Querer es poder... dicen.

Querer es poder... dicen.

 

Querer es poder… dicen

 

Si un haitiano quiere darse un baño caliente… no puede porque no lo tiene. Ni caliente ni frío. Debe recorrer largas distancias, kilómetros a veces, para llegar a un río donde bañarse, una fuente donde beber.

Si un haitiano quiere recibir una formación o llevar a sus hijos al colegio… no puede porque no lo tiene.  El 80% de las escuelas son privadas y la mayoría de la población gana menos de 1 euro al día.

Si un haitiano quiere comer porque tiene hambre… no puede, porque no tiene.  Las 5 comidas diarias que aquí recomiendan los nutricionistas allí quedan, con suerte, reducidas a una.

Si una haitiana quiere protegerse a sí misma o a sus hijas de las violaciones por las noches… no puede, porque no tiene dónde.  Está a merced de los vándalos que atacan a las mujeres y niñas (incluso bien pequeñas) en los campamentos sobresaturados.

 

Ellos no pueden escoger.  Nosotros sí.

 

Un día fue un país próspero, “La Perlade las Antillas”. Hoy es el país más pobre de América y uno de los más pobres del mundo.  Nosotros ahora somos prósperos, no esperemos necesitar la ayuda de alguien mañana y no haber ofrecido la nuestra antes

 

Somos Haití

 

Todos podemos aportar: unas palabras de solidaridad, un poco de nuestro tiempo, un contacto, una idea… Una pequeña aportación, del tipo que sea, cuando se une a varias y más y más, se convierte en algo grande.

Yo sólo soy una administrativa, con 3 hijas, una pareja que me apoya, 1 hipoteca, y muchos recibos por pagar. Pero he decidido sentirme afortunada y arrimar el hombro por quien lo necesita, no para vivir mejor, sino, simplemente, para tener un mañana.

Quiero que Haití escriba su propio futuro, pero les tenemos que enseñar a leer primero.

 

Yo sola no puedo.  Esto lo logramos entre todos.  ¿Te apuntas?
           

¿Me ayudas a ayudar?

 

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