El aún cercano 22 de enero de 2017 me despertaba con la trágica noticia, no menos por esperada, del amigo Armando Álvarez Palacio. Se había ido un ovetense ejemplar en muchas facetas de su vida, y para el que suscribe un “Amigo, Maestro, Compañero y Vecino”.
Varios colectivos y personas cercanas al querido Armando, teníamos el pensamiento de que un hombre de ese calibre bien merecía un reconocimiento de su ciudad, dándole el nombre de una calle. Y así a los pocos días de su fallecimiento, su buen amigo y compañero de mil batallas en el Club Patín Cibeles, primero, y posteriormente en la Asociación Amigos del Cibeles, Aquilino Carames, presentaba un escrito ante el Ayuntamiento de Oviedo en nombre de dicha Asociación la petición de una calle para el finado.
Petición que fue avalada por un alto número de clubs, asociaciones y cofradías enogastronómicas del Principado de Asturias, entre ellas el del Círculo Gastronómico de los Quesos Asturianos y del Grupo de Catas Las Alondras.
Y aunque la burocracia suele jugar malas pasadas con demoras injustificadas, en esta ocasión no ha sido así, y el Ayuntamiento de Oviedo por unanimidad de los miembros de la corporación, acordaron que una plaza de la ciudad que lo vio nacer y dónde vivió durante toda su vida, llevará su nombre.
Sabía decisión, complementada con una inmejorable elección de ubicación, el barrio de Santo Domingo, en el que se vive intensamente el hockey, su lugar de nacimiento y dónde tuvo su residencia durante una gran parte de su vida. La plaza se ubica entre la calle Fernando Alonso –antigua Capitán Almeida- y la ronda sur, que separa el barrio del de San Lázaro.
Y que fue inaugurada el 21 de junio de 2017, coincidiendo con el inicio de la EVRICUP (European Veteran Roller Hochey Invitational Cup) en su XXIII edición, que por primera vez se celebraba en Oviedo.
La representación institucional fue encabezada por el alcalde de la ciudad, Wenceslao López y por los ediles Ana Taboada, Cristina Pontón y Fernando Villacampa.
En el acto oficial, en la que la periodista Elena de la Fuente ejerció de maestro de ceremonias, y que contó con las intervenciones del alcalde anfitrión, del vicepresidente de la Asociación de Amigos del Cibeles, Roberto Llamedo, y de la viuda de Armando, María Luisa Llavona.
El alcalde fue el primero en intervenir, y en glosar los muchos méritos acumulados por el finado, tanto a nivel deportivo como pionero de la práctica del hockey sobre patines en Asturias, como en su labor social y gastronómico, detallando los muchos colectivos a los que perteneció, así como su vida profesional de sastre. Destacando que junto a la placa se plantó un laurel, símbolo de los triunfos en el deporte, de los que Armando cosecho muchos.
Roberto Llamedo realizó una glosa remontándose a su nacimiento en la cercana calle San Melchor, al son de la gaita y el tambor al coincidir con las fiestas del barrio, y contratar su padre a los oficiantes. Lo calificó como un ovetense excelente y ejemplar, que presumió siempre de su ciudad. Destacó su afición al hockey en particular, dónde ejerció de todo lo posible, destacando en su buen hacer como anfitrión de los equipos visitantes facilitando las siempre difíciles relaciones con los equipos catalanes, y mencionando la anécdota de su viaje en Vespa a Roma para ver las Olimpiadas del año 1960, como amor al deporte en general. Concluyendo con la afirmación que el difunto hizo sobre su mujer, María Luisa, calificándola como el gran fichaje de su vida.
Seguidamente se procedió al descubrimiento de la placa, situada en un monolito de granito, en un pequeño césped junto al laurel mencionado, que hasta ese momento permanecía tapada con la bandera de Oviedo.
Descubierta la placa, fue el momento de la intervención de María Luisa, que se congratuló de este reconocimiento citando frases de prestigiosos autores, y agradeció a todos los colectivos que impulsaron la propuesta, así como al Ayuntamiento por aceptar la misma y adoptar la decisión de concesión.
A su conclusión, Juan Alberto, presidente de la Asociación de Amigos del Club Patín Cibeles, le entregó a María Luisa un ramo de flores, y el alcalde una réplica de la placa que se acababa de descubrir.
El emotivo reconocimiento tuvo un cierre musical, con la interpretación de la cantante Anabel Santiago, de la canción “Xiguerín parleru”, popularizada por José González “el Presi”, la gran favorita y que solía cantar a menudo este ilustre carbayón cuya memoria queda perpetuada de esta manera en su querido Oviedo.
Concluido el acto, en el que estuvimos muchas presentes muchas personas del entorno cercano de Armando, todos los componentes del equipo Cibeles-Pilar de más de 50 años, que ese mismo día comenzaba su participación en la Evricup 2017, hicieron una ofrenda foral con claveles ante el monolito.