La isla de los malos navegantes

La isla de los malos navegantes

En la perdida Isla de Dávevil vivía la primera tribu de humanos de la Tierra. El año que sitúo esta historia había sido insólitamente seco. El agua dulce de los manantiales ya no se podía beber sin tragar también una bocanada de lodo. También los peces parecieron huir de aquel lugar como si la isla entera fuera para ellos un gigantesco tiburón. Todos pensaban que el mundo se reducía a su isla y más allá del mar seguía el universo oscuro que veían por las noches.

 

La gente empezó a morir, primero los más viejos y los enfermos. Un sabio, movido más por la desesperación que por la razón, ordenó a toda la tribu irse y zarpar hacia el infinito, pues para él era menos doloroso morir de esperanza que de resignación.

 

El sabio lo advirtió –El viaje ha de ser solitario, son aguas tranquilas, aguas sin fin, donde no necesitamos brújula ni indicadores porque no sabemos nada, hasta el niño recién nacido está tan bien preparado como nosotros los más viejos.

 

Cada uno construyó su propia balsa, todas individuales. Sin embargo los enamorados querían ir en la misma balsa y las madres querían llevar a sus hijos con ellas. No sólo eso, Yayái, un buen hombre deprimido por la muerte de su esposa, zarpó con un cargamento de fotografías y recuerdos de su vida con ella; Mamime, el banquero de la tribu, quiso llevarse la caja fuerte consigo.

 

El sabio les dio dos consejos importantes:

 

1. Cuando el peso de vuestro equipaje sea mayor que el peso de vuestra valentía os hundiréis. El banquero se hundió a las pocas millas.


  1. 2. Cuando el peso de vuestros seres queridos, a los que habéis privado de sus propias balsas, sea mayor que el peso de vuestra autonomía, os hundiréis, os ahogaréis vosotros por imprudentes y se ahogarán ellos asesinados por vuestro amor narcotizante, como un canto bienintencionado de sirenas carnívoras.

 

El sabio lo advirtió de nuevo –Una persona por balsa, eso sí, un destino compartido desde balsas individuales. Y el aviso más importante: está terminantemente prohibido llevar anclas en las embarcaciones.

 

El banquero dijo - ¿Qué vida me espera sin anclarme a mi dinero?

 

El sabio respondió - No pidas una vida, pide vivir simplemente e irás conformando una vida.

 

La madre dijo - ¿Qué será de mi hijo sin mí? Seré la peor madre del mundo.

 

El sabio respondió - Madre, nadie es de nadie, ni el amor más puro justifica engañar al mar yendo más de uno en la misma balsa. El peor de los capitanes de barco es aquel que no ha enseñado a su tripulación a nadar y navegar, aunque sea con un tablón y un trapo como vela.

 

El amante viudo dijo - ¿Qué vida me espera sin los recuerdos de mi amada?

 

El sabio respondió - Las balsas no deben anclarse nunca en el pasado, y el amor no se cultiva quedándose en medio del océano atrancado en un banco de memorias, no confundas el amor con la resignación. Sólo los ahogados se resignan y amar un pasado que no va a volver deja de ser amor.

 

El sabio dijo - Amor pasado con amor presente se recuerda.

 

Así, todos los habitantes de la isla, zarparon cada uno en su balsa. Las familias navegaban próximas, igual que los amantes, igual que los codiciosos con sus dineros en embarcaciones cercanas, los pintores con sus cuadros y los melancólicos con sus recuerdos a la vista pero con agua de por medio. La distancias eran lo suficientemente cortas como para amarse y lo suficientemente largas como para no estorbarse y naufragar.

 

Sólo los que consiguieron mantener ese equilibrio de distancias llegaron a tierra firme, el resto se hundieron por sobrepeso, aunque ellos hubieran dicho que se hundieron de amor.

