Pregón íntegro leído el 23 de febrero de 2019, en la inauguración del Certamen, en el salón de plenos del Ayuntamiento de Valdés.
Autoridades, organizadores, madrina, expositores, señoras y señores, me toca pregonar un Certamen sobre mi “Reina Floral Invernal”, la Camelia, desconociendo que méritos tengo para ello que no sea la de la cordial relación con uno de sus organizadores, José Manuel Alba, unidos en el amor por nuestro Principado de Asturias, sus costumbres y sus tradiciones.
Aceptada la invitación, agradecido y aplicando la definición que el diccionario de la Real Academia Española da a un pregón, como “discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le incita a participar en ella”, me pongo a ello y le añado unos pétalos reivindicativos, cual fuesen de las grandes protagonistas de este fin de semana, aunque como ellos sean estériles.
Estas bellas plantas pertenecientes a la familia de las teáceas, de hoja perenne, espectacular floración, con sus llamativos colores entre los que predomina el blanco, tan altamente valoradas ornamentalmente y curiosamente sin apenas fragancia, son muy FEMENINAS, en mayúsculas.
Feminidad delatada tanto por ser sexualmente una gran parte de sus variedades hermafroditas y gino dioicas, como por sus nombres, dado que muchas especies y cruces de las mismas llevan nombres femeninos e incluso algunas de ellas de mujeres.
Femenina y blanca, vaya como Luarca, vuestra capital, la Villa Blanca de la Costa Verde, como reza vuestro eslogan.
Hay teorías que defienden el lenguaje de las flores y las plantas, así como que su significado cambia con su color. A la Camelia la simbolizan con la estima, la admiración y la belleza perfecta, y la asocian con el amor, la elegancia y la sofisticación. No dudo de ello, pero uno es más pragmático y me quedo con su indudable hermosura y sus múltiples propiedades y aplicaciones.
Apartado este, en el que la variedad Sinensis pueda ser su mejor su emblema y mejor sintetice las mismas. De sus hojas se obtienen varias tipos de té, la bebida elaborada más antigua del hombre datada hace tres mil años antes de Cristo. Entre ellos el verde, que suma a su tipología como liquido, su asociación a bondades medicinales por su alta concentración de antioxidantes y ser un firme aliado en la lucha contra enfermedades del estado del bienestar, como las del corazón, colesterol o azúcar en la sangre. Enfermedades que posiblemente no conociesen en la China que incluyo en su medicina tradicional a la flor de la camelia entre sus cincuenta plantas fundamentales. Aunque probablemente si la Organización Mundial de la Salud cuando reconoció sus propiedades hace unas décadas.
El té negro también se extrae de ella y de la destilación de su vapor se obtiene un saborizante presente en productos alimenticios como lácteos, dulces, gelatinas o flanes y en diferentes bebidas alcohólicas.
Si para algunos es difícil relacionarlas con una bebida, seguramente lo será más hacerlo con la gastronomía. Pero lo está. La obtención de aceite o el uso como ingrediente en la cocina evolucionada o en la elaboración de dulces y mermeladas, son algunos de sus ejemplos.
El aceite se obtiene del secado de sus semillas, utilizado para cocinar con alto valor nutricional, similar en sus contenidos grasos saturados y monoinsaturados al de oliva. Datado en el siglo uno en la China de la dinastía Sui, es el más usado en los países asiáticos más adelantados e importantes. Utilizado a su vez en usos terapéuticos, como combustible o como base de productos cosméticos.
En la vecina Galicia, también representada en este Certamen por un buen número de expositores de allí venidos, tiene no solamente su feudo más importante en nuestro país, sino también emprendedores que le están comenzando a dar un dinamismo y una versatilidad, hasta ahora desconocidos.
Ejemplo de ello es la creación de empresas sustentadas en su aprovechamiento enfocadas en diferentes líneas. Así como en realización de jornadas temáticas que sirven para desestacionalizar el turismo y dar a conocer las innovadoras iniciativas, con la participación de diferentes sectores empresariales, entre ellos el hostelero.
Sector, este, en que reputados cocineros no han dudado en dar rienda suelta a su imaginación y diseñar y elaborar platos tan sugestivos como “Té de camelias con cítricos”, “Bombón de foie-gras y camelia”, “Ganache de chocolate blanco, infusión emulsionada de camelia, pétalos secos y polvo de té verde con almíbar” “Sopa de camelia con helado de té verde y aceite aromatizado” “Crema quemada de leche infusionada en hoja de camelia con manzana asada” o “Tarta de queso de Arzua con aceite y pétalos de camelia”.
Pero este caprichoso árbol, de las que nacen flores simples, semidobles, compuestas o rizadas, de belleza sin igual, tiene otros muchos usos y aplicaciones, en diferentes sectores, como por ejemplo el cosmético, estando presente en infinidad de productos.
A nivel artístico, su madera es la materia prima elegida por muchos artesanos para plasmar sus inspiraciones o para elaborar piezas de uso cotidiano.
