En la conquista del Oeste americano una larga caravana de carretas de colonos ponía destino a los campos verdes de California. Pasaban largas jornadas atravesando mundos extraordinarios cubiertos por espesas nieblas que apenas permitían ver los caballos al final de sus riendas. La familia que viajaba en el primer carromato de la fila era la que iba descubriendo las maravillas y peligros de la nueva tierra e iba avisando a la segunda, ésta a la tercera, y así sucesivamente, de los descubrimientos.
En la primera carreta Margaret estaba dando compota de manzana a su niño cuando éste se atragantó con un trozo no triturado de fruta. La mamá, aterrada, gritaba desquiciada mientras la cara del crío se volvía azul. Tras muchas sacudidas logró que arrojara el tropezón. La mamá, llorando de la tensión vivida, gritó a la segunda carreta que no permitieran que los niños comieran manzanas de aquella tierra pues eran venenosas. El aviso recorrió rápidamente toda la fila.
Sin embargo, la penúltima carreta era conducida por Philippe, un hombre sordo que apenas podía oír un trueno sobre su cabeza pero que, avergonzado, nunca reconocía este aspecto. Prefería decir a todo que sí y, luego, seguir su línea, como un hombre despistado y cabezota más. Ante el mensaje transmitido desde Margaret, sin entender absolutamente nada, asintió con la cabeza y siguió guiando sus caballos. Así, la última carreta, la de la familia de Charles y Paula no recibió el consejo y siguieron dando a sus hijos las manzanas de la discordia como también lo hiciera la familia del chófer sordo.
Un día más tarde, la comitiva se adentró en un desierto pedregoso, de pronto la carreta de Margaret y su marido Peter pasó por encima de una roca provocando que éste cayera al suelo. Margaret gritó y avisó al resto de la comitiva: - debemos atarnos todos a los bancos para evitar caer, entramos en terreno muy peligroso. En minutos toda la hilera de carretas, menos las dos últimas, tenía todos sus miembros atados a las tablas de sus carromatos muertos de miedo.
Al día siguiente, Peter vio que la niebla empezaba a despejarse y le mostraba, cercano, un paisaje maravilloso de luz clara y praderas verdes a lo lejos. Temiendo que si salían de la neblina perderían el liderazgo del grupo, puesto que todos podrían guiarse por sí mismos, viró los caballos hacia la derecha siguiendo dentro de la nube y gritó a la segunda carrera: -¡No miréis hacia el oeste o quedaréis ciegos, todos mirando al este, todos al este! Y así lo hicieron, casi todos.
Unos metros más allá la carreta de Peter y Margaret cayó a un precipicio y, así, una tras otra cayeron al vacío pereciendo todos atados a la madera, salvo la familia de Philippe y la de Charles y Paula que siguieron el resplandor que provenía del Oeste y que les mostraba el camino. Sobrevivieron a la caída la familia Porter y los Smith, cayendo sobre las copas de unos extraños manzanos, como no quisieron alimentarse de sus frutos perecieron de hambre en el desierto de Nevada que se abría ante ellos.
Tres fueron los errores que cometieron Peter y Margaret al guiar a sus vecinos: la mentira, la exageración y la omisión. Antes ellos sólo sobrevivieron los sordos y los que ni siquiera les conocieron.
¿Quién te está guiando? ¿Qué pretende asustándote? ¿Por mentira, exageración u omisión? ¿Lo ha conseguido?
¡Un abrazo!
José Ángel Caperán
Psicólogo y coach en Gijón
Twitter @Jcaperan
5 comentarios
# sofi Responder
02/01/2013 10:42Hasta los 25 años fui guiada por un guía miedoso y exagerado. En su caso es una cuestión de carácter agravada por la ignorancia (creo yo). En mi mano estuvo formarme, descubrir el mundo, informarme, comparar puntos de vista y decidir mi camino a seguir.
# Luis Responder
02/01/2013 19:31la ignorancia, el miedo a lo desconocido... es la mejor forma de dominio... de tiranía, en la vida del hogar y en la vida política. Así se forjan hijos manipulables y ciudadanos sumisos. Hay padres orgullosos de sus fracasos y gobernantes de sus borregos
# Ángel Responder
02/01/2013 19:50En tu mano no tenías nada si te caparon mentalmente
# José Ángel Caperán Responder
03/01/2013 13:05Gracias Ángel, Luis y Sofi! El miedo es la mayor forma de dominio, la insatisfacción el principal motor para relativizarlo y el conocimiento la herramienta de cambio.
# Samuel Responder
03/01/2013 15:46No se puede pedir a los padres que tengan título de pedagogía, no se puede pedir que todos los hijos nazcan por amor, pero si pido más formación y más responsabilidad en todos los jóvenes para criar hijos sin miedos y con educación y respeto a la vida