 

El sabio dijo - Quien detenga su balsa más tiempo de lo que dura una lágrima de tristeza caer al suelo, en ese momento morirá aunque siga respirando por años y años.

 

Tú no eres madre de… padre de… mujer de… viudo de…ni arquitecto…ni mecánico…ni enfermera… Eres algo más puro, eres lo que no pesa y simplemente flota: Simplemente YO.

 

Respóndeme a estas preguntas:


¿Hasta qué punto tu balsa tiene sobrepeso?¿A qué te has anclado?
¿Si ese peso se cayera por la borda te hundías con él? ¿Por amor? ¿Por obligación? ¿Por culpa?

 

¡Espero que os haya hecho reflexionar!

Un abrazo

José Ángel Caperán

Twitter: @Jcaperan

jacaperan@gmail.com



 

13 comentarios

  • # gijonesa Responder

    29/04/2012 22:48

    para mi es dificil el "simplemente yo", me pueden ciertas inseguridades y miedos destacando entre ellos el temer a la soledad

  • # José Ángel Caperán Responder

    30/04/2012 00:08

    El miedo a la soledad es sinónimo de infravalorarnos, una persona que se conozca a sí misma jamás sentirá soledad. Lo que no podemos hacer es permitir que nadie nos defina si nosotros nos desconocemos. Si no sabemos cómo hacerlo, debemos buscar ayuda.

  • # Canción Responder

    30/04/2012 11:34

    Caperán : esta semana te has superado. Has dado en la tecla que todos tenemos en mayor o menor medida. Unos por ir en la barca de alguien , y otros por meter en la nuestra

  • # Merce Responder

    30/04/2012 14:00

    Yo directamente al fondo del mar, por pensar que llevando a mis seres queridos los puedo ayudar. Si pienso en mí sola me siento egoísta, si pienso en los familiares me siento encarcelada, pero haciendo lo que debo. Ya me gustaría decidir ir sola.

  • # José Ángel Caperán Responder

    30/04/2012 18:27

    No confundamos amor con dependencia. Esta confusión es el gérmen de los principales problemas emocionales ante cualquier cambio.

  • # lorax Responder

    02/05/2012 09:00

    maravilloso y con un contenido poderoso para reflexionar, como siempre, muy útil para la vida todo lo que nos cuentas.

  • # José Ángel Caperán Responder

    03/05/2012 13:36

    Muchas gracias lorax! Vuestros mensajes me animan mucho a escribir. Un abrazo!

  • # Marián Responder

    04/05/2012 09:59

    La mala educación en la que nos han enseñado a sentirnos responsables de todo, menos de nosotros mismos. Es dificil de aprender a pensar que "si yo no estoy bien, las personas que quiero tampoco estan bien, ni puedo cuidar de ellas o ayudarlas"

  • # Poema Responder

    06/05/2012 20:52

    Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,

  • # José Ángel Caperán Responder

    07/05/2012 16:11

    Gracias Marián y Poema. Nunca nos educaron para ser individuos sino para ser "en relación a alguien", en el mejor de los casos: buen trabajador de mi jefe (pero nunca jefe), buen marido de mi mujer, buen padre de mi hijo (pero no un buen hombre).

  • # Angel Responder

    08/05/2012 21:03

    'El sabio respondió - No pidas una vida, pide vivir simplemente e irás conformando una vida.' Tener propósito en la vida marca la diferencia entre vivir plenamente, y simplemente existir. Las personas de éxito triunfan a propósito; su éxito es el resultado de un plan preconcebido y puesto en marcha. Tu plan de acción es el mapa de la ruta que te conducirá al logro de tus metas, sueños y aspiraciones.

  • # Poema Responder

    08/05/2012 21:25

    Tú justificas mi existencia: si no te conozco, no he vivido; si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

  • # Mara Responder

    13/05/2012 00:05

    Si amas algo, dejalo libre. Si vuelve a ti, es tuyo. Si no vuelve, nunca lo fue

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