He vuelto, no ha sido ninguna razón más que el exceso de trabajo laboral y doméstico los que me llevaron a un estado de estrés, que me impedía poder escribir una sola línea, pero mirando la prensa, me encontré con lo que nadie quiere ver, pero se alegra del final que tuvo…del estrés hablaré otro dia:
A estas dos fotos les separan una dieta rica en papilla de cacahuete, vitaminas,una trasfusión de sangre…. y la carencia de alimentos minimos.
Aunque parezca mentira, es el mismo niño, se llama Mihjab, antes y después de esa “dieta”.
Viéndolo así siento vergüenza de los excesos, quejas, comilonas y abusos de los que estamos "esclavos".
Y no quiero pensar la que nos viene encima con la llegada de las Navidades, donde lo que se busca no es el fin real de la Navidad, sino que nos buscamos a nosotros mismos, llenándonos de comida y de regalos, que en cuanto doblemos la esquina dejaremos arrinconados en el lugar menos esperado, mientras los hermanos de este niño, tal vez mueran de hambre sin que ni siquiera nosotros movamos un solo dedo.
Este tema es un tema ya demasiado hablado para que por unas letras que escriba un desconocido pueda mover los corazones, pero como la Esperanza es lo último que se pierde, no cejaré en el empeño ni me cansaré de escribir esto y lo que sea para que al igual que todos luchamos por nuestro bienestar y la mejora de nuestra salud y ahora más que nunca que se habla de nuestro sistema sanitario, en algún lugar de nuestro mundo, uno de nuestros contemporáneos, por haber nacido en un país abandonado, no pueda tener una papilla de cacahuetes, unas vitaminas y una transfusión de sangre de uno de nosotros, porque aunque bien es cierto que son negritos y nosotros blancos, somos IGUALES y no es más cierto que la sangre que le hace mover su corazón es tan roja como la nuestra y estoy por apostar que al corazón donde le llega, mas puro y limpio que el nuestro.
Siempre es buen momento para entrar a un banco y en vez de pedir dinero para nuestros egos, podamos dar, aunque sea un poquito para que lo manden al fin del mundo, al menos para tapar un poco de nuestros pecados de egoísmo y meterlo en ese saco del cielo de nuestra conciencia.
El niño de la foto ha cambiado con unas pequeñas sobras, nosotros también estamos capacitados para cambiar.
Estoy seguro que al dar, nuestra salud saldrá fortalecida.