Hué, la capital imperial de Vietnam.

Hué, la capital imperial de Vietnam.

Situada en el centro de Vietnam, en la provincia de Thua Thien-Hue, a los pies de la cordillera Annamita y a trece kilómetros del mar del Sur de China, está atravesada por el río Perfume (Song Huong) y cuenta con una población cercana a los 350.000 habitantes.

Ubicada a 540 kilómetros de la actual capital Hanoi y a 644 kilómetros de Ho Chi Ming –la antigua Saigón- la mayor ciudad del país, fue la capital del país y hogar de los trece emperadores de la dinastía Nguyen entre 1802 y 1945. Al igual que Hanói y Ho Chi Minh, tiene estatus de ciudad independiente reconocida por el Gobierno Central.

Su patrimonio arquitectónico, compuesto por tumbas, palacios, museos, pagodas, casas-jardín, villas francesas coloniales y edificios municipales, combinados con el poético paisaje, constituyen el legar más rico culturalmente del país. Conjunto monumental que fue declarado por la Unesco en 1993 Patrimonio de la Humanidad, uno de los cinco con los que cuenta el país.

 

 

 

 

 

 

A pesar de haber sufrido un cierto abandono durante largo tiempo y ser desvastada primero por los franceses en el siglo XIX y luego por los estadounidenses en el XX, que dejó más de 10.000 víctimas y aunque el gobierno de Ho Chi Minh puso fin a los días de gloria de Hue como capital imperial de Vietnam en 1945, muchas reliquias arquitectónicas y culturales de la época se han conservado. Las renovaciones urbanas han pasado de largo sin turbar el reposo de las pagodas centenarias, villas casas-jardín y casas del río.

 

 

 

 

 

Posee un gran poder evocador y onírico, no tiene nada que ver con la imagen austera de Hanói ni con la enfebrecida Ho Chi Ming. Simboliza ante toda la historia, la tradición intelectual, la piedad budista y la sofisticación en la cocina.

Todo Vietnam se enorgullece de Hué, un lugar lánguidamente elegante cuyas gentes, de singular acento, parecen habitar otro tiempo. La vida es igual de bulliciosa en la orilla norte, donde los reyes Nguyen reinaron desde el interior de la Ciudad Prohibida Púrpura, que en la sur, donde los franceses trazaron su nuevo barrio a finales del siglo XIX.

 

 

 

 

Pegada, más que dividida en dos por el río del Perfume, auténtico vertebrador de la ciudad, toda su vida gira en torno al mismo. 

 

 

 

 

 

Hué, se encuentra dividida en tres partes perfectamente diferenciables: la Ciudadela, amuralla y rodeada por un foso en la ribera norte del río; el barrio de Phut Cat, más allá del canal Dong Ba, al noroeste del reducto imperial, en el antiguo distrito de los mercaderes chinos y lugar donde de tiendas y mercados y la antigua ciudad colonial francesa, al sur del cauce fluvial, centro administrativo y turístico.

 

 

 

 

La Ciudadela debe su construcción a Gia Long, primer emperador de la dinastía Nguyen, que en 1802 convirtió la ciudad en capital del recién unificado Vietnam. Los sucesivos monarcas de la dinastía Nguyen fueron ampliando y modificando las construcciones del recinto.

El recinto, concebido como un enorme baluarte, forma un complejo delimitado de 4 kilómetros cuadrados, con muros de casi 20 metros de grosor. Toda una fortificación de murallas, que se elevan sobre un foso de 4 metros de profundidad y 40-50 metros de anchura, parapetos y bastiones de 6,5 metros y una imponente torre sobre el río Perfume.

 

 

 

 

 

Fue diseñada combinando los preceptos de la geomancia china y los principios militares del arquitecto francés Sebastien de Vauban, bajo la dirección del arquitecto francés Olivier de Puymanel, lo que dio como resultado un complejo con hermosos palacios y templos que coexiste con murallas, bastiones y fosos.

El Hué imperial se refugia en ella, cuya estructura está basada en tres recintos concéntricos: La Ciudad Cívica; la grandiosa Ciudad Imperial, sede del poder imperial y la mítica Ciudad Prohibida Púrpura, santuario privado de los emperadores y sus familias.

Todo un tesoro de palacios, pabellones, templos, estanques y jardines, entre los que destacan: palacio de la Suprema Armonía, la puerta del Mediodía, el templo Mieu y las Nueve Urnas Dinásticas, que sobrevivieron tanto a la primera guerra de Indochina como a la guerra de Vietnam, que sin embargo devastaron prácticamente la Ciudad Prohibida Púrpura.

