Viernes 19, a punto del inicio de la jornada de reflexión, Laude Martínez y su “Tomatito del alma”, consiguieron lo que parecía imposible: olvidar por casi dos horas la cruel realidad para transportar, cual mago de la física cuántica, a un espacio-tiempo absolutamente inolvidable. La noche prometía, pero las expectativas se vieron claramente superadas al ritmo en el que la ...
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