Carmen Moriyón anunció esta mañana en Oviedo su candidatura a las primarias de FORO, que elegirán la nueva Dirección del partido y la candidatura a las elecciones a la Junta General del Principado de Asturias y que culminarán en el III Congreso de FORO que se celebrará en Pola de Siero el 29 de septiembre.
A continuación, se reproduce su intervención completa:
«Hace más de siete años, un día de invierno, me afilié a un partido recién nacido en mi tierra y que aspiraba a defender, por encima de todo y sin nadie por encima, los intereses de los asturianos.
Un partido que llegaba empujado por la fuerza de una simple pero poderosa promesa: traer a Asturias un cambio que habíamos demandado durante muchos años. Un cambio que los asturianos no sólo merecíamos, sino que necesitábamos. Me afilié a FORO DE CIUDADANOS porque creí que darles mi modesto apoyo era lo mínimo que podía hacer para contribuir a convertir ese cambio, en el que yo creía, en una realidad. Pocas semanas después, supe que iba a ser mucho más lo que ese proyecto iba a pedirme; y que era todavía más lo que este proyecto me iba a devolver.
Cuando firmé aquella hoja de afiliación a FORO, la primera vez en mi vida que hacía algo parecido, no podía imaginar que siete años después estaría culminando mi segundo y último mandato como alcaldesa de la ciudad en la que nací, en la que crecí, en la que he vivido, y con la que siempre me sentiré en deuda. Es el mayor honor, y la mayor responsabilidad, que una gijonesa o un gijonés pueden ejercer en nuestro entrañable «Gijón del alma». 36.183 personas en 2015 y 42.680 en 2011 pusieron su confianza en el equipo de FORO Gijón que yo lideré para gobernar la ciudad, el acto más sagrado que existe en democracia. A todos y cada uno de ellos quiero darles hoy mi primer y más sincero agradecimiento.
El segundo es a todos y cada uno de los concejales y concejalas, integrantes de las listas de FORO Gijón, que en estos dos mandatos han servido como mis tenientes de alcaldía. Sin ellos nada hubiera sido posible, sin su ayuda no habríamos llegado hasta aquí, y sin su entrega y lealtad absolutas yo no habría seguido adelante tantas y tantas veces. Gracias.
Ese agradecimiento de corazón es compartido con todos aquellos que, partícipes de una u otra forma en el proyecto de FORO, nos han traído hasta aquí. Un partido que en tres meses de vida ganó unas elecciones, que cambió para siempre la política asturiana, y que supuso un antes y un después en la manera que tenemos de afrontar nuestro presente. Un proyecto que rebosaba ilusión como nunca antes se había visto en nuestra tierra desde el retorno de la democracia. A todos, gracias, gracias y gracias.
Durante estos siete años al frente del Ayuntamiento de Gijón he aprendido que a la política no se puede venir para hacer lo que se quiere, sino lo que se puede; a dialogar y no a hacer monólogos; a negociar y no a imponer.
A nosotros nos ha tocado gobernar en un tiempo adverso, con circunstancias muy complejas. Pero si algo he tenido presente en el día a día de la Alcaldía es que nunca se puede gobernar de espaldas a la gente; y que tampoco se puede perder la cercanía y el contacto con los ciudadanos, que nos reclaman acuerdos y soluciones, para que su calidad de vida mejore y para que los proyectos, que cambian la ciudad y hacen región, nunca encuentren en el pluralismo político un obstáculo.
Nunca se nos podrá reprochar haber tomado una sola decisión en la que no tuviéramos el más absoluto convencimiento de que era lo mejor para Gijón, para los gijoneses y, con ellos, para Asturias. Nunca se nos podrá acusar de no escuchar a nuestros compañeros de la Corporación; de mirar para otro lado cuando en juego estaban los intereses de todos. Nunca se nos podrá echar en cara no haber puesto todo lo que estaba en nuestras manos para lograr lo que, en cada momento, creímos que era lo justo, lo necesario, y lo bueno.
