¿Alguien sabría decirme el por qué escogemos a una persona determinada para enamorarnos, y no a otra?

Supongo que la llamada "Teoría de la Correspondencia" tiene algo que ver en esto.

Según esta teoría: "Cada cual busca la pareja que cree merecer". Será.

También parece que cuando encontramos a la persona que creemos conveniente, nuestra química se dispara. Los niveles de dopamina (hormona asociada a los mecanismos de recompensa en el cerebro) se elevan, y nos producen una agradable sensación emocional.

Otra hormona que también potenciamos con el amor es la oxitocina, conocida en términos coloquiales como la "hormona del cariño". Se libera durante los abrazos y el contacto físico agradable. Es, en gran parte, la responsable de nuestro comportamiento sexual.

Algunos científicos creen que cuando la oxitocina se combina con los estrógenos femeninos, vuelve a la mujer cariñosa y conversadora. (Interesante sería hacer un estudio sobre amor, química y porteras).

Por el contrario, mezclándose con la masculina testosterona, produce en el hombre necesidad de dormir. (Juro que no le volveré a reprochar el quedarse dormido viendo la tele).

Si algún día tuvimos la suerte de enamorarnos, probablemente hemos pensado entonces, que las sensaciones que experimentábamos eran únicas. Que jarro de agua fría saber que los síntomas de enamoramiento son producto de reacciones químicas, y comunes a todos los mortales! Bah... yo me resisto a creerlo.

Y como todo tiene un ciclo, pasados dos o tres años, la atracción bioquímica decae. Comienza entonces una segunda fase, que da paso a un amor reposado, más tranquilo. Es la etapa del apego.

Para conservar la pareja estable en este nuevo momento, es imprescindible que ya tengamos establecidos vínculos de intereses comunes: aficiones, buena convivencia, costumbres...

Si no se han conseguido estos objetivos, la pareja se sentirá cada vez más insatisfecha; llegará el desenamoramiento, la frustración, y con ello, la ruptura. El positivismo se tornará angustia, la alegría, desesperación.

Todas las cuestiones que nunca nos habíamos hecho, nos caerán encima: la incertidumbre de qué pasará, la duda de poder volver a conseguirlo. Un pensamiento obsesivo aparece entonces, que nos hace recordar constantemente a nuestra ex-pareja. Incluso tendremos la sensación de haber perdido el tiempo. Es imposible no sentirse vacío.

Tal vez entonces, deberíamos buscar el lado positivo, y razonar que NUNCA LLORARÍAMOS LA AUSENCIA DE UN SER QUERIDO, SI NO LE HUBIÉSEMOS AMADO DE VERDAD, Y NO NOS HUBIESE HECHO FELICES.

Puede que la clave de todo esto sea que "el ser humano, es un mal perdedor".

Y que nadie crea que está libre de duelo!. Para enamorarse, no hay edad...

Nos vemos. Besitos. Click.