Efectos desocializadores

Efectos desocializadores

No se ha confirmado si la familia muerta en Alcalá de Guadaíra por una intoxicación alimentaria lo fue por consumir alimentos caducados, como se dio a conocer en un primer momento, pero lo que ha dejado al descubierto la noticia es una más de las muchas situaciones de penuria económica en las que se ven envueltas familias españolas.

 

Si recogían o no alimentos caducados de contenedores para luego consumirlos no deja de ser una anécdota, aunque no menor, que viene a mostrar una realidad vergonzosa: una mayoría de la población española cada día más empobrecida junto a una minoría de elegidos que, lejos de sufrir los percances de la situación económica, encuentran en ellos la forma de seguir engordando sus rollizas fortunas.

 

Por ello, resulta complicado asimilar las soflamas de muchos acaudalados empresarios solicitando bajadas salariales imperativas para poder salir de la crisis, cuando han visto aumentar sus capitales de forma exponencial aun con los “cuantiosos” sueldos de sus empleados. Todo es poco para algunos. La codicia, la avaricia es lo que nos ha llevada a la situación en la que nos encontramos, no la vida por encima de nuestras posibilidades como pretenden hacernos creer estos mismos.

 

¿Cuánto hubiera sido el caudal amontonado por el presidente de ese holding con sede en la ciudad de Burgos que solicitaba recortes salariales hace unos días en una entrevista realizada en el periódico provincial por excelencia, si sus empleados hubieran cobrado menos? ¿Y el del dueño de esos supermercados punteros con fortuna cifrada en miles de millones de euros que reclama laborar como chinos, trabajando más y cobrando menos?

 

Junto a ellos, hay otros que, al socaire del poder político y con nula empatía social, también han visto engrosar sus fortunas. Ahí está lo último conocido del señor Blesa, amiguísimo del señor Aznar colocado en Caja Madrid, que pone los pelos de punta. Como también los ponen lo conocido de que los consejeros de la misma caja, uno por IU, señor Moral, otro por el PSOE, señor Romero, fueron fieles valedores del inmoral tío Miguel.

 

No es difícil presumir que estos dos últimos habrán obtenido prebendas tangibles por su apoyo al refinado gourmet consumidor de vino embotellado con coste unitario superior al salario mensual de muchos españoles. Lo que toca a la fiscalía es ponerse a investigar sus patrimonios y si se encuentra algo de lo que no puedan justificar su adquisición, ¡al banquillo! Y a sus fuerzas políticas, defenestrarlos y denunciarlos. En estos y en cualquier otro caso en el que se sospechen incrementos patrimoniales injustificados.

 

El tiempo de la inmoralidad tiene que terminarse y a lo mejor esta crisis es buen momento para ello. Así, no sería una buena noticia que se indultara al alcalde de Torrevieja o al señor Matas, por mucho que su encarcelamiento conlleve “efectos desocializadores” sobre él. Hay que tener morro.

 

Imagen: ilustración satírica de Pawel Kuczynski 

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