A lo largo de estos años hemos podido comprobar, también, que en Asturias sobran diagnósticos y faltan terapias de solución, contrastadas con los resultados. Los problemas que tenemos y a los que debemos enfrentarnos sin más dilación ya están localizados desde hace años, sus efectos son inequívocos y sus orígenes también son nítidos. Recrearse en ese diagnóstico ha sido el pasatiempo de muchos mientras los asturianos reclamaban, legítimamente, una respuesta inmediata que aún no han recibido.
Asturias no merece más derrotismos, sino un cambio que una. Lo que necesita la Asturias productiva, la que genera riqueza, es realismo para acometer sin demora los cambios que nos deben sacar del estancamiento.
La Asturias joven, la que ya está anunciando que el futuro está aquí y es suyo, exige cambios. La Asturias competitiva, que lucha cada día en cada sector, exige cambios. La Asturias de la innovación, la de muchos trabajadores brillantes que alumbran al mundo y logran su reconocimiento, exige cambios. La Asturias del saber, no sólo de los campus sino también de las calles, exige ya un cambio real. Porque a pesar de todo, debemos seguir adelante. Como sentenció magistralmente John F. Kennedy, “el cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro”.
Nunca ha ido con el carácter de los asturianos dejar caer los brazos. Debemos renunciar a la fácil tarea de hablar de los problemas que todos conocemos, para empezar a pensar en el difícil camino de las soluciones que necesitamos emprender de inmediato.
Lo que nos piden los ciudadanos es un proyecto basado en el rigor de la experiencia y la fuerza de los argumentos. Nos piden que escuchemos, porque nadie que quiera cambiar las cosas va a llegar con las soluciones preparadas de casa. Nos piden que les acompañemos, que preguntemos, que investiguemos y que encontremos las soluciones que necesitan.
Nos piden que apliquemos las medidas necesarias para poner esta región, largamente al ralentí, en la marcha de alta velocidad que necesita desde hace ya demasiado tiempo: para eso nos eligen. Son muchas las voces que piden un proyecto de cambio; un cambio que no vaya contra nadie, sino con Asturias. Un cambio que una.
Por todo eso hoy quiero anunciar, en mi tierra, junto a mis compañeros, que estoy dispuesta a presentarles a los asturianos, con humildad pero con convicción, el proyecto de cambio que defiende FORO para nuestra tierra. Y lo hago porque considero una obligación intentarlo y porque creo que merece la pena asumir esa responsabilidad. Para quienes Asturias lo es todo, no tenemos dudas: merece la pena.
A los asturianos no nos deben importar los problemas que puedan surgir, no importan las batallas que nos queden por librar, ni las circunstancias a superar, nada de esto importa cuando se tiene algo por lo que merece la pena intentarlo.
Ese algo es Asturias, es nuestra tierra, nuestra hospitalidad y nuestra diversidad, nuestro valor y nuestra perseverancia. La tierra de nuestros padres y de nuestros hijos, y de nuestras madres y nuestras hijas. La tierra del mar Cantábrico y de los Picos de Europa; de Don Pelayo y de Covadonga; de Alfonso II y de San Melchor de Quirós; de Pedro Menéndez y de Rafael Riego; de Jovellanos y de Melquiades Álvarez; de Margarita Salas y de Severo Ochoa; de Herrerita y de Quini; de Fernando Alonso y de José Luis Garci. Todo es y todos son parte inseparable de las Asturias en plural, porque hay casi un millón de Asturias diferentes y, a la vez, ese millón de diferencias hace de Asturias un único tesoro.
Es porque siempre he creído y porque nunca voy a dejar de creer en Asturias, en su potencial, en su talento y en su futuro, por lo que hoy anuncio que les ofrezco a mis compañeros y compañeras mi candidatura a la presidencia de FORO en el próximo Congreso del partido, y con ella, si me dan su confianza, mi intención de concurrir a las elecciones del año que viene como candidata a la Presidencia del Principado de Asturias, al frente de las listas electorales de FORO para la Junta General del Principado.
Porque a pesar de todo, como escribió Machado, «ni está el mañana, ni el ayer escrito». Desde hoy nos toca ponernos manos a la obra, con el objetivo de ofrecer un proyecto de cambio que una, y que logre renovar la promesa que todos los asturianos nos hicimos. La promesa de construir juntos el futuro de una región en la que siempre merecerá la pena vivir, y por la que siempre merecerá la pena luchar.»