Santander.- El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, Josep Borrell, y el ex primer ministro francés, Manuel Valls, han compartido en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) su análisis sobre el procés catalán y las amenazas que afronta la Unión Europea en el marco del encuentro Anatomía del procés. Claves de la mayor crisis política española.
Bajo la moderación del historiador y director del curso, Joaquim Coll, tanto Borrell como Valls han coincidido en señalar la inmigración como la principal amenaza de la Unión Europea. “Los problemas migratorios son los que tienen el mayor disolvente de la UE, pueden romper la amalgama existente. No hablamos solo de recursos económicos, sino de problemas identitarios y culturales muy profundos”, ha expresado el también expresidente del Parlamento Europeo. Valls, en este sentido, ha remarcado que “tenemos que pensar en el puente con África, porque tenemos un problema demográfico”, pero ha subrayado también los obstáculos que esto tiene: “La gente tiene miedo sobre su forma de vivir y su cultura. En Francia tenemos una sociedad multicultural, pero en Polonia, por ejemplo, no se imaginan así”, ha matizado.
Respecto a la respuesta de Europa, Borrell ha considerado que la Unión ha reaccionado “en orden disperso y dividido”, porque “la arquitectura mental, las pautas psicológicas de Europa no están preparadas para recibir un flujo importante de inmigrantes”, ha añadido.
La posición europea respecto al secesionismo catalán
Preguntados por la asociación del proceso catalán con la ola antieuropa que recorre el continente, ambos han descartado esta tesis. “El independentismo catalán es un movimiento que se puede emparentar con determinadas actitudes pero no con el antieuropeismo”, ha asegurado Borrell, a la vez que ha recordado que Europa tiene clara su posición: “Está ya muy claro que la UE ha reconocido que la Constitución Española proclama la indivisibilidad del Estado. Ni siquiera en el Quebec se ejerció un derecho a la autodeterminación”, ha apuntado el ministro.
Por su parte, Valls también ha reconocido que el nacionalismo catalán “no es antieuropeo”, pero su involucración en el asunto, que entre otras cosas se debió a su raíces catalanas –“nací en Barcelona, soy hijo de catalanes y hablo catalán en casa”, ha reseñado-, se ha basado en que “era uno de los temas más importantes para Europa”: “El nacionalismo llevaba a lo peor, encerraba a Cataluña en una lógica de destrucción”, ha sentenciado.
Descentralización y pluralidad lingüística
El ministro de Exteriores, preguntado por acciones que pudieran poner en valor la rica pluralidad lingüística española, ha denunciado que “es muy poco conocido” el profundo respeto a la diversidad a las diferentes lenguas. “Una Ley de Lenguas quizá sea difícil por la aritmética parlamentaria, pero algo hay que hacer. Y también para realzar el valor cultural e incluso profesional que tiene el castellano”, ha afirmado el expresidente del Parlamento Europeo.
Finalmente, Valls ha reflexionado sobre la descentralización francesa. “Siempre he pensado que con las reformas necesarias en el Estado del Bienestar, se tendría que ser más flexible, más descentralizador”, ha expresado el ex primer ministro francés. De esta manera, se da “más poder a las regiones a nivel económico y más capacidad de hacer la ley en el marco francés, además de tener una administración más eficaz para el ciudadano”, ha añadido, mientras ha dejado una frase para alejar los temores separatistas: “Un país no tiene que tener miedo de sus diferencias”.
Fotografía: Juan Manuel Serrano | UIMP 2018