Violencia no es ir a gritar a las puertas de las viviendas de unos políticos desconectados de los problemas reales de los ciudadanos.

Lo que genera violencia y, sin embargo, no ha producido reacción alguna acorde con la gravedad de las actuaciones son cosas como cobrar 6.868 euros por cuatro reuniones en dos días diferentes en Caja Navarra, y todavía más, salir a los medios declarando el beneficiado Alcalde de Pamplona que le parece correcto. O vender unos terrenos para que se construyan viviendas cuando fueron donados por un feligrés al Arzobispado de Valencia con la condición de que se construyera un templo. O ver hacer peinetas al enriquecido y no encarcelado señor Bárcenas. O saber que el señor Urdangarín se va a ir a Qatar dejando cuestiones penales de elevada gravedad sin resolver.

Arrebato produce el señor Rouco exigiendo una reforma de las leyes del aborto y el matrimonio gay y no haciendo lo propio en relación con la exención del IBI por el que la Iglesia aportaría al Estado la nada desdeñable cifra de tres mil millones de euros, ahora que las arcas de la Nación hacen aguas por todos los lados, o con la legislación tributaria que exime del diezmo a las grandes fortunas mientras se lo arranca a los asalariados.

Furia genera ver cómo, a la vez que la mayoría de los ciudadanos nos empobrecemos por los sacrificios a los que nos somete el liberalismo gobernante, algunos viviendo situaciones de verdadera necesidad, los paraísos fiscales ganan clientes, entre otros, a las empresas del selectivo que han pasado de dieciocho a treinta, con filiales en países con baja fiscalidad y alta opacidad financiera.

Cólera produce saber que los funerales de la ultraliberal Thatcher, paradigma del ataque a los derechos sociales y laborales, van a costar nada más y nada menos que 10 millones de libras, unos 11,7 millones de euros, eso sí, en consonancia con el valor monetario que Maggie otorgó en vida al ser humano.

Ira suscita saber que grandes del ladrillo beneficiados con la construcción y la concesión de autopistas ahora van a recibir el dinero del rescate comprometido por un Estado avalista.

Indignación ocasiona ver como los precios no bajan a pesar de haberse flexibilizado el mercado laboral abaratando la mano de obra y de pagarse menos por los productos en origen.

Cabreo, vesania, furor origina saber que los que iban a sacarnos del pozo en el que “nos hundieron los socialistas capitaneados por Zapatero” nos tienen con el agua al cuello, con una tasa de paro que se pronostica va a llegar al 27% y con una contracción del PIB que podría ser del 1,6%.

Y, señora Cospedal, con estos mimbres, se producen suicidios de personas que van a ser desahuciadas, cuando, de camino, nada les costaría llevarse a alguien por delante. Ustedes bien saben lo que es violencia.

Imagen: ilustración satírica de Pawel Kuczynski