El año 2013 ha finalizado dejando tras de sí unas actuaciones del partido del gobierno que conviene no olvidar, porque en eso consiste su estrategia: esperar a ver si el paso del tiempo y la propia inercia de la economía mundial consigue enderezar algo la profunda crisis económica de nuestro país (ahora agravada con la abismal crisis de valores) y entierra en el baúl de los recuerdos su comportamiento mezquino. Mentirosos y manipuladores, nos toman a los ciudadanos por imbéciles y ciertamente vamos a parecerlo, si en futuros procesos electorales olvidamos lo que ahora está sucediendo.
Así, la señora “Caspio-Cospedal del pago en diferido” declaró en su día, en relación con las hipotéticas sumas catalano-suizas (familia Pujol), que ella dimitiría si se demostrara que algún cargo del PP tenía dinero no declarado en Suiza. ¡Ay, Bárcenas!
A pesar de lo costoso de un despido improcedente, que nos recordaban la señora Cospedal y el señor Floriano, por fin fue largado del PP el gürtelero señor Sepúlveda, ese que un buen día llegó a casa con un Jaguar, lo aparcó en el garaje y le dijo a su señora, la hoy Ministra Mato, que se lo habían traído los Reyes Magos y la “Ministra viajera por la cara” se lo creyó.
La contabilidad de “Peinetas Bárcenas” publicada en los periódicos resultó no ser una invención. El asalariado del PP otorgó acta ante notario con una contabilidad que coincidía con los papeles secretos en los que se reflejaban los pagos trimestrales o semestrales a los secretarios generales del PP desde 1990 a 2008. Papeles que delataban que los que más habrían recibido serían el señor Rajoy (322.231 euros) y el señor Cascos (321.391 euros), mientras ambos declaraban no haber cobrado esas cantidades.
Cuando las noticias de corruptelas en la cúpula del PP retumbaban en nuestros oídos, el señor Montoro nos reñía desde el estrado parlamentario porque por lo poco viajados que estamos no podemos apreciar la mundializada corrupción, y el señor Rajoy que primero negaba la mayor, luego terminaba afirmando que algo de lo que dicen los medios de comunicación es cierto. El mismo señor Montoro de los salarios que suben y de las “erróneas” explicaciones sobre la venta de inmuebles atribuidas a la Infanta Cristina.
Los correos del señor Blesa, amiguísimo del señor Aznar; la financiación ilegal del PP; los sobresueldos; la cúpula gobernante metida hasta el cuello en el lodazal… Nunca en los años de democracia, la política española ha producido más hedor que en la actualidad, ni tan siquiera en los nefastos años de Filesa, Roldán, Rubio, Amedo…, que a nada que pueden, los sobredimensionados traen a colación, pensando que con su recuerdo, los ciudadanos vamos a justificar sus tropelías.
El señor Alfonso Alonso nos decía que el primer interesado en que se esclarezca el caso Bárcenas es el PP y eso es justamente lo que percibimos los ciudadanos que asistimos a diario a espectáculos que avergüenzan a todos, excepto a quienes son sus protagonistas principales. El propio señor Rajoy llamó personalmente al CGPJ para interesarse por el reparto judicial del caso Bárcenas y unos jueces de la Sección 2ª de la Sala de lo Penal del TS apartaron al juez Bermúdez del caso.
El señor Margallo instaba, en la presentación de la Marca España que hizo nuestro gobierno en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, a superar el cliché de “la España de charanga y pandereta” a que hacía referencia Antonio Machado en su poema “El mañana efímero”. Pero resulta que los acontecimientos parecen episodios más propios de esa España machadiana que de un país moderno del siglo XXI.
Por más que el señor Floriano declarase que no estamos ante un escándalo político y que es de una indignidad extrema atribuir responsabilidad alguna al PP, o que el señor González Pons nos recordara que “en este país, al ritmo que vamos, parece que va a acabar siendo punible ser, creer, pertenecer o haber votado alguna vez al PP”.
Los salvapatrias que en programa electoral prometieron el oro y el moro y en la oposición, a la crisis le llamaban incapacidad para dirigir España, están empeorando la herencia y, además, están llenándolo todo de porquería. Pero al fin, la reforma laboral está comenzando a recoger sus frutos. En diciembre ha bajado el paro. ¿Y las condiciones de contratación?
Imagen: ilustración satírica de Pawel Kuczynski