Referente mundial en la producción de tabaco, considerado el mejor del mundo.
Pinar del Río es la provincia más occidental y con sus 70.780 hectáreas la novena en extensión de las catorce de Cuba. En ella se encuentra el valle de Viñales, situado en la en la sierra de los Órganos, en la parte más occidental de la cordillera de Guaniguanico. Auténtico oasis y referente económico, por ser el segundo receptor de turismo de la isla pero sobre todo por su producción tabaquera, al ser las hojas que en él se cultivan consideradas como las mejores del planeta.
El tabaco es una parte intrínseca dela cultura cubana, aunque no tan vital para la economía históricamente como el azúcar, su cultivo está estrechamente vinculado con la historia y el espíritu de este país caribeño, considerado todo un símbolo de su creatividad.
Los orígenes del cultivo se remontan al encuentro de dos mundos, a los conquistadores españoles que a su llegada descubrieron entre otras muchas esta planta. Cuyas hojas secas, a las que llamaban “cohíba” eran utilizadas por los aborígenes taínos y siboneyes en sus rituales sagrados y las fumaban inhalando en pipas por la nariz y no por la boca.
Visto como un valioso recurso pronto fue llevado a Europa, y fue allí donde a través del tiempo se popularizo y se convirtió en un cultivo rentable por su alta demanda. Siendo los campesinos cubanos que se dedicaban a su cultivo denominados “vegueros”.
La industria tabacalera cubana está organizada formalmente desde 1827. El tabaco denominado de “regalía“ se impuso en la industria sobre el denominado de “millar”. Se registraron las primeras marcas para amparar el producto y se empezó a prestar especial atención al habano destinado a la exportación, distinguiéndose las peculiaridades de cada mercado y clasificado su elaboración en función de su destino.
Aunque producido en gran parte del país, tres son las zonas principales con sus peculiaridades, siendo la más extensa la llamada “Vuelta Arriba o Remedios” que abarca las provincias centrales. Las otras dos “Semi Vuelta” y “Vuelta Abajo”, están en la occidental Pinar del Río, que aglutina el ochenta por ciento de la producción nacional.
Provincia en el que el tabaco ha sido históricamente mucho más que un cultivo, toda una cultura, un legado que se transmite de generación en generación y un símbolo de identidad. Datada está en el siglo XVII los comienzos de su siembra, siendo en el XVIII cuando su producción gano protagonismo y la zona de “Vuelta Abajo” calificada como la mejor de la isla por el gobierno de entonces, con San Juan y Martínez y Viñales como las más afamadas. Para ya en el XIX convertirse en epicentro productor nacional, con el asentamiento de familias tan emblemáticas en la historia tabacalera cubana como Robaina, Bustamante y Echevarría.
En ella está la “Meca del tabaco” el valle de Viñales, referente tanto por calidad como por producción. Su clima favorable y suelo rico en nutrientes específicos que permiten su crecimiento óptimo, ofrece las condiciones perfectas para un cultivo que se remonta a siglos atrás, iniciado por los aborígenes taínos y continuado por los primeros colonos españoles, transmitido como una herencia, con su técnica y conocimientos de generación en generación.
Hasta el punto que, junto con su espectacular paisaje de mogotes y cuevas kársticas, le han valido para que fuese declarado en 1999 el primer Paisaje Cultural por la Unesco en toda América, en base a que “Es un sobresaliente paisaje kárstico en el cuál los métodos tradicionales de agricultura, principalmente la cosecha de tabaco, han sobrevivido sin cambios durante varios siglos. Conservando también una rica tradición vernácula en su arquitectura, artesanía y música”.
Cultivar tabaco es todo un arte que requiere dedicación y un profundo conocimiento del suelo y el clima, cuidando celosamente sus productores su balance natural. Siete son los procesos que se siguen hasta que los consumidores gocen del considerado mejor habano del mundo.
Antes de la siembra, las semillas principalmente de las variedades Corojo y Criollo, se plantan en semilleros y transcurridos aproximadamente 45 días se traspasan a los campos, que previamente fueron arados y abonados. Plantas que requieren especiales cuidados para su sano crecimiento, como riego regular y protección contra las plagas con métodos tradicionales. Que una vez maduras, sus hojas son recogidas mediante un proceso manual y meticuloso por fases para garantizar una calidad uniforme. Siendo llevadas a los secaderos, las esenciales casas de curado, donde se cuelgan ventiladas protegidas de la humedad y plagas durante un período entre 45 y 60 días hasta su perfecto secado. El correcto fermentado y envejecimiento una vez secas serán fundamentales para el sabor y aroma de los puros que confeccionaran los maestros torcedores, que con su habilidad y destreza desarrollan un arte que requiere precisión, paciencia y un profundo conocimiento de las hojas, que sigue los métodos tradicionales de sus generaciones anteriores.
La actividad tabacalera cubana, y por ende en Viñales y Pinar del Río, es todo un arte en constante evolución, transmisor de su propia historia, en el que cada hoja y cada habano elaborado es un tributo a una tierra a la que ha hecho su razón de ser y existir.
En la Habana, creado por la empresa Habanos, se celebra cada mes de febrero desde 1998 el “Festival del Habano”, en el que durante cinco días se dan cita más de 1300 agentes del sector de 70 países diferentes, en un programa de actividades entorno al conocimiento y cultura de los habanos Premium.
Y en la provincia de Pinar del Río, miles de visitantes disfrutan desde 2015 del producto turístico “La ruta del tabaco” con su eslogan “De la semilla hasta el humo”, un circuito por el valle de Viñales, San Juan y Martínez y Consolación del Sur, que incluye la visita a vegas, fincas, secaderos y fábricas, en el que se visiona la pasión que hay detrás de cada hoja de tabaco.
En nuestro caso, con motivo del XXV Congreso internacional de Fepet celebrado en noviembre de 2024, no realizamos la ruta pinatera, pero si visitamos una finca en el valle de Viñales, en la que se explicó y detalló parte de su proceso y la elaboración del producto final, que ha posicionado al valle, a la región y al país como la Meca mundial de los puros habanos, así como a la tienda la Triada, sita en el castillo de los Tres Reyes del Morro.
Lugar donde trabaja José Castelar Cairo, conocido por Cueto, y su nieto, quien con más de 50 años de experiencia como torcedor ostenta hasta siete records Guinness en elaborar el puro habano más grande del mundo. Por orden cronológico el primero fue en 2001 con uno de 11,40 metros que le llevo realizarlo 9 jornadas de trabajo de 12 horas: en 2003 fue de 14,86 metros; en 2005 de 20,41 metros; en 2008 de 45,38 metros; en 2010 de 64,15 metros; en 2011 de 81.80 metros y finalmente el 13 de agosto de 2016 como homenaje a Fidel Castro en su cumpleaños. Necesitando en los últimos seis records 7 días de trabajo de 12 horas, dos días menos que el primero una vez desarrollado su técnica.
AUTOR: Luis Javier Del Valle Vega.
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