El jueves pasado, el Alcalde de Siero decidió suspender el Pleno municipal para no tener que debatir una moción acerca de la peatonalización de dos calles en Lugones, actuación ligada mercantilmente a la implantación de la zona azul, como era el deseo de diecisiete de los veinticinco concejales que constituyen la Corporación. Obras que ya habían sido rechazadas por mayoría en una Comisión de Urbanismo, pero fueron posteriormente aprobadas en una Junta de Gobierno, de la que están excluidos los grupos de la oposición.
Se rompió la pérfida armonía de los trece que le permitía gobernar en mayoría aplicando el rodillo con absoluta falta de respeto a quienes no les apoyan y ahora toca comportarse emulando tiempos pretéritos. Desde la dimisión de los tres tránsfugas que gobernaban con el señor Llosa, se ha abierto una nueva etapa en el Ayuntamiento. En realidad, ha durado mucho más de lo que se presagiaba de un pacto plagado de intereses personales que nunca les debería haber permitido gobernar. Ahora que son minoría no van a tener más remedio que adaptarse a los nuevos tiempos, aunque esto exija un período de adaptación, en el que podemos incluir la salida de pata de banco ínsita de alguien que otrora lucía correajes juveniles.
Por otro lado, y permaneciendo en el partido que iba a regenerar la vida pública y, sin embargo, la está enfangando aún más, parece increíble que todo un ex vicepresidente del gobierno de España se comporte como un personaje más propio de un reality show, que de alguien que ha ocupado cargos de tanta relevancia. Lo de hacer público un mensaje de móvil privado deja a las claras ante qué tipo de político nos encontramos, todavía peor persona. En una lectura reposada, la ridiculización que quiso hacer de quien encabezó la lista de Foro al Ayuntamiento de Oviedo (por cierto, obteniendo unos excelentes resultados que a punto estuvieron de convertirle en alcalde de la capital carbayona), se le ha vuelto como un boomerang. Este comportamiento es inaceptable en cualquier ciudadano, cuánto más en quien ha ocupado cargos institucionales de tanto rango. ¿Quién puede fiarse de alguien que es capaz de hacer público un mensaje privado?
Va a tener razón el señor González de Mesa cuando dice que quizás nos encontremos ante el ocaso de quien ha sido un gran político. Sus recientes comportamientos invitan a pensar en ello: reparto de folletos cual publicitario chigrero, tren chufla a León y, para poner la guinda, revelación de cuestiones privadas.
La fábula del escorpión y de la rana les viene al pelo: Alcalde de Siero y Diputado Regional, no pueden dejar de ser quienes son. “Lo siento, rana. Es mi naturaleza”. Más tarde o más temprano, se termina viendo el plumero.
3 comentarios
# Jose Antonio Careses Responder
31/01/2014 23:57El Ocaso del Sr. Alvarez Cascos, comenzó desde el momento en que decidio romper el centro derecha comenzando por Asturias., donde creo tales espectativas como hombre enéregico salvador sin falta de varita mágita, el gran gestor con un programa del que tendrá que dar cuenta, a los que prometio ,devolver las ilusiones perdidas como consecuencia de las actuaciones de los dos grandes partidos PP y , PSOE. El voto a la demagogia y al populismo tienen consecuencias nefastas para nuestra Autonomia y los ciudadanos deben tomar nota, Foro al menos de la mano de Casco ha sifo una auiténtica estafa.
# raitanucu Responder
01/02/2014 17:55No goza precisamente de mis simpatías el señor Cascos, pero hay algunos "argumentos" que rechinan. Yo me pregunto qué ilusiones pueden tener los asturianos que llevan treinta años votando al PSOE o al PP. También puedo "argumentar" que votar a dichos partidos en Asturias es el voto de la resignación y la abulia y que, lamentablemente, las consecuencias de esa (para mí) nefasta decisión, las estamos pagando con creces. Eso sí que es una auténtica estafa.
# XUANIN Responder
04/02/2014 23:23Al menos, algo habra que sacar en limpio. ¡ CUIDADO CON ESOS ORADORES QUE SE LIMITAN A DECIR LO QUE LA GENTE QUEREMOS ESCUCHAR !, sobremanera cuando sus objetivos finales nada tiene que ver con lo que predican. Se suelen caracterizar por no tener ningun tipo de escrupulo, ni remordimientos ni... na de na... Y... hasta aqui... puedo contar.