La bimilenaria ciudad de Astorga, se encuentra al oeste de la provincia de León, ubicada en el tránsito entre el páramo leonés y los montes de León, ejerciendo de núcleo vertebrador de las comarcas de la Cepeda, Ribera del Órbigo y la Maragatería, de la que es su capital y resguardada por el monte del Teleno, la montaña sagrada de los romanos.
Nacida como campamento militar romano de la Legio X Gemina a finales del siglo I a.C., la Austurica Augusta cuenta con una población algo superior a los once mil habitantes, es una ciudad cargada de historia con un importante patrimonio histórico y artístico, que la convierten en un lugar de referencia y emblemático de la provincia leonesa, de la que es uno de sus bastiones turísticos.
A su pasado romano, cabecera de la Vía que aquí finaliza proveniente de la actual Mérida y lugar de paso de la ruta Vía de la Plata, se une su importancia como núcleo clave en el Camino de Santiago francés durante la Edad Media. Auténtico cruce de caminos que le han dado una impronta inigualable.
De su legado romano se conservan y son visitables el puente romano a las afueras de la ciudad, la puerta romana, la cerca legionaria, las termas menores, el Aedes Augusti, las cloacas, la casa romana con el mosaico del oso y los pájaros y la Ergástula. Espacios que conforman la ruta turística romana diseñada por el Ayuntamiento local, ubicándose en la Ergástula el museo romano con la exposición permanente de piezas recuperadas de las excavaciones arqueológicas.
Destacable es su legado patrimonial religioso. Cabecera de una de las diócesis más extensas y antiguas de España y su recinto amurallado conserva iglesias, conventos y hospitales. La capilla de la Vera Cruz; el convento de los Padres Redentoristas; las iglesias de San Bartolomé, San Francisco, Santa Clara y Santa Marta; el santuario de Fátima y el seminario Mayor, son ejemplos de este rico patrimonio, del que la Catedral y el palacio Episcopal son sus mayores joyas.
En la plaza Eduardo de Castro, se encuentra el conjunto monumental formado por la Catedral, el palacio Episcopal y la iglesia barroca de Santa Marta, patrona de la ciudad.
La Catedral, bajo la advocación de Santa María, construida entre los siglos XV y XVII sobre otro templo del XI, contiene en su traza elementos góticos, renacentistas y barrocos. Su estructura de tres naves, elevándose la central mucho más que las laterales, le confiere una silueta inconfundible.
Siendo el Palacio un edifico neogótico muy particular construido entre 1889 y 1915, una de las tres obras del arquitecto modernista Antonio Gaudí fuera de Cataluña. Construido con granito gris, cuenta con tres fachadas, un ábside y cuatro torreones que le dan aspecto de palacio-iglesia,
Alrededor del mismo aún se conserva una buena parte de la antigua muralla de la ciudad.
Su patrimonio civil lo encabeza el edificio consistorial, un bello ejemplo del barroco civil del siglo XVII, obra de Manuel de la Lastra, que levanta su majestuosa fachada en la plaza Mayor. Dos torres flanquean un hermoso balcón corrido de rejería y una espadaña sostenida con arbotantes, dónde Colasa y Perico, los maragatos más populares de Astorga tocan las horas en una gran campana de bronce.
La ciudad cuenta con varios destacables edificios modernistas de finales del XIX y principios XX fruto de la bonanza económica vivida en la ciudad, debido principalmente a