 

 

 

 

 

 

Los franceses legaron un agraciado contrapunto europeo en la orilla sur, con varios edificios art déco maravillosos y un gran número de villas, iglesias y edificios municipales.

 

 

 

 

 

Desde cualquiera de los tres puentes que cruzan el río, las vistas río arriba de las montañas y de las puestas de sol son un complemento natural del encanto de la ciudad.

 

 

 

 

 

Hué también es conocida como el “alma de Vietnam”, más de 300 pagodas siembran la semilla del budismo en la ciudad y sus alrededores. Sus estatuas y tallas de madera no pueden competir con las mejores pagodas del norte, pero su agradable entorno y el espíritu que en ellas se respira, canalizan la religiosidad del pueblo como en ningún otro lugar del país.

De entre las numerosas existentes, la pagoda de Thien Miu – Dama Celestial- conocida popularmente como la pagoda del río Perfume, es la más emblemática, el hito visual de la ciudad y su marca más reconocible. Su entorno, su historia llena de anécdotas y sus reliquias hacen de ella un lugar mágico.

 

 

 

 

 

Fundada en 1601, su elemento más diferenciador es la torre de Phuoc Duyen – Fuente de la felicidad –, destacando a nivel emotivo la presencia en ella del Austin Westminster de color azul en el que se desplazó el 11 de junio de 1963 el monje budista Trich Quang Duc hasta Saigón, dónde se inmoló rociándose con gasolina y quemándose vivo.

 

 

 

 

El cercano barrio de jardines de Kin Long descansa en su ambiente antiguo que emana de sus casas con columnas y paneles.

Las fastuosos Tumbas Imperiales de la dinastía Nguyen, que reinaron en el país entre 1802 y 1945, constituyen junto con la Ciudadela, el principal legado monumental de Hué, como así lo ha reconocido la Unesco. En realidad son grandiosos templos centrados alrededor de camposantos y completados con palacios, pabellones, estelas, patios, portales, estanques y jardines.

A pesar de que la dinastía tuvo trece emperadores, tan solo siete edificaron su tumba personal para acoger sus restos. Los restantes se hicieron enterrar en el mausoleo ya construido de algún antecesor o, incluso, años después de su muerte, fueron inhumados junto a monarcas posteriores.

 

 

 

 

 

 

Tumbas construidas entre 1841 y 1931, dispuestas al sur de la Ciudadela, de acuerdo con el ancestral arte oriental Feng Shui, están localizadas en lugares especialmente escogidos, en las que teóricamente, cada una de ellas simbolizan la cualidad más relevante de su emperador: serenidad, simplicidad, etc.

Aunque su trazado difiere unas de otras, todas fueron desarrolladas a partir de un conjunto amurallado en cuyo interior siempre pueden observarse varios elementos idénticos: un templo para el culto del emperador; un patio de honor flanqueado por esculturas de mandarines; un pabellón de la estela en que se consignan los méritos del monarca; el sepulcro del emperador y un estanque cuajado de flores de loto y otras plantas ornamentales.

Las más majestuosas y mejor conservadas son las tumbas de Minh Mang y Tu Duc. Las otras: Gia Long, Thieu Tri, Dong Khang, Kai Dinh y Duc Duc, aunque espléndidas, palidecen en su comparación.

 

 

 

 

 

Las pagodas de Dieu De, Bao Quoc y Tu Dam; las catedrales de Notre Dame y Phu Cam; los museos Imperial y de Ho Chi Minh; la estación de tren; las escuelas nacionales Quoc Hoc y Hai Ba Trung; los puentes Phu Xuan, Trang Tien y Trang Toan sobre el río Perfume o los hoteles La Residence y el Saigon Morin, son algunos de sus otros atractivos.

 

 

 

 

 

Aun hoy Hué conserva una capitalidad, la del sombrero vietnamita. En la ciudad hay dos barrios enteros, el Phuoc Vinh y el Vinh Loi, especializados en su fabricación, basada en una tradición de más de cuatro siglos de actualidad. Barrios perfectamente organizados, dónde unas familias suministran los aros de bambú, otras las hojas de latania, y finalmente, unas terceras confeccionan los sombreros.

Uno de los eventos especiales de los últimos años en la ciudad es su “Festival internacional de música” que se viene realizando desde el año 2007, y que aglutina entorno al mismo un sinfín de actividades culturales.

 

 

 

 

 



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