Cuando Margarita se hizo mayor se juró a sí misma que, si alguna vez tenía hijos, haría todo porque fueran los niños más felices del mundo. Se sentirían tan amados por ella que jamás sabrían lo que es la soledad.
Como un regalo del destino llegaron sus gemelos, Raúl y Pablo. Dos niños inquietos, con la energía de dos pequeños volcanes.
A los cuatro años Margarita empezó a no poder levantarse de la cama. Una extraña enfermedad la tenía paralizada de cintura para abajo. Ella, siempre centrada en sus hijos, tuvo pánico de que les pasara algo malo y no poder ayudarlos. Para que los gemelos nunca se escaparan de su vista ideó una historia.
-Mamá ¿por qué me aprieta aquí? –preguntó Raúl señalándose la boca del estómago en una ruidosa noche de tormenta.
-Porque la sombra del señor Miedo está tocando tu puerta – le advirtió mamá-. Es el aviso de que debes correr hacia mí antes de que llegue el señor Miedo en persona –la mujer le señaló al corazón-. Porque nunca se sabe si su sombra es muy larga o muy corta, si te dará tiempo a encontrarme o el Miedo te comerá antes.
Con este truco logró que durante toda la infancia sus hijos se mantuvieran unidos a ella por un fuerte hilo invisible. Cualquier cosa desconocida y lejana de mamá era estratégicamente envuelta con la sombra del Miedo.
Ya adolescentes, ambos seguían en la telaraña de seguridad que había tejido su madre. Sin embargo, ésta, que ya se le había su afán sobreprotector, les exigió ser niños normales: sociables, valientes e intrépidos. Pero había criado a dos cachorros temerosos, inseguros y llenos de complejos que sólo se sentían seguros dentro de los límites de su casa. Cada día los cubría de reproches y no hacía más incrementar la frustración de los gemelos.
Un día el imberbe Pablo le espetó a su madre: - tú eres lo peor de mí, tú me has hecho así y ahora quieres que sea otra persona. Margarita quedó noqueada con aquella afirmación.
En la siguiente etapa de su enfermedad Marga iba perdiendo el habla inevitablemente. Antes de quedarse sin palabra decidió liberar a sus hijos de aquellas cadenas imaginarias que los ataban a ella.
-Hijos, os he dado un mensaje incompleto que ahora, mayores, debéis escuchar y aplicar para ser felices – comenzó, misteriosa-. El señor Miedo tiene el sol justo a su espalda. El sol es la vida, la felicidad y el tesoro. Y esa luz no es para todo el mundo, no todo el mundo puede tocarla. "Lo bueno de la vida" utiliza al Miedo que, realmente, es diminuto, como una pulga de una pulga, para proyectar su sombra tan larga que nos mantiene lejos de esa celosa dicha como los pájaros ante el espantajo.
Pidiéndoles perdón por quererles demasiado, Margarita no volvió a hablar.
¿Eres el origen de que tu hijo tenga esa personalidad inadaptada?
Autor: José Ángel Caperán
Psicólogo en Gijón. Nº Col. O-01888
Consultas y cita previa: C/Magnus Blikstad 21, entres. D. Gijón.
