Comentando los últimos reportajes colaterales de la truculenta Europa monetaria, me dice un amigo que ante la posibilidad de un funesto advenimiento está tranquilo porque el ‘corralito’ español le sorprendería en números rojos. Aun siendo la quiebra total mucho más que improbable, lo cierto es que cada vez que aparece la Merkel por los telediarios se hace un gran silencio y al personal le entra el canguelo. Sarkozy dice que no habrá una segunda oportunidad, el imperio británico se da mus y Metallica y Red Hot Chilli Peppers adelantan su gira europea, con parada en España, ante el temor de que el euro desaparezca y sus contratos se paguen en moneda devaluada. Apoteósico. Hasta el rock ha perdido la fe. Si aplicamos la lupa descendente, Rajoy dice que las urnas lo legitiman para cortar el césped y, aún en más pequeño, Fitch (que al parecer es una agencia y no un señor) advierte a Cascos de que se le ha agotado el margen para realizar ajustes en la sanidad. No conoce a Cascos este Fitch. Si no entiendo mal, la agencia de calificación le ha sacado ya dos tarjetas al gobierno de Foro y amenaza con otra seria reprimenda en la próxima primavera. No me pregunten de qué modo afectan estos sesudos informes a la vida de las plantas, pero creo que tienen cierta influencia sobre quienes deciden que han de hacer con el dinero, como menearlo para no perderlo y, de paso, asegurar un mínimo de oportunidades a quienes sufrimos estos seísmos incomprensibles sin ser preguntados. No es, en ningún caso, recomendable seguir el ejemplo de Metallica.