La solidaridad está en crisis.

Es  una percepción que tengo y que cada vez se me presenta más clara.

La sociedad de la información en la que estamos inmersos nos ha inmunizado contra el sufrimiento ajeno.  Son tantas las imágenes que hemos visto que ya no nos impresiona.

¡¿Pero cómo puede ser esto posible?!

No son dibujos animados, no es una película de ficción o teatro… ¡ES REAL!.  Es gente que ama, que siente, que sufre, que ve cómo su hijo se muere de hambre literalmente.  Ese hijo que ha llevado en sus entrañas con todo el amor que una madre, sea del lugar del mundo que sea y de la clase que sea, siempre siente por un hijo.

A nuestro alrededor hay gente pasándolo fráncamente mal.  Que sus hijos van al colegio (afortunadamente) mientras sus padres se quedan un día más en casa sin lograr encontrar un empleo que permita pagar las facturas, que no logra conciliar el sueño porque igual mañana no tienen un techo donde vivir o un plato para poner en la mesa.  Sí, eso está pasando, y puede ser que a un vecino.

¿Y qué hacemos?

Hace 15 días fuimos a cenar un grupo de gente y… lo que pasa en estas fechas, muchos tenían participaciones de lotería de tal o tal otra asociación.  Todos compramos (por amistad, por compromiso, por esperanza) y propuse poner un poco más y donarlo para Haití, o el Cuerno de África o la acción solidaria que se decidiera.  ¡Me dijeron que no! No recuerdo las palabras pero algo así como que pasaban de la solidaridad.  UUUUUFFFFFFFFF….

Y ayer iba de vuelta a casa en el tren.  Junto a mi se sentó una madre y una hija adolescente.  La madre llamó la atención de su hija sobre un cartel que había, sobre el programa de acogida de menores del Instituto Asturiano de Atención Social y que dice «¿Quieres tener menos tiempo para ti y ser más feliz?» La niña le contestó a su madre: “eso ya es una incongruencia.  Menos tiempo para ti y ser más feliz”.  La madre le dijo que era por solidaridad y la niña remató con un “la solidaridad a mi no me hace feliz”.  RE-UUUUFFFFFFFF

Así y todo aún hay esperanza, quiero creer que hay esperanza ¡necesito creer que hay esperanza!.  Solidari@s sigue habiendo y espero que surja un movimiento de contagio, de acción a lo que realmente importa y que no es comprarse esa chaqueta de marca, o irse de cena, sino ayudar a que los que nada tienen no dejen de sonreir.

¡Sé Solidari@!

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