984 052 925
jacaperan@gmail.com
7 comentarios
# Cipri Responder
29/08/2016 18:52Realmente pareces psicólogo y sabes poner el dedo en la llaga. Cuantos hijos tontos hay por ahí por culpa de unos padres que los quieren mantener bien sujetos por hilos invisibles. Lapeor de las manipulaciones, la del miedo, la de la castración mental. Después esos niños crecen y crecen sus miedos. El Psicoanálisis a la sociedad contemporánea de Fromm, nos pone en antecedentes y El miedo a la Libertad profundiza en el tema. Como los padres manejan a los hijos, los políticos manejan al pueblo. Noam Chomsky también ha escrito algo sobre ese miedo. Podríamos preguntar quién es la madre de cada uno de los políticos que hoy están en el candelero. La madre de esos jefes tiranos inadaptados sociales, de esos compañeros que maltratan a sus parejas, de esos que son capaces de violar a una joven desconocida en un portal con nocturnidad, premeditación y alevosía. A esa violeda le quedará el miedo en el cuerpo para toda su vida a pesar de todos los cuidados psicológicos que se le presten. No se si machos-machistas así pueden llegar a ser buenos padres de familia, o pueden ser de esos que acaban matando a la compañera. Hay que prevenir. Lo de la castración física, no química, sería un remedio paliativo. Lo del cambio de la actitud mental ante la mujer sería más difícil lograr a pesar de trabajarlo y tengo mis dudas de que se les pueda re-generar para la sociedad, puesto que son de-generados. Poder ir por la calle a cualquier hora sin miedo a ser agredido, es haber alcanzado un nivel muy alto de confianza en ese entono, de civismo, de calidad de vida. Igual las madres de estos malnacidos pecaron de debilidad, de exceso de celo, de deseos de dominación, de dejadez y no supieron inculcar a sus hijos el valor de la libertad. Lo importante es una madre, no es un padre. Hay madres desnaturalizadas que deben ir al psicólogo, no para que aprendar a ser madres, que es algo instintivo, como el instinto de supervivencia, sino para que dejen de perjudicar a sus semejantes, de manipular con el miedo. La mente de cada uno es algo muy personal y el modo como cada uno se proporciona placer también. Pero nunca está de más que desde niños, en familia se eduque a los niños y niñas en familia en un clima de respeto e igualdad, sin represiones, que no salgan esos chicos de casa como los toros de los toriles, embistiendo a cualquier trapo que se mueva. Faltan psicólogos, sobran hijos de puta a los que no les inculcaron el respeto a la vida de los demás.
# Emilio Responder
30/08/2016 00:00No se si lo que dice Cipri es pasarse tres pueblos, si está dentro de lo políticamente correcto, de lo éticamente adecuado, de lo legalmente admisible, de lo socialmente aceptable. Para arreglar coches hace falta saber mecánica, para cortar una apéndice (vermicular) hace falta saber medicina. Para ser madre basta que te preñen y no hace falta que tengas ni puta idea de puericultura, ni de pedagogía, ni de ... y muchas madres suplen todo eso con amor. Conocí una madre con ocho hijos que inculcaba el miedo a sus hijos, conocí el fracaso de tres de sus hijas. Tener hijos es una responsabilidad muy grande y cuando no tienes amor por ellos ni puta idea de cómo educarlos, mejor que los vendas y mejor aún que uses anticonceptivos, porque pedir eso de la continencia suma es sólo para las religiosas que han hecho el voto de castidad. Los valores humanos se pierden en función de la ciudad donde vivas y del número de habitantes. Si tu aspiración es vivir a la moda, ambicionas poder y estar todas
# Alberto Responder
31/08/2016 12:51hiperprotección por hiperinseguridad, por hiperignorancia. En las familias se crean hijos así. Y en las escuelas no se regeneran, no se les enseña a ser independientes de criterio. Y es que a la madre le interesan niños manipulables y al gobierno borregos manejables. Y así nos luce el pelo. Valoro mucho los cuentos de Cape. Por las influencias que sean, estamos perdiendo esa sensibilidad muy próxima al amor.
# Arturo Responder
19/09/2016 01:23NO abandones este blog que con tanta ilusión empezaste. ¿Te va mal? ¿Ya no quieres transmitir?
# José Ángel Caperán Responder
04/10/2016 20:39Hola a todos! No he dejado el blog, gracias por vuestros mensajes. Es que no tengo mucho tiempo, pero mira esta semana me pongo de nuevo a ver si me sale algo decente para colgar e intento tener mayor autodisciplina. Gracias por vuestro feedback!
# Santín Responder
04/10/2016 22:37Pues si no te falta el trabajo me alegro. De cualquier manera hay muchos potenciales clientes. Todos necesitamos un entrenador personal que nos canalice nuestros esfuerzos hacia el logro de nuestras metas. Un abrazo
# Serafín Responder
06/10/2016 00:49Has pensado, Capi, lo que te reporta esta ventana al mundo? Has pensado a cuanta gente llegan tus cuentos? Has pensado que es una de las mejores formas de darte a conocer? Has pensado en la cantidad de jóvenes que necesitan tu ayuda?