La líder lenca, defensora incondicional de los derechos indígenas y la protección del medio ambiente en Honduras, fue asesinada en marzo del 2016, desatando una protesta internacional sin precedentes y poniendo en la esfera pública la violencia y la intimidación a la que se enfrentan los ambientalistas en Centroamérica y en muchos otros lugares del mundo.
Moncho Varela/AM
Berta Cáceres, de 44 años, fue cofundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), y luchó activamente por los derechos territoriales de los pueblos indígenas y contra la tala ilegal y las explotaciones mineras, así como al proyecto hidroeléctrico "Agua Zarca", que afectaba a su propia comunidad.
En palabras de Erik Solheim, director de la Oficina de Medio Ambiente de la ONU, el enfoque de Berta Cáceres era local, "pero su causa y su sacrificio resuenan globalmente" siendo "una gran inspiración -y una gran pérdida- para cualquier persona en lucha por los derechos ambientales".
Por eso, ONU Medio Ambiente entregó en diciembre a Cáceres el premio "Campeón de la Tierra" en la categoría de "Inspiración y Acción".
"Nuestra familia espera que este premio ayude a asegurar que la maravillosa vida de Berta así como la lucha de nuestro pueblo Lenca no se olvide y que dé cariño a todos aquellos que luchan por sus derechos medioambientales en todo el mundo" -afirmó su hermano Juan Manuel Cáceres durante la recogida del galardón-.
Cáceres, ganadora del Premio Goldman en 2015, había denunciado un número creciente de amenazas de muerte antes de su deceso. Otro activista del COPINH, Nelson García, fue asesinado menos de dos semanas después.
Según la ONG Global Witness, 185 personas de 16 países murieron en defensa del territorio contra las industrias extractivas ese año. Honduras, con 109 muertes confirmadas entre 2010 y 2015, es el país con peores estadísticas del mundo para los defensores ambientales.