(1) Hablar de minería del oro es hablar de afectación al recurso hídrico en todas sus fases. La Confederación Hidrográfica del Cantábrico, organismo competente en materia de aguas lo tene claro. En su tercer y último informe sobre el proyecto minero de Salave fechado en el mes de septiembre certifica que "a pesar de las orientaciones dadas por el Ministerio para la protección del medio hídrico", la minera Asturgold no selecciona ninguna alternativa que pueda ser considerada válida en función de su potencial impacto sobre el dominio público hidráulico, y se evidencia que sus lixiviados serán ácidos y contendrán sustancias peligrosas como arsénico, cobre, cromo, mercurio, níquel, plomo, selenio o zinc, "la mayoría en concentraciones superiores a las normas de calidad ambiental".
(2) El pésimo ejemplo de Boinás-El Valle. Si hay un proyecto cuestionable y cuestionado en estos momentos en Asturias es el de la mina de oro de Belmonte de Miranda. Vendida en no pocas ocasiones como una explotación "modélica", acumula sanciones por la grave contaminación que está provocando su actividad. En febrero de este año, 84.000 euros. En abril, 242.920 euros más de multa por parte de la CHC. ¿El resultado? El vertido de tóxicos como selenio, arsénico, fluoruros, cianuro y metales pesados a la cuenca del Narcea.
(3) La minería del oro es conflicto socioambiental allí donde se instala. Incluso los proyectos en teoría más "responsables", acaban generando problemas. En la Laponia Finlandesa, la mina de oro Kitillä, operada por la transnacional canadiense Agnico-Eagle, y que para la industria minera es "el ejemplo a seguir", ha superado en numerosas ocasiones los niveles de vertido de sustancias peligrosas autorizados en su licencia ambiental.
(4) El Principio de Cautela o de Precaución. Es una apelación al sentido común recogida en el artículo 174 del Tratado Fundacional de la Unión Europea, y que, en esencia, afirma que en el caso de que un proyecto industrial pueda tener graves impactos sobre la salud humana o el medio ambiente hay que establecer un coste-beneficio y siempre tener presente la denominada como "Opción Cero" o de no realización, algo que las actuales autoridades del Principado parecen haber obviado sistemáticamente en todo lo relativo al proyecto de Salave.
(5) El intolerable legado que deja a cambio de unos pocos años de actividad extractiva. Este es, de hecho, el denominador común de la minería aurífera por todo el planeta. Un horizonte temporal muy escaso de generación de empleo, pero una innegable afectación sobre los sectores tradicionales locales, tanto a nivel agropecuario (agricultura, ganadería), pesquero y marisquero, y por supuesto el turístico, con todo lo que ello conlleva en una zona como el Occidente.
(6) La instauración de una economía tercermundista favorecida en tiempos de crisis, que sitúa a Asturias a nivel de una colonia africana del siglo XIX. Ellos se llevan el oro. Los residuos, sin embargo, se quedan en Tapia como un "regalo" envenenado para las generaciones futuras. En palabras de José Luís Sampedro, célebre economista y lúcido pensador fallecido en 2013 a los 96 años: "Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe".