El baño era un hacer que requería tiempo, ya que entonces no existían las bañeras ni las duchas actuales, y mucho menos la comodidad de abrir un grifo y que salga agua caliente. Las mozas  se lavaban en una tina o barcal en la cocina, echando calderos de agua calentada al fuego.

Si se tenía el período, no podían bañarse ni lavarse el pelo ya que podían morirse o “quedar desquiciada”. Más que una superstición, en mi opinión esta creencia se debía a la carencia de agua corriente caliente, y el cambio brusco de temperatura al bañarse con agua fría en casa o en el río, era lo que provocaban estos “males”.

Un artículo de lujo era el llamado jabón de olor, que era utilizado en ocasiones especiales, ya que lo normal era hacerlo con jabón fabricado en casa.

Lavarse el pelo con el agua de San Juan hacía que éste creciera con abundancia, algo que  las asturianas llevaban con orgullo , ya que tener una buena mata era un don envidiable.

Se daba importancia al peinado del cabello y tenía un gran significado. Una estrofa del baile vaqueiro “La Media Vuelta” dice así:

Dime para quien te peinas

Para quien te estás peinando

Si te peinas para mí

Aquí tienes un esclavo.

El no peinarse para alguien significaba malquerer o desdén hacia esa persona. Las mozas solteras llevaban el pelo suelto o “tendido” , como símbolo de su virginidad, no usaban complicados peinados,solo adornándolo con cintas de colores

Es tu pelo cadenas

De muchas armas

Que cuando mas lo sueltas

Mejor me atas.

Los peines se hacían de madera, hueso o asta de vaca, grabados a veces con iniciales u otros dibujos, y solían ser regalos del novio. Los artesanos no solo los fabricaban con púas grandes y separadas, también hacían lendreras, que eran de uso muy común para liberar del pelo liendres y piojos. La reina Isabel II disponía en su tocador un juego de lendreras junto con sus peines.

También existían remedios caseros para eliminar estos molestos inquilinos como echar en la cabeza vinagre lo más caliente posible y envolver a continuación esta con un paño.

Conservar los dientes hasta avanzada edad era un don, pero se podía recurrir a diversos remedios: Se hacían enjuagues a base de llantén, y para blanquearlos se utilizaba polvo de mármol blanco con sal  y amoniaco, que frotándolos con este mejunje los volvía “lustrosos”.

El escarbadientes o palillo era el sustituto del actual cepillo de dientes, que pasó,como otros usos domésticos, de las clases acomodadas al pueblo llano. Y aunque el hambre en ocasiones fue grande, el palillo no dejaba de danzar en las bocas, aún teniendo la tripa vacía.

Para el dolor de muelas, lo mejor era hacer inhalaciones con beleño. Pero si el sufrimiento no remitía lo único que se podía hacer era recurrir al sacamuelas, que casi siempre era el herrero o el barbero.

En cuanto  la estética del hombre, éste siempre iba con el pelo corto y rasurado, sobre todo en domingo y fiestas de guardar , o para el baile.

Los bigotes y barbas se quedaban para las clases acomodadas, que seguían las modas francesas.