Entre los jubilenses había un grupo con conciencia, pensaban bien para los demás y para sí mismos pero, sin embargo, sentían mal y hacían mal. Sus vecinos los llamaron los “charlatanes mentales”. Son capaces de pensar correctamente lo que deben hacer, es más, escriben sus propósitos a grandes letras en las paredes de sus casas, pero no sienten acorde a sus objetivos. No experimenta ni la seguridad ni la confianza en que realizarán lo pactado consigo mismos. Al final todo queda en mera palabrería mental que ni se siente ni se lleva a la práctica.

Los Charlatanes Mentales piensan en lo que quieren pero ni sienten la motivación suficiente para hacer el esfuerzo ni, por su puesto, sus acciones llegan a puerto.

Aunque desearían lograrlo son holgazanes. No es suficiente pensar en positivo: “voy a conseguirlo, me voy a levantar todos los días a hacer ejercicio, voy a estudiar todos los días, voy a aumentar mis ventas, voy a dedicar tiempo a mi hijo, voy a mejorar mi actitud con mi pareja…” Debemos sentir la motivación necesaria para llevar a cabo la empresa y, además, sumar la valentía suficiente como para poner en marcha el plan y que se haga real.

El Guardián les dio un consejo a los Charlatanes Mentales (sienten mal, piensan bien, hacen mal):

La motivación necesaria para que vuestro cerebro mueva el corazón y las manos buscadla en la necesidad no en el deseo. Pero si tenéis que recurrir a la necesidad para actuar puede que sea demasiado tarde: “el colesterol por la nubes por no hacer deporte, el examen que debo aprobar es mañana mismo, mi competencia ha acaparado a mis clientes, ahora es mi hijo el que no tiene tiempo para estar conmigo, mi pareja me ha pedido la separación…”

Responde a esta pregunta:

¿En los objetivos que te planteas te mueves por necesidad o sólo por deseo?

¡¡Espero que participéis!!

@Jcaperan

jacaperan@gmail.com