En este pueblo eran mayoría las casas abandonadas por sus dueños, bien por fallecer o por irse a vivir con sus hijos a la ciudad o a una residencia. En ésta, junto al viejo molino de agua, todo había quedado tal cual lo había dejado su dueña tras un desayuno apresurado. Con la mesa puesta tal parecía que, salvo por el polvo y un tarro de miel estallado en el suelo de la cocina, la anciana esperaba volver en unas pocas horas. Sin embargo hacía ya cinco meses que se había cerrado la puerta por fuera.
Era un frigidísimo diciembre, los platos sesteaban como seres animados aburridos y rendidos a la evidencia de que el polvo de la mesa cubriría para siempre sus decoraciones florales. En una esquina de la mesa un enorme tarro de mermelada, con un capuchón de tela a modo de tapa, se congratulaba de su suerte. Tarde o temprano volverían a recoger los objetos valiosos de la casa, él el primero.
Hacía dos días que un golpe de viento había abierto la ventana de la cocina y arrojado al suelo un tarro de miel. A las pocas horas, un ratón esquelético se acercó a comer el dulce. Su lengüita hacía cosquillas al muñeco de miel desparramada que se había creado sin querer. El tarro de mermelada observaba con lástima cómo el ratón consumía al señor Miel. Sin embargo, éste no hacía más que reírse con el ratón e invitando a las hambrientas ardillas del castaño que apoyaba sus ramas en las contraventanas.
El señor Miel, sin forma calificable y sin futuro claro, se reía de las cosquillas y de los eructos satisfechos que tanto el ratón como las ardillas soltaban agradecidas. - Que aprovechen, mis amigos - dijo entre hipos de risa el señor Miel, que apenas había quedado reducido a unos cuantos pegotes en la loza.
- Qué incauto, estúpido, loco, infeliz - Le gritó el tarro de mermelada que procuraba alejarse del borde de la mesa, mientras se colocaba el lazo de su capuchón de lunares esperando su momento especial.
Esa tarde llegaron en un coche el hijo y el nieto de la dueña para recoger sus cosas y hacer limpieza. El señor Tarro Mermelada pensó que había llegado su momento.
Mientras su papá llenaba una maleta de ropa, el niño buscaba en los cajones de la cocina algo interesante. Vio el precioso recipiente lleno de algo de un color misterioso. Lo abrió y un olor nauseabundo saturó su nariz provocándole una arcada. - Puaaajjj - Dijo el niño a la vez que su padre entraba.
-Hay que tirarlo, esta mermelada está podrida- Dijo el adulto cogiendo con asco el bote.
Acto seguido el señor Tarro Mermelada fue vaciado en el fregadero sumiendo por el desagüe su preciado tesoro, del que nunca nadie pareció ser digno.
Siendo ya señor Tarro Vacío, se rompió en el fondo del saco de basura.
Respóndeme a esta pregunta: Lo bueno que tienes, o mejor dicho “lo bueno que eres”…¿Para qué, para quién y por qué lo guardas?
Los cementerios están llenos de tarros de mermelada con el precinto aún puesto.
Un fuerte abrazo!
Twitter @Jcaperan
José Ángel Caperán
Psicólogo y coach en Gijón
19 comentarios
# David Responder
07/10/2012 11:56Antes lo reservaba para una persona muy especial. Ahora tengo más satisfacción en compartirlo sin tantas reservas porque voy encontrando muchas personas especiales y es mayor la oportunidad de poder compartir, que la de atesorar para 'alguien' en un futur
# Canción Responder
08/10/2012 21:42Cada día procuro desparramar mi mermelada a todo el que quiera saborearla. Pero ! Ay de aquel que no sepa disfrutarla!. !Cierro el tarro y a correr!!
# estrella Responder
09/10/2012 07:50Guardamos objetos porque son recuerdos , cachitos de vida.Nuestro verdadero ego, a veces no lo externalizamos y también lo guardamos, porque nos lo impide el muro de la timidez, del que dirán.Abramos el bote, tal vez encontremos un bonito TESORO.
