El proyecto de Salave es un desatino. Lo fue hace años en sus orígenes y lo es ahora, en días en los que el Gobierno asturiano con Javier Fernández a la cabeza parece que se empeña en usar todos los recovecos a su alcance para aprobar la autorización ambiental de la mina satisfaciendo así los planes de la canadiense Asturgold/EMC. O al menos eso es lo que se adivina.
Atrás quedan las negativas del también socialista Vicente Álvarez Areces y su Ejecutivo cuando en 2005 intentaba sosegar el ambiente afirmando que los vecinos no tenían que tener ninguna inquietud al encontrarse el proyecto minero "fuera del ordenamiento urbano y de la legislación", y su Consejero de Industria y Empleo, Graciano Torre, se desplazara a tranquilizar a los vecinos asegurando entonces que los usos mineros en la zona de los lagos de Salave eran incompatibles con la calificación del suelo, las normas subsidiarias de Tapia de Casariego y con el propio Plan de Ordenación del Litoral (POLA).
Pero los tiempos cambian como a veces también lo hacen los intereses del político de turno y ha sido la llegada de un ingeniero de minas al frente del Principado -del mismo partido que Areces pero distinta amplitud de miras- la que ha propiciado el golpe de timón de quienes de momento manejan el barco. En marzo, la Coordinadora Ecoloxista calificaba de "bochornosas" las declaraciones de la actual Consejera de Fomento, al asegurar que el nuevo proyecto de la canadiense incluía modificaciones importantes que limitaban el impacto ambiental, denunciando la falta de independencia de Belén Fernández, que a la sazón parecía estar actuando como "coportavoz" de Asturgold.
LA POSICIÓN DE LA CHC
De fondo estaba entonces la firme posición de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC), que había informado desfavorablemente al respecto del último Estudio de Impacto Ambiental presentado por la empresa, del que aseguraba que no era asumible desde el punto de vista ambiental, dado que no se podía deducir la existencia de vertidos cero ni garantías de no afectación a las aguas subterráneas o filtraciones ácidas en la planta de tratamiento o desde las escombreras, problemas estos para los que no se habían planteado medidas correctoras a largo plazo.
PONIENDO EL ZORRO A CUIDAR DE LAS GALLINAS
Frente a esto, el Principado de Javier Fernández movió ficha poniendo al zorro a cuidar de las gallinas, al encargar un estudio alternativo al Instituto Geológico y Minero de España que se ha dado a conocer en fechas recientes y en el que esta institución, históricamente vinculada al sector extractivista, asegura que el proyecto de Asturgold en Salave no tendrá incidencias negativas sobre los recursos hídricos de la zona.
El pasado 8 de agosto, Manuel González Orviz, Coordinador de IU de Asturias dejó bien clara su postura al respecto al afirmar que "es evidente" que el Principado "está buscando una coartada que desmonte el informe de la CHC" y la Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (ANA) tachó de auténtico "escándalo" la utilización de fondos públicos para "dirimir un asunto que le compete a un particular", respaldando los intereses de la empresa frente la la CHC, organismo administrativo competente en materia de aguas, afirmando que "está claro que el Principado defiende los intereses de la empresa antes que los de los ciudadanos y el Medio Ambiente".
EL "NUEVO" PSOE DE PEDRO SÁNCHEZ SABE A VIEJO
Con semejantes precedentes, causa espanto descubrir que el "nuevo" PSOE diseñado por Pedro Sánchez vea al actual Presidente del Principado como la "mejor cabeza que tiene el PSOE y España" en cuanto a planificación del sector industrial y energético y lo haya puesto al frente de un Consejo especializado en la materia.
Cabe preguntarse al respecto cómo serán entonces las "peores cabezas" del PSOE y de España en la cuestión industrial y energética ante semejante cortina de humo, ¿se imaginan? Que Dios nos coja confesados.