El doctor en Psicología Javier Urra (más conocido por haber sido Defensor del Menor en Madrid) aseguraba el otro día que para ser feliz hay que tener conciencia, ética y moral. También el otro día, Luis Eduardo Aute decía que está todo tan jodido que para ser feliz hay que ser un enfermo. ¿Hay que elegir? Loquillo y Alaska se conformaban con un camión para ser felices, y eso que eran buenos tiempos. John Lennon tituló (traducción muy libre) que la felicidad era un arma caliente, o tibia, y ahí fabuló todo el mundo con todas las posibles intenciones del autor. Noel Soto escribió que la felicidad está más arriba, aunque no dijo de dónde. También Platón pensaba que estaba en la vida más allá de la muerte. La verdad es que aquí hay muertos en vida que aún no la conocen y, según las previsiones, lo van a tener crudo. La mayor parte de los buscadores de oro creen que la felicidad es una señora, tal vez por ser vocablo del femenino muy singular, aunque nadie se atreve a dibujarla como un personaje conceptual, tal como se representan la justicia, el infierno o el mismo Dios. No digo yo que Urra esté equivocado, pero según su hoja de ruta para la felicidad no hay duda de que estamos rodeados de infelices. ¿Conciencia, ética y moral? Me quedo con la reflexión experta de Aute, y no percibo que estemos rodeados de enfermos luego (axioma de caleya) sí de infelices. En este contexto no excesivamente feliz, quizá la dicha, que es una forma menor de la felicidad, esté en dejar bien claro que a la conciencia es mejor apelarla desde la ética de la calle, la moral de los indignados, la razón del actual hartazgo de cabreo.
1 comentario
# X Responder
28/02/2012 12:39Para mi la frase de Aute representa el pesimismo y la autocompasión del que siempre lo tuvo "todo". ¿Qué tiempo pasado fue mejor que el actual para ser feliz? ¿Cuántas generaciones no han vivido una guerra? (que es lo que yo considero estar "todo jodido")