Coincido con el señor Ignacio Prendes, Diputado de UPyD en el Parlamento asturiano, en que el nivel de exigencia a los políticos debe ser superior al del Código Penal. De forma similar para el caso de los funcionarios y, en general, para cualquier empleado público. Pero, de lo que se dice a lo que realmente se hace hay un largo trecho que parece que no se quiere acortar, a pesar del hartazgo de la ciudadanía con todo lo que huele a política.

Ahora nos enteramos de que el Presidente Popular de la Comunidad Autónoma de La Rioja se construyó un chalé de más de 200 m² de superficie con licencia para una caseta para aperos de labranza de 20 m², entre otras cosas, porque en el lugar de ubicación el PGOU no permitía su construcción. Como los grupos de la oposición lo denunciaron, procedieron a una modificación del Plan y, como se necesitaba el voto de un edil más para completar la mayoría que legitimara la desvergüenza, uno de los concejales del Partido Riojano (uno de los partidos denunciantes) votó a favor de la modificación, desobedeciendo a su formación que ordenó votar en contra.

Hablando en “Román Paladino”, que gracias al voto de un tránsfuga (a determinar con qué oscuros intereses), el señor Sanz, máximo representante de los ciudadanos riojanos, pretende legalizar una vivienda construida en el pueblo de Villamediana, gobernado por el PP, saltándose la legislación vigente, que ya se pasó por el forro al construirla. El político popular se despacha declarando que lo suyo ha sido una simple falta administrativa y que, en “Villamediana hay más de 700 irregularidades urbanísticas”, y lo que es peor, hoy sigue siendo el Presidente de La Rioja.

De forma similar a lo que sucedió hace unos años en la Comunidad de Madrid, donde la señora Aguirre se aupó a la presidencia con el famoso “Tamayazo”, paradigma del transfuguismo, sabiéndose hoy, entre otras desvergüenzas varias, que durante su mandato se fraccionaron contratos por valor de más de tres millones de euros para adjudicarlos a dedo. Y lo grave es que la señora no deja de aparecer en los medios ejemplarizando y solicitando un adelgazamiento de las administraciones públicas que ella misma se encargó de inflar con cargos de libre designación, entre los que se encuentran los empleos de familiares muy directos.

Dicen que el señor Aznar cobró sobresueldos millonarios, siendo Presidente, y que el señor Cascos también, cuando era Diputado, ambos, de forma ilegal; se escribe de sobres “extras” del señor Rajoy; el señor Cotino, personaje de novela, parece que hizo donaciones al PP, a cambio de las cuales, su sobrino y sus propias empresas recibieron adjudicaciones multimillonarias de gobiernos populares…

Indecente, grave, vergonzoso, inmoral…, y lo más penoso, hay que seguir aguantándoles pretendiendo dar ejemplo de servicio público desinteresado. Como si la cosa no fuera con ellos, ahí siguen ejemplarizantes, cuando las verdaderas “irregularidades urbanísticas” son todos ellos, todos los que acceden a la público para aprovecharlo en beneficio propio.

No olvido los Eres andaluces o el caso Pokémon o el caso Mercurio que afectan a políticos del PSOE. Que haya anomalías en todas las formaciones políticas, en unas más que en otras, no puede hacer extensivo el latiguillo de que “todos los políticos son iguales”, porque no es así, máxime en un momento en el que la política con mayúsculas es más necesaria que nunca.

Los políticos tienen que ser ejemplarizantes, de comportamiento intachable cuando se trata de gestionar lo que es público y el que no lo crea así, que desaparezca ya, sin más demora, y si no lo entienden o no lo quieren entender, que les hagan desaparecer sus propias formaciones políticas. Pero no esperen más, que la ciudadanía española está aguantando mucho.

Porque asqueroso es el hecho en sí, pero todavía más tener que soportar a los sinvergüenzas dando lecciones de honradez. Una de las sanciones del ilícito urbanístico es la demolición de lo construido ilegalmente. Pues a ello, señor Sanz, desaparezca y con Usted, todos los chorizos, corruptos, dedócratas y quiénes solo piensan en la política como algo de lo que servirse.

Imagen: ilustración satírica de Pawel Kuczynski