Alucinada me quedé al leer el otro día en el periódico, un
artículo que trataba sobre el botellón.

Dicho artículo, ponía a los jóvenes que hacemos botellón de
vuelta y media, todo sacado de contexto y exagerado a más no poder. Vale que
las generaciones venideras den bastante miedo y que los niños y niñas de 14, 15
y 16 años  vengan, por llamarlo de alguna
manera, “pisando fuerte”  y algo
“subiditos” pero de ahí a describir el botellón en el parque, como si fuese lo
peor de lo peor, hay un trecho.

Yo, como adolescente que sale y que se preocupa por su
economía, apoyo el botellón porque lo que no se puede consentir es que paguemos
copas que no sabemos ni lo que son. Muchos padres piensan que es mejor estar en
discotecas porque parece más formal (digo formal porque botellón a los adultos
les sugiere suciedad,  desmadre y cosas
así ...) pero, a la hora de beber, es mucho más seguro el botellón por la sencilla
razón de que el alcohol lo compras TÚ y tus copas te las sirves con la cantidad
que quieras y sabiendo lo que bebes, nada de garrafón.

Por otro lado entiendo que, por ejemplo, el tema basura
pueda parecer una sobrada ya que el parque los domingos por la mañana debe ser
caótico. Esto es en lo único que discrepo sobre el tema. Podríamos remediarlo y
tirar las cosas a la papelera, que tampoco cuesta nada.

Con mi opinión, solo pretendo que se vea el hacer botellón
no como algo descabellado, sino como una forma de estar con tus amigos de copas
sin dejarte la cartera o la cabeza (al día siguiente).

Así que madres, padres y demás familia vivan tranquilos
porque da igual beber bajo techo o en el parque porque el que bebe con cabeza
(o sin ella) lo hará en los dos sitios.