En la casería existían otros animales pequeños pero también importantes. Cada casa tenía algún gallo y gallinas. Cada gallo atendía su propio harén no tolerando otros machos en su gallinero, de ahí el dicho cuando un mozo tenía éxito entre las mozas decirle “que era el gallu la quintana”

Los huevos al igual que la carne eran un componente nutritivo muy importante en la dieta. Para las paridas era condición indispensable matar una pita y  darles el caldo para su pronta recuperación. El cuidado de les pites era cargo de la mujer. Se las soltaba por la mañana para “escargatiar” por la güerta y la caleya completando así con merucos y llimiagos su dieta a base de maíz y berzas.

Había que vigilar que tuviesen suficiente calcio para poner los huevos , una señal de esta carencia era que las gallinas picoteaban sus propios huevos para comerse la cáscara.

La estancia donde dormían y ponían los huevos debía permanecer seca porque si no las aves no ponían.

En invierno ponen menos que en verano por la falta de luz.

“en setiembre

Les pites vende

Y en Avientu

Vuélveles a comprar”

Las gallinas, al igual que el resto de las especies animales criadas por el hombre, se adaptaban a las condiciones medioambientales, climáticas y geográficas de la zona. En primer lugar la naturaleza y luego el hombre fueron acondicionándolo con la elección de razas.

En Asturias nuestra raza  autóctona es la “pita pinta” perteneciente al tronco Atlántico.

Es semipesada ,bastante buena ponedora y "enllueza" muy bien en semilibertad. Los pitinos no presentan dimorfismo sexual hasta que no son grandes.

se caracteriza por una cresta pequeña y rabo corto. Las variedades de color en el plumaje son la roxa , blanca y negra donde cada pluma remata en blanco dándole el moteado típico.