Estamos en época de amagüestos, la sidra dulce  recién salida del llagar, se acompaña de castañas, asadas o cocidas. Hoy en día las tomamos como aperitivo o en diversos postres, pero en tiempos pasados  y sobre todo antes de la llegada de la patata y el maíz, fueron un alimento básico en nuestra cultura tradicional, para el consumo humano y animal Y no faltaba  lo largo de todo el año.

Los castaños crecían en los montes comunales y eran propiedad  del pueblo o de una familia. Aunque ya se consumía este fruto junto con la bellota en el Paleolítico, fueron los romanos los que extendieron su cultivo

En la actualidad estos árboles han sido sustituyéndose por eucaliptos más rentables por su madera.

Su recogida era considerada de gran importancia social. Toda la familia participaba en la güeta. Esta se realizaba durante días, incluso semanas según iban cayendo de la castañal. Se utilizaba les mordazes para separar el oriciu del fruto evitando así pincharse. Se recogían en cuerres, dejando las más pequeñas para los cerdos y se dejaban secar en los corredores de las casas y horreos, dándoles la vuelta todos los días para que no se amugorasen o cocasen.

Les castañes se comían crudas, secas, que eran les mayuques a las que se les echaba leche y así se hidrataban de nuevo. En algunos lugares se les denominaba pulguines.Asadas o cocidas solas, o en pote con berzes y compangu. También se las molía para hacer harina.

Pero  donde su consumo tomaba carácter festivo era en los amagüestos, magüestos o magostos. Se cree que su denominación proviene del término Magnus Ustus (Gran Fuego), relacionando esta celebración con el fuego.

En los Amaguestos se reunía la gente, sobre todo los mozos para comer, beber y danzar.

En la Vigilia de Todos Los Santos, se celebraba el Amagüestu de Difuntos. En el que en la casa se asaban las castañas alrededor de una hoguera. Al terminar, las castañas sobrantes se tiraban al suelo diciendo:

“ Esto ye pa que xinten los difuntos”