Una de mis debilidades cuando salgo en mis días libres, es descubrir casas de indianos. Por suerte se encuentran desperdigadas por toda nuestra geografía, un buen número de ellas, sobre todo en las zonas rurales donde la expansión urbana acabó con chalets y residencias ajardinadas.
Lo que más me atrae de estos edificios es la muestra de los pequeños o grandes triunfos que sus propietarios quisieron poner de relieve a la hora de construirlos.
Clarín en “La Regenta” Ya hablaba del mal gusto de los indianos, tildándolos de chabacanos y ostentosos. En una época en que la aristocracia y burguesía se alojaba en viejas casonas familiares.
Los indianos rompieron las normas establecidas contratando para ello a los mejores arquitectos vanguardistas, que eran hispanoamericanos, de E.E.U.U. o España. En una época en que el Modernismo estaba en auge, se dio rienda suelta a la profusión de adornos, sobre todo de temática vegetal, y se utilizaron materiales innovadores como el hierro y el cristal, para balaustradas, columnas y galerías. También se dotó a las nuevas construcciones con los mayores adelantos de la época, no solo en las viviendas si no también edificios civiles que financiaron en su pueblo natal, como escuelas, mercados, y lavaderos…etc.
También hubo indianos que aunque no se podían permitir la construcción de esos magníficos palacetes, sí pudieron comprar una casona en el pueblo, reformándola, y añadiendo una torre o galería.
Por supuesto lo que no podía faltar en el jardín de la casa en mayor o menor medida , era la plantación de especies exóticas: Palmeras, magnolios, araucarias..
A lo largo de estas semanas, os mostraré construcciones de indianos, que mas me gustan. Unas por su fastuosidad, otras por su originalidad y otras por su funcionalidad.