Oviedo,.El Auditorio acogió esta mañana el acto más emotivo de la Feria de La Ascensión: el reconocimiento a la Paisana y Pasino del Año y a muchos de los que, con su trabajo, han mejorado el campo asturiano este año. El alcalde, Agustín Iglesias Caunedo asistió al homenaje y aseguró: "es un placer recibirles a todos ustedes en la entrega de las distinciones de la feria de La Ascensión, una fiesta en la que la ciudad de Oviedo rinde homenaje al campo asturiano y que, a lo largo de tres siglos, se ha mantenido hasta la actualidad, convertida hoy en día en la única feria estacional ganadera que se conserva en nuestro municipio. La capital de Asturias, esencialmente urbana y volcada en el sector servicios, recuerda así sus raíces campesinas, comunes a toda la región, y honra a las gentes que han sabido conservar ese riquísimo legado y hacerlo llegar a nuestros días convertido en un importante motor económico de nuestra comunidad. El campo asturiano es riqueza. Pero es mucho más. Es nuestra esencia, nuestro origen, nuestra base común. Y su preservación y su prosperidad nos conciernen a todos".
En su vertiente económica, aseguró el primer edil, "el campo constituye el sustento de miles de familias y, por tanto, exige una cuidadosa atención para mantener e incrementar esa fuente de ingresos, tanto en el marco de nuestra comunidad como en el conjunto del país y en la defensa de sus intereses en Europa. Un sector primario fuerte constituye una excelente base para una economía saneada y diversificada, en la que la cercanía del producto, además, nos beneficia a todos como consumidores".
Caunedo añadió: "Todos conocemos las devastadoras consecuencias de la despoblación de las zonas rurales. El éxodo de las gentes del campo no sólo se traduce en la tristeza de tantos pueblos abandonados. La desaparición de las tareas que realizaban esas gentes da pie a numerosos cambios en el paisaje que, en el caso de Asturias, podrían tener efectos desastrosos. Ricas praderas y tierras de cultivo invadidas por matorrales y zonas de pastos que tornan en maleza harían de esta tierra algo muy distinto a lo que estamos acostumbrados a contemplar. Porque, sin duda, el campo asturiano tiene, como he dicho, muchas más facetas que la material, sin que ésta sea en absoluto desdeñable. Es por tanto vital que extrememos las atenciones a un sector que se caracteriza por dar mucho pidiendo muy poco a cambio. Y que seamos todos conscientes de que esa riqueza colectiva que atesora el campo asturiano incluye mucho más que cuotas lecheras o los costes de determinada hortaliza".
El campo, a juicio del Alcalde de Oviedo, "es depositario de nuestras tradiciones, de nuestras costumbres más arraigadas, de nuestra artesanía y de tantos viejos oficios vinculados a las tareas agrícolas y ganaderas, del mantenimiento del medio ambiente, de la conservación de nuestro paisaje, de nuestra tradición oral, de nuestra arquitectura popular… El campo es, en suma, parte esencial de nuestro pasado e imprescindible para nuestro futuro. El campo debe afrontar ese futuro con optimismo y con el apoyo de las administraciones, pero también con el de todos los asturianos".
Vivir en una zona rural, añadió el primer edil, "no debe ser sinónimo de peor atención sanitaria o educativa, de incomunicación o de continuos esfuerzos para acceder a servicios básicos. Debemos marcarnos el objetivo de que todos los habitantes de esta región tengan los mismos derechos y la misma facilidad para ejercerlos, sin dejar a nadie al margen. Tenemos la obligación de conocer las necesidades del campo y hacerlas nuestras, de escuchar a sus protagonistas, a las personas que aún permanecen en él, y darles la oportunidad de crecer, de prosperar y de mantener un modo de vida que enriquece económica y moralmente a toda la sociedad".
Por eso, continuó Iglesias Caunedo, "constituye un honor tener la posibilidad de homenajear a algunos de sus protagonistas, especialmente al Paisano y a la Paisana del Año, dos ejemplos de esfuerzo, de superación y de amor por su trabajo. También nos acompañan destacados miembros de este sector que hoy serán premiados por sus trayectorias, así como representantes de explotaciones y personas que han contribuido a mantener la diversidad y la riqueza del campo asturiano".
A todos ellos, el Alcalde les dio su "más sincera enhorabuena por su labor. Y el deseo de que continúen el camino de excelencia que han emprendido. Agradezco también especialmente al vecino concejo de Llanera que haya tenido la generosidad de aceptar ser, junto con Oviedo, escenario de esta hermosa fiesta que, cada año, congrega a multitudes en ambos municipios. Deseo que todos disfrutemos de esta cita festiva con los ojos bien abiertos ante lo mucho que tenemos que aprender de sus protagonistas".
Tras sus palabras, Agustín Iglesias Caunedo hizo entrega de una réplica de la Catedral a José Combarro Ménguez, de 95 años, natural de Genesgtoso (Cangas del Narcea), como "Paisano del Año" y a Jovita Rilo Salas, de 94 y natural de Alto de la Espina, en el concejo de Salas, "Paisana del Año".
Tras el homenaje, en el que también fueron reconocidos veterinarios jubilados, ingenieros agrónomos, técnicos agrícolas, jóvenes ganaderos, la Horticultura, la Investigación en el sector agrícola y ganadero, explotaciones, ganaderos, asociaciones y cooperativas, queserías, impulsores y defensores del folclore asturiano y artesanos, la Plaza de España acogió el tradicional reparto del bollo y el vino. La fiesta se dispersó por varias localizaciones: Porlier, La plaza de la Catedral, La Losa y el recinto ferial de Llanera. En el último día de la Feria de la Ascensión el tiempo concedió una tregua y la fiesta se vivió hasta bien entrada la tarde.