Asturias ha sido  foco de habituales éxodos.Mi artículo anterior  fué dedicado a las mujeres (perdóneme el sexo masculino, si como hembra antepongo a su condición mis crónicas,por supuesto sin caer en el mefinismo) pero como mujeres y madres sufrieron mas las ausencias .

Miles de hombres viajaron a diversas partes de la Península a emprender diversos oficios.Todos ellos no herederos de la casería , pués en nuestra tierra imperaba la ley del "Mairazu” o mayorazgo, y los mozos restantes se vieron obligados a ganarse fortuna en diversas capitales como Madrid o Sevilla.

Los arrieros aunque residían en su hogar asturiano viajaban ransportando  mercancías principalmente de nuestra región a la capital de España  , pero también a buena parte de la Península  a partir del siglo XVI.

Solo en ocasiones durante el invierno cuando los pasos se hacían impracticables se interrumpían estas expediciones.

Los arrieros lo mismo conducían a toda gente que pudiera permitírselo , ya que viajar sólo, suponía un riesgo, debido a los malos caminos y abundancia de bandidos que transportaban productos asturianos.

Sardinas, besugos,merluza, de nuestros puertos. La costumbre de cocinar el pescado con limón viene de esta época, ya que la ausencia de frigoríficos y las largas jornadas, hacían que la pesca no llegase en buenas condiciones y el limón conservaba y eliminaba el mal olor.

También eran muy  preciados los embutidos de Grao Tineo y Siero.

Salmones de Arriondas y Pravia, truchas del Narcea.

Sidra de Villaviciosa, frutas de Candamo.

También  transportaron otros productos como carbón y cok de nuestras minas. Tabaco de Gijón  y cristalería de Avilés y Gijón.

Los arrieros se agrupaban llevando hasta siete recuas , cubriendo el viaje en nueve jornadas con paradas en sucesivas ventas. Las rutas mas habituales eran las que salían de Cangas de Narcea por Llaciana y la que atravesaba  Pajares. A la altura de Benavente se juntaban todos en la venta de Tercero donde pernoctaban.

Se realizaba una parada en Rueda para comprar vino. Y la última noche se pasaba en Villalba, para al día siguiente atravesar el Puerto de Guadarrama.

Ya en Madrid se dirigían al Parador de la Madera lugar predilecto de los asturianos para pernoctar, para al día siguiente emprender el camino de regreso.

En dos épocas del año se realizaban viajes extraordinaros. Días antes de Semana Santa se realizaba el llamado “viaje de la cera” para el envío de cirios . Y en Diciembre se mandaban dulces de manzana y otros obsequios  para los familiares residentes fuera de la tierra.