El evento, organizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se celebrará en Hawaii del 1 al 10 de septiembre y buscará entre otros objetivos detener la destrucción y degradación de los hábitats marinos exhortando a todos los Estados a prohibir su vertido.
La iniciativa se fundamenta en el llamamiento de Naciones Unidas para que los países conserven y utilicen de manera sostenible los océanos, mares y recursos marinos como objetivo de desarrollo sostenible, referenciándose en el artículo 210 de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, que afirma que "los Estados dictarán leyes y reglamentos para prevenir, reducir y controlar la contaminación del medio marino por vertimiento".
La propuesta afirma que el vertido de residuos mineros en el lecho marino "pueden causar daños considerables al medio marino", como por ejemplo "mediante la contaminación del agua y el aire por metales pesados, la distribución de los contaminantes por las corrientes submarinas, la destrucción de hábitats y biodiversidad marinos y costeros, la modificación del litoral, la pérdida de patrimonio natural y cultural, la sedimentación de bahías y puertos", y también pueden tener "un impacto negativo sobre la salud y las actividades humanas".
Por eso, exhorta a todos los Estados a restaurar todas sus zonas de litoral afectadas por residuos mineros "ya sea recientes o antiguos", garantizando al mismo tiempo que el proceso de restauración no afecte negativamente al medio ambiente, a la salud humana, a las actividades humanas ni a la conservación del patrimonio natural y cultural e insta a los países "a prohibir el vertido en el mar de residuos de nuevas minas y a planificar el cese de la utilización de los vertederos marinos habituales".