La preocupación por la escasez y consecuente encarecimiento de la energía, unido a la pérdida de calidad medioambiental, va en aumento.

El rápido agravamiento de la situación, con respecto a estos problemas, requiere una urgente búsqueda de soluciones.

De la concienciación del problema energético, dependerá la posibilidad de esperanzadoras propuestas, que vendrán de la mano de la investigación y del desarrollo de nuevas tecnologías que acabarán resolviendo la escasez de energía disponible, hasta pasar de la energía de los recursos naturales, a la energía del conocimiento: inteligente, eficiente y ecológica.

Sin embargo, existe notable pereza en lo que respecta a propuestas de orden político, oconómico y social, que mitiguen, aunque sea parcial y temporalmente, los actuales problemas.

A la espera de avanzadas alternativas que den solución satisfactoria y contundente al presente escenario abrumador, y que nos sitúen definitivamente en un nuevo paradigma energético, y en la confianza de la pronta llegada de ese nuevo marco de acceso a nuevas fuentes de energía barata, abundante, y medioambientalmente neutra, caben soluciones parciales que resuelvan temporalmente parte de nuestros problemas. Y estas propuestas deben venir del lado de la eficiencia y del uso racional y sensato de las caras, escasas, y problemáticas fuentes energéticas actuales.

El adecuado cauce para tender ese puente que nos lleve desde la incómoda situación actual, a la tranquilizadora venidera, debería ser el de la construcción de una potente conciencia social, una especie de "cruzada" antidespilfarro energético, que necesariamente ha de venir liderada por los representantes políticos y líderes sociales, intelectuales, y medios de comunicación.

Es extraordinariamente urgente ponerse en marcha para trasladar ya, esa necesidad de economía energética, porque de todos es sabido, que los cambios en los comportamientos sociales son muy lentos.

En los últimos años hemos hecho avances importantes potenciando modelos sociales más razonables: la conciencia antitabaco, la lucha contra la droga, la conquista de derechos a favor de las igualdades y libertades sociales...

Formar una conciencia colectiva sólida y bien instalada, ayudaría de una manera notoria, a relajar dos de los más importantes problemas con los que hemos de lidiar en este momento: el económico y el ecológico. Dos pájaros de un tiro.

Lo que se plantea no es dejar de consumir, es sencillamente, dejar de derrochar. Evitar el abuso y el exceso, que no conducen a mejorar la eficiencia, ni redundan en una utilización razonable y satisfactoria de los recursos energéticos. El despilfarro no beneficia a casi nadie y sí perjudica a la mayoría.

Recuerde: aunque usted pueda permitírselo, la Sociedad Global no puede.

Por favor, el último en salir, que apague la luz...

Nos vemos. Besitos. Click.