Dos estudios aseguran que la predilección humana por mandatarios más grandes deriva de su historia violenta. Este rasgo, que da mayor probabilidad de victoria política a los de mayor estatura, se mantiene en distintas civilizaciones antiguas y también se manifiesta actualmente. La elección de candidatos físicamente imponentes puede ser un comportamiento desarrollado para asegurar la supervivencia. En la foto Barack ...
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