Seguro que sabes que, como muchos fotógrafos, tengo una página en Facebook donde comparto mis fotografías con "el mundo mundial", pero lo que puede que no sepas, es hasta donde puede llegar una página de estas características...
Lo que nació como una página para compartir fotografías, sólo de manera que sirviera de archivo y que si alguien pasa y las mira... bien, ¡se convierte en algo muy grande! No me refiero a grande en visitas, en comentarios o en "me gusta", me refiero a la gente que la visita.
A día de hoy cuento con "x" seguidores y con "z" visitas semanales y lo sorprendente es que se va creando un vínculo con todos y cada uno de ellos muy grande, hasta el punto en que recuerdas los nombres, las caras, la imagen del perfil, a qué se dedican, donde viven, etc. También te acostumbras a los comentarios y si un día falta alguien... se echa de menos... Pero lo realmente sorprendente es que también ocurre de forma recíproca, la gente me recuerda cosas que he dicho días atrás, o me habla de una foto de hace un mes, me pregunta por algo que días atrás yo mostraba preocupación... Todo un lujo que hay que valorar y lo aprecio día a día.
Cada día me llegan muchos mensajes, me piden opinión sobre un modelo de cámara, o qué cámara regalar a su pareja, hermano, hijo, nieto, etc. También me envían fotos y me piden valorarla, aunque esto me cuesta mucho ya que yo pienso que no hay foto mala, sólo hay que mirar lo bueno de cada foto y valorar eso encima de todo, aunque si quieren que valore "técnicamente" la foto, tienen mi humilde y objetiva opinión.
Otro de los temas, sobre la página, que me encanta, es la de las personas que están viviendo fuera de la tierrina (Asturias), sus comentarios me alegran sobremanera, pero también me entristecen, ya que cuando hablan de los kilómetros que les separan, los amigos y familia alejados, las ganas de una sidra...
Justo aquí es donde quería llegar y contarte una anécdota de las que, creo, no olvidaré el resto de mi vida:
Creo que ya han pasado un par de meses desde que, cierto día, me suena el móvil (yo estaba en mi casa a punto de comer) y veo un número muy raro... Como muchas veces me llaman desde centralitas pues contesto y... escucho una voz muy lejana... de una mujer que pregunta por Luis Santiago "El fotógrafo"...
Le contesto que soy yo y me empieza a explicar que, nacida en Gijón, lleva 50 años viviendo en Buenos Aires y que día a día recuerda la tierra donde vivió su niñez a través de mis fotos... Mientras yo me encontraba emocionado y anonadado, siguió contándome que quería escuchar mi voz y agradecerme "por voz" las fotografías... La verdad es que, en ese momento me quedé sin palabras y pocas le pude decir más que "gracias y siento que estés lejos de la tierra".
Puedes ver, amigo de la fotografía, que la página de Facebook es algo más de lo que parece ser y que estoy y estaré agradecido de que compartas las fotos, de los comentarios, de los "me gusta"... pero sobre todo... de tus sentimientos.
Como siempre, incluyo una fotografía... Imagen que va dedicada a todas y cada una de las personas que me visitan día a día..
Luis Santiago
www.facebook.com/fotoluissantiago