No parece razonable, ni justo, que unos paguen por sus culpas, y otros tengan inmunidad sobre sus actos.

La actualidad nos presenta todos los días, innumerables ejemplos de acciones culpables merecedoras de la exigencia de responsabilidades, pero que en función de la categoría social a la que se pertenezca, en unos casos se castigan, y en otros, o quedan impunes, o incluso, en el colmo de lo imaginable, se premian.

La categoría de los políticos, la de los financieros, y, en general, la de los poderosos, pertenece al grupo de los exculpados en razón de sus cargos o de su situación económica.

En el otro grupo estamos todos los demás.

Así podemos asistir al decepcionante y poco pedagógico espectáculo que supone comprobar diariamente, cómo ejecutivos de bancos y cajas que fueron irresponsables, negligentes, y cuando no corruptos, se van de "rositas" sin condena penal, con lo ganado ilegítimamente, y, además, con indemnizaciones o rentas vitalicias de vértigo.

Ya pagaremos las facturas de sus fiestas todos los ciudadanos, y, por si fuera poco, nos mirarán por encima del hombro.

Igual show nos presentan algunos -corrijo-, muchos, políticos, que parecen tener alguna especie de "patente de corso".

Sin este tipo de justicia, las cosas van mal, y lo peor, no podrán ir mejor. Por lo tanto, es urgente reclamar desde el poder ciudadano y popular, la corrección inmediata de esta situación tan perjudicial, injusta, e irracional, que produce lentamente, pero sin pausa, una enorme pobreza ética y de valores en la sociedad, que acabará enfermando.

Lo sano y lo justo es que se incentiven las acciones que nacen de los valores positivos: honradez, esfuerzo, cooperación, solidaridad, bondad, y trabajo;  sobre todo, mucho trabajo.

Justicia para todos. Igual castigo para iguales culpas. Igual incentivo para igual mérito.

Así tiene que ser, y así deben sentir que son las cosas las nuevas generaciones. Así mejorará la sociedad, y así el progreso tiene todas las oportunidades, que nos habrán de beneficiar a todos.

Y por favor, no justifiquemos las "bartolas" remuneradas. Exijamos cumplimiento y también rendimiento.

Ya está bien...

Nos vemos. Besitos. Click.