Vamos a hablar sobre nuestra indumentaria tradicional, pero como la mayoría de vosotros conocéis como nos vestimos los asturianos, os contaré las curiosidades y usos del traje en la tradición.

Esta semana le toca a la indumentaria femenina

Como ropa interior se usaba la camisa , que estaba confeccionada en lino y podía ser de diferentes calidades dependiendo de la economía.

Llegaba hasta media pierna. Debajo no se usaba  otra ropa interior. Con ésta prenda se dormía, y se decía que se estaba “desnudo en camisa”.

La parte del faldón llevaba dos aberturas laterales, que se amarraban  a los muslos para ponerse los paños cuando se  tenía la regla. Muchas camisas llevaban un corte a la altura de la cadera con una pieza de lino diferente, ya que se estropeaba mucho más esta parte al ser manchada de orín y sangre.

La medias eran de lana, pintas o blancas. Las azules eran para gente rica. Llegaban hasta la rodilla y se sujetaban a la pierna con unas ligas confeccionadas en lana tejida.

Las sayas y refaxos, además de abrigar, realzaban las caderas. Los manteos  o rodaos,  solamente quedaron relegados a la zona Suroccidental asturiana, su uso estuvo extendido por nuestra geografía, y se cree que es la forma más antigua del uso de la saya. Debajo de la falda se utilizaba un buen número de refaxos, que eran faldas de diferentes colores y confeccionadas en paño más fino que las sayas. Se podían llevar desde dos hasta siete las novias.

Los mozos para saber si la rapaza era de posibles, y tenía dinero para lucir refaxos, pinchaban en las traseras  de la elegida con un alfiler. En la moza estaba no decir ni pío aunque dieran en carnes.

El xustillu  (corpiño) estaba confeccionado generalmente en brocado de seda de diferentes colores. Su utilidad no era otra que la de realzar  la cintura y sujetar el pecho. A veces llevaba unas pequeñas cortinillas a la altura del busto para facilitar a la madre el descubrirse para amamantar al niño.

Los mandiles  se  utilizaban  diario. Bien para el trabajo que entones era largo para cubrir la saya y confeccionado en telas más burdas. O  para lucirlo en días de fiesta, confeccionado en sedas, terciopelos y bordados.

Para cubrir los hombros se utilizaban dengues, mantos de lana o de seda bordados.

El pañuelo lo comenzaba a usar la niña cuando ya era “mocina”. Hasta entonces llevaba el pelo “tendido” adornado con cintas.

Cuando se casaba se cuidaba de llevar el pelo bien cubierto, ya que lo contrario daba sensación e descuido y ser copo “curiosa”. En casa si lo tenía quitado por el calor, lo ponía inmediatamente si llegaba alguien de afuera.

Los pañuelos podían ser de muchos colores y tejidos, los más costosos los de seda en colores rojos y azules.

La Corexa o faltriquera se colocaba debajo de la saya amarrada a la cintura con cintas. Se utilizaba para guardar los dineros o avellanes o cualquier cosa que la moza quisiera tener a buen recaudo. Confeccionada en diferentes formas y telas ,podía incluso adornarse con cintas y bordados.

La mujer para adornarse, lucía pendientes con perendengues de coral, azabache  y más raramente en perlas de aljófar. Las arracadas eran unos aretes, típicos de Castilla que los mozos traían a las novias cuando venían de la siega. Estos pendientes sólo los usaban las casadas.

Al cuello lucían cruces y medallas con cintas de terciopelo, y collares de coral , azabache o cuentas de cristal, de varias vueltas. Se amarraban con lazos de colores, llamadas colonias, que en ocasiones las mozas tocaban con ellas al santo  de su devoción para que les diese su protección.

En el dengue se podían lucir broches, alfileres y flores  prendidas a un lado. Era conocido el dicho para colocar el ramillete

“Rabo arriba, comprometida.

Rabo abajo, buscando majo”