones que se manifiestan en la piel, el tubo digestivo, el hígado o el pulmón", comenta la investigadora.
Esta enfermedad tiene tratamientos, pero en estos momentos "todavía no están optimizados", indica Consuelo del Cañizo. Hasta ahora se utiliza un tratamiento inmunosupresor basado fundamentalmente en esteroides. "Lo que consigue es que a un paciente que ya de por sí está inmunodeprimido le bajan aún más las defensas y, aparte de otros efectos secundarios, esto le condiciona para desarrollar mayor riesgo de contraer infecciones", asegura.
Por eso, su grupo y otros científicos europeos realizan estos ensayos con células madre mesenquimales, ya que las consideran "capaces de modular esta respuesta inmune y controlar esta complicación". Con ellas, la inmunosupresión no es tan profunda y los efectos secundarios son menores que los del tratamiento convencional, según están comprobando los científicos salmantinos a través de este proyecto financiado por el Fondo de Investigación Sanitaria (FIS) del Instituto de Investigación Carlos III, perteneciente al Ministerio de Ciencia e Innovación.
Procedimiento
Para realizar este tratamiento, "obtenemos una muestra de un donante sano, la expandimos dentro de la Unidad de Producción Celular, porque se utiliza una cantidad mayor de células de las que habitualmente se consiguen, así que tenemos que aumentar la cantidad de células en el laboratorio de producción celular; y después, se inyectan por vía intravenosa".
Los científicos desconocen qué papel realizan exactamente las células madre mesenquimales dentro del organismo para modular la respuesta inmune. Sin embargo, por los datos que se tienen de ensayos 'in vitro', "parece que actúan disminuyendo la actividad de las células inmunes y sobre todo que pueden emigrar hacia los tejidos más dañados y actuar más localmente, es decir, que tienen un efecto más localizado que otro tipo de tratamientos. En cualquier caso, se desconocen los mecanismos más específicos de su actuación en el ser humano", señala Consuelo del Cañizo.
FOTO: Consuelo del Cañizo, a la izquierda, y Fermín Sánchez-Guijo, a la izquierda, con parte de su grupo de investigación, situado detrás.