Sobrevivir a Wert

Sobrevivir a Wert

Hay ministros que nunca se olvidan. Por un motivo u otro, ahí están en una alineación impresionante López Rodó, Solís, Martín Villa, Fraga, Fernández Ordóñez, Solchaga, Abril Martorell, Fernando Morán, Sancho Rof, Esperanza Aguirre… José Ignacio Wert ha batido récords de entrada en el club de los ministros que nunca se olvidan. Desde anécdotas que provocan esa candidez que nos hace decir que son personas humanas (pongamos la de que “en los institutos Cervantes trabajará el ‘dream team’ de nuestra cultura”) hasta la sangrante inoportunidad de expresar el ideario en voz alta: “El ahorro en Educación no es un capricho, es una cuestión de supervivencia de los pilares centrales del Estado del bienestar”. Abunda Wert en su microcosmos de contradicciones que está hablando de “lo urgente, no de lo importante”. Y pretende, finalmente, que cuele el tema de que hay que diferenciar entre la apremiante necesidad de ahorrar y la reforma académica que prepara el Gobierno para combatir “el fracaso y el abandono escolares”. Wert lleva camino de convertirse también en el ministro que mayores consensos concita en tan breve trayectoria: el rechazo de la gran mayoría de los integrantes de los colectivos que interesan a su ministerio (todavía colea la presunta censura de discursos críticos en la gala de los premios Max). Arropada por el caos que genera la improvisación atroz con que se está encarando la crisis, la gestión de Wert evoluciona a golpe de recortes, a empujones desde el núcleo duro de los ajustes que denomina reformas. Y eso que la tercera parte de su ministerio, el deporte, parece que no le toca (esperemos a que pasen los JJOO de Londres para  ver qué pasa con el programa ADO). Hablar en público de las urgencias y no de las importancias (o necesidades vitales, en este caso) es de mala educación, además de conformar una pésima estrategia política. Ni siquiera las transparencias que parece querer transmitir el ministro tienen el mínimo de credibilidad suficiente para el corte. Esta tremenda descomposición coyuntural, tan difícilmente llevadera se hace aún más insoportable con estas pertinaces presencias. Quizás en otros tiempos menos agresivos fueron necesarias para mantener debates y pulsos razonables. Ahora, sobrevivir a Wert es una carga más. Nada divertida y de poco valor educativo y evolutivo.

 

ILUSTRACIÓN: Ebenezer Scrooge se encuentra con la Ignorancia y la Miseria

Dejar un comentario

captcha