# sofi Responder
11/10/2012 16:33Tardé en abrir mi tarro el mismo tiempo que tardé en darme cuenta de que los que lo tienen abierto son más felices. No obstante, lo cierro y mantengo la distancia con infelices y pesimistas: son insaciables y agotadores, para ellos todo esta mal.
# Angel Responder
12/10/2012 12:56La intimidad es la intimidad. Pero para cada uno, lo íntimo se demuestra de distintas maneras: algunos se muestran con toda naturalidad en una playa nudista, otros ( o ellos mismos) se mueren de la vergüenza al decir unas palabras en público, aún vestidos
# mara Responder
13/10/2012 18:32creo que esto está relacionado con compartir el alma, tu interior con los que te encuentras en el camino, y no esperar algo especial para descubrir que tu tiempo se ha acabado y que estas "pasado"
# Luis Responder
14/10/2012 02:03Si, Mara, creo que compartir lo que uno es... es una gran muestra de generosidad y de seguridad en uno mismo. Si sabes entregarte significa que has alcanzado un nivel de madurez, tanto como si sabes aceptar
# Antonio Responder
17/10/2012 15:55La miel, o la jalea real... como metáfora de lo más rico y dulce que uno puede ofrecer... puede que no sea lo más rico y dulce que uno puede probar. A lo mejor, tu miel y mi miel no son tan apreciadas como nosotros creemos que se merecen, podemos ofrecera, pero no nos la comen. Y ésto puede hacer que se nos acidifique y nos amarguemos. Hay que ofrecer lo mejor, pero también hay que recibir.
# Heidi Metal Responder
19/10/2012 14:22Gracias Señor, por haberme dado un tarro casi vacío y no un sucedáneo a espuertas. Librame de los conservantes como de los conservadores, y del hambre como de la gula ajena. Dame una tapa, pero nunca una tapadera.
# Heidi Metal Responder
19/10/2012 14:24Danos el acompañamiento de pesimistas que no nos vendan recetas definitivas en este templo, si no que me ayuden a mantener el espíritu con el que un día elaboré la mía.
# Germán Responder
19/10/2012 18:54Heidi ¿alguien te come el tarro?
# Heidi Metal Responder
20/10/2012 02:18Danos leprosos negativos antes que una Lilith disfrazada de samaritana, aquejada del síndrome de "me echaron porque la seño me tiene manía"
# Heidi Metal Responder
20/10/2012 02:20Mas libranos de los felices y del coro que les alaba, que ungidos de autocomplacencia, nunca harán nada por cambiar algo, pues su mal entendido optimismo es la coartada cobarde para justificar que nada aportan al mundo.
# Germán Responder
20/10/2012 11:41Amén. Pero ¿alguien te come el tarro?
# Heidi Metal TARRORIFICA Responder
22/10/2012 14:35No nos dejes caer en la tentación de ser felices mientras haya hambre a nuestro lado. Aléjanos de quienes nos digan "deja que yo me sacie, y así podré consolarte", pues bien que mojó (su pan) en tu tarro antes que sólo quedase hiel.
# Heidi Metal Responder
22/10/2012 14:36Danos atletas malsanos antes que sanos escapistas, libranos del Facebook y de Punset , el IKEA de la psicología, tanto como de la de las revistas del corazón, y convierte en estatua de sal a quienes mencionan citas de libros que nunca leyeron.
# zzz Responder
22/10/2012 14:39El Señor ese al que le da las gracias. No ves que se lo dio mecio vacio?
# Heidi Metal Responder
25/10/2012 15:14Libranos de quienes hablan de medicación y no de meditación, y aún más de quienes confiesan una revelación cuando deberíamos hablar de re-evolución.
# Heidi Metal Responder
25/10/2012 15:15Cuando este infierno esté lleno de cuentos, los vivos caminarán sobre la tierra. Entre tanto, dormid 8 horas y haced el Camino de Santiago. Amén.