Su asociación con el amor, la elegancia y la sofisticación, es por estar muy presentes en diferentes expresiones artísticas y en relevantes obras pictóricas y literarias, especialmente en la literatura romántica. Su belleza, variedad y riqueza cromática inspiró en tiempos pretéritos a los autores japoneses de poemas breves, y más recientemente a autores como Camilo José Cela, Emilia Pardo Bazan, Federico García Lorca, Octavio Paz, Rabindranath, Ramón del Valle Inclán, Tagore o Vicente Blasco Ibáñez, que les dieron protagonismos en sus poemas y novelas. Siendo mundialmente inmortalizadas por Alexander Dumas en su novela “La dama de las camelias”.
La flor fetiche de la insigne diseñadora francesa Coco Chanel, es también considerada como símbolo de los derechos de las mujeres y lo fue del abolicionismo en el Brasil de finales del siglo diecinueve.
Como ven las Camelias, con su amplio abanico de especies y cruces, merecedoras de los mayores epítetos, está en los jardines, pero también forma parte de nuestra vida diaria, aunque las más ocasiones sin ser conscientes de ello.
Puede sorprender, desde el desconocimiento, que en Luarca y por ergo en Valdés, se exalte al árbol/arbusto que da la flor más hermosa y bella, aunque posiblemente también la menos duradera. Pero nada más lejos de la realidad.
Curioso es que el nombre a un género y especie tan femenino, le venga dado en honor a un farmacéutico misionero jesuita checo, Josep Kamel, considerado su primer recolector europeo, allá en la Filipinas del siglo diecisiete.
Como también lo es que en Busto tengáis el mayor invernadero de Europa con más de treinta hectáreas desde hace más de tres décadas, dedicadas a un cultivo originario de las regiones tropicales y subtropicales de la Asia sudoriental.
O que los esplendidos y tan poco valorados jardines de la Fonte Baixa, en el Chano –a los que en su momento llame y sigo llamando del Paraíso- estén tapizados en esta estación invernal con más de diez mil ejemplares florecidos de doscientas variedades diferentes, casi tantos como habitantes tiene vuestro concejo.
O que uno de ellos este catalogado como uno de los tres más antiguos de Europa, por la Asociación de Camelistas Europeos.
Cifras que de por si justifican la realización de este Certamen, aunque por desgracia- como tantas otras tantas riquezas de nuestro querido Principado- pasan desapercibidas en unos casos y no son suficientes valoradas en otros. Ignoro si en el concejo esta datada y constatada su presencia desde finales del siglo diecisiete, época en que se fecha su llegada a Europa, vía Portugal y el norte de España, pero ello no resta un ápice para permitirme reivindicar “Valdés como concejo Camelia”.
En Galicia ya han bautizado a especies con nombres del terruño, como “Ciudad de Vigo” o “Rosalía de Castro”, ¿por qué aquí no se pueden bautizar a algunos nuevos cruces como “Villa de Luarca”, “Cabo Bustio” o “Carmen y Severo Ochoa”?
Esta es la cuarta edición de este Certamen Exposición, ¿por qué no complementarlo con unas jornadas empresariales, artísticas, culturales o gastronómicas, o con todas ellas? ¿Por qué no potenciar nuevas actividades empresariales de diferente tipología en base a las Camelias y sus derivados?
Demostrado está que las condiciones edafoclimáticas que se dan en el concejo son las idóneas para su desarrollo. Aprovechémoslo. Espejos en que mirarse existen, a derecha el mencionado caso gallego que realizan en la comarca pontevedresa del Salnés y a la izquierda, y más cercana en el curso bajo del río Nalón, dónde el kiwi se está convirtiendo en su “oro verde”.
Y si las hadas del destino convierten estas utopías en realidad, porque no pensar en “VALDES PARAÍSO DE LA CAMELIA”, como una posible marca y eslogan municipal.
Dónde lo público y lo privado vayan de la mano, que permita sacar músculo y sea un elemento vertebrador para el concejo, que fije población, que lo dinamice, diferencie y lo haga competitivo. Que aglutine a todos los agentes sociales y económicos, como habéis hecho con la organización de este evento. Con el trinomio: Conocer, Probar y Comprar, como base para alcanzar el éxito, con comunicación fluida, mensajes claros y concisos y una marcada señalización, que atraiga a visitantes ávidos de experiencias diferentes en su búsqueda por premiarse en toda la extensión de la palabra y que disfrute de todos vuestros recursos existentes.
Reina Flora Invernal permítanos el disfrute visual y de su magia en esta exaltación que le realizan en Luarca; gozar de los diferentes derivados que de usted se obtienen, así como de su belleza primero y de las batallas de colores que producen la caída de sus pétalos después, en este Valdés dónde se le venera y dónde se le cuida para que no añore su Asia natal y apóyeme en mis utópicas reivindicaciones. Amén.
A la vez que deseo el mayor de los éxitos para esta quinta edición del Certamen Exposición, al que deseo larga vida, felicito a los organizadores por su apuesta, invito a los asturianos, en general y valdesanos, en particular a disfrutar con la visualización de las “bellas damas florales”, les doy muchas gracias a todos ustedes por la paciencia de escucharme.