Ayer noche estaba viendo la televisión, cuando sin querer, empecé a desviar mi atención y abstraerme en mis propios pensamientos.

Y pensé que lo que más detesto en las personas es la envidia. Más incluso que el egoismo, la avaricia o la mentira. Y sabéis por qué? pues porque creo que en sí misma genera todo lo demás: la maldad, el engaño, la doblez, la intencionalidad...

La envidia es una desgracia. Un padecimiento crónico e incurable. Es una pasión, y como tal, amigos míos, muy difícil de controlar.

El envidioso nunca descansa. Odia al envidiado por no ser como él, pero tampoco está a gusto consigo mismo por ser quien es o como es: no se acepta, no se gusta.

Hace de su vida un proyecto imposible. Jamás sus logros le resultan suficientes. Esta insatisfacción, para su tormento, le acompañará hasta el final de sus días.

Una de las peculiaridades de la actuación envidiosa es que se disfraza y se esconde, tanto a uno mismo, como por supuesto, a terceras personas. Pero... ¿qué es lo que oculta el envidioso?

Sin duda, lo primero que intenta tapar es su posición inferior con respecto al envidiado. Jamás reconoce la superioridad del otro. Y segundo: sus más bajos instintos. Por todos los medios, pretende la destrucción de la persona que envidia y de su entorno; no necesariamente del cuerpo físico, si no de su imagen.

Rochefoucauld, eminente escritor francés del siglo XVII escribía: "a menudo se hace ostentación de las pasiones, aunque sean las más criminales, pero la envidia es una pasión cobarde y vergonzosa, que nadie se atreve nunca a admitir".

Uff... ojalá pudiésemos disponer de un detector de esos que pitan, para que cuando estuviésemos cerca de un envidioso nos lo advirtiera, y así poder apartarnos. Es lo mejor y lo más sensato. Y me refiero a la envidia como patología, a esa que nos pone "verdes", y no a la que entra dentro de los baremos normales de la condición humana.

Para aquellos que alguna vez se han sentido envidiados, ahí va un punto de autoestima: sabed que no se envidia a quien se considera inferior.

Dicen los expertos en pecados capitales, que lo que más provoca al envidioso es la inteligencia, la belleza, o el bienestar que ve en otra persona. Este es, en teoría, el ranking, pero en la práctica vale cualquier cosa que ellos crean no tener.

Y siempre se carece de algo...

Nos vemos. Besitos. Click.