San Justo, en el valle de Turón, el pueblo con más historia de Mieres.

San Justo, en el valle de Turón, el pueblo con más historia de Mieres.

El pueblo más alto y datado más antiguo del concejo de Mieres, se ubica a 720 metros de altitud.

 

Mieres, el municipio ubicado en el centro neurálgico del Principado de Asturias, que cuenta con una extensión de 146 kilómetros cuadrados y un censo poblacional de 38.962 habitantes a fecha 2017, está vertebrado en 15 parroquias.

Turón, no sólo es la más extensa de todas ellas con una extensión de 25,3 kilómetros cuadrados, sino también la más emblemática, tanto por su historia, riqueza económica que generó y población que albergó, casi tanta como la capital municipal. Parroquia, que toma el nombre del valle de mismo nombre,  diseminada en diferentes núcleos y poblaciones que conviven con los restos industriales que dan fe de su riqueza pretérita.

 

 

Su pueblo ubicado a mayor altitud, a 740 metros, y datado como el más antiguo, no sólo del valle sino también del concejo, es San Justo.  La referencia escrita que da fe sobre su existencia y base para considerarlo como tal, data del 20 de abril del año 857, es un diploma real a través del cual el rey astur Ordoño I dona a la iglesia de Oviedo diversas iglesias, villas y monasterios, entre los que figuran la iglesia de los Santos Justo y Pastor en Polio (“In  valle Turone … ecclesia Sanctorum Iusti et Pastoris in Porio”).

 

 

Historiadores datan sus orígenes en la prehistoria, ubicando en la actual ubicación de la iglesia el lugar dónde se ejercía el culto pre-cristiano, relacionando el dolmen o piedra sagrada a la divinidad con el pozo sito en el interior del actual templo. Tesis sustentadas, a su vez, con la existencia de castros en su entorno, como son los ubicados en el pico Escucha y en el denominado Castil de Murias.

 

 

 

 

Su génesis como pueblo lo datan en el siglo sexto, con la llegada al que sería el Reino de Asturias de cristianos procedentes del interior de la península ibérica huyendo de los musulmanes. Entre ellos, la de un grupo de frailes eremitas, que encontraron en el valle de Turón el lugar idóneo como refugio, misión y culto.

 

 

 

 

Comunidad que fundó un monasterio y su correspondiente iglesia, dónde depositaron un arca que contenía alguna de las teóricas reliquias de los niños mártires Justo y Pastor, surgiendo así el asentamiento considerado como el más antiguo del concejo.  Gracias a los milagros atribuidos a los mártires, San Justo y su cenobio, que albergó un hospital de peregrinos, se convirtió en  centro de peregrinación, gozando de gran renombre en la Edad Media y siglos posteriores. Llegando a ser pasó obligatorio para muchos peregrinos, al pasar por él una variante del Camino de Santiago del Salvador, que saliendo de la parroquia mierense de Ujo pasaba a Langreo, dónde se ubica el templo de la Virgen del Carbayu, antes de continuar hasta Oviedo.

 

 

 

La primigenia iglesia, que aún conserva el retablo de madera de nogal policromada de estilo churrigueresco del siglo XVIII, tuvo una primera transformación en el siglo XV, siendo parcialmente destruida en 1936 durante la cruenta e incongruente guerra civil, con una posteriormente rehabilitación íntegra. Templo, que en la actualidad goza de un buen estado de conservación gracias a las obras de retejado costeadas por los vecinos en el verano de 2017.

 

 

 

 

San Justo, está incluido en el Paisaje Protegido de las Cuencas Mineras, compuesto por un conjunto de cerca cincuenta construcciones,  muchas de ellas rehabilitas y en buen estado de conservación, de trazado tradicional, edificadas en piedra y madera con importantes elementos que forman parte de la etnografía asturiana, habitado de forma continuada por una sola persona, a fecha diciembre 2018.

 

 

Construcciones entre las que se encuentran varias de la época medieval, dando fe de ello diferentes grabaciones existentes en las mismas. Como son los casos de la primigenia que albergó el cenobio y el hospital de peregrinos, con dintel grabado incluido; la de la casa contigua con un dintel fechado en el año 1795, o las lápidas grabadas de 1681 de una casa próxima a la iglesia.

 

 

 

Obras de infraestructura realizadas en noviembre de 2018, en el entorno de la iglesia, han supuesto el descubrimiento de dos piezas datadas en el siglo XII, un capitel decorado con figuras relacionadas con animales mitológicos y la base de una columna con volutas, que pueden ser el inicio de nuevos descubrimientos que acerquen más la historia del humilde pueblo turonés.

En San Justo, aún se relaciona su origen con la leyenda de los Santos Mártires que llegaron a la localidad huyendo de los sarracenos montados en una mula blanca que en el sitio conocido como la Patatera, dio una patada en un peñasco marcando su herradura al revés engañando así a sus perseguidores; mula que amarraron a unos caños junto a una piedra que traía escrito “Cuandu Dios querái equi augua había”, a la que dio otra patada, comenzando a surtir agua de la misma.

 

 

 

Perteneciente a la parroquia del Carmen, de San Andrés de Turón, de cuyo núcleo dista 3,15 kilómetros, tiene su festividad cada seis de agosto, onomástica de los santos Justo y Pastor, hermanos de Cosme y Damián, celebrándose la misma el primer domingo de dicho mes.

Habitado en su totalidad hasta hace apenas una década, su población se sustentaba en una economía mixta, combinación de la explotación de los recursos primarios: agricultura y ganadería, con el industrial de la minería, dado su enclave en un terreñu con entrañas de hulla, cuya explotación fue la causa de la supra población del valle de Turón, y por ende de San Justo.

 

 

 

Por todo ello, San Justo, enclavado en un marco de bosques de robles y castaños, en la ladera del pico San Justo o Cogullu, que con sus 1021 metros es el techo del vecino municipio de Langreo, en un entorno de bocaminas que transporta al viajero a un pasado cercano, es un lugar merecedor de formar parte de la historia del Principado de Asturias. Enclave privilegiado, historia contrastada, arte religioso y civil, santos milagrosos, y desde hace unos años entorno paisajístico y medio ambiental ejemplar, le hacen merecedor de ello.

Lástima que el despoblamiento rural que padecemos en nuestra querida tierra, lo esté convirtiendo en un pueblo de cartón piedra a corto plazo.  

 

 

 

AUTOR: Luis Javier Del Valle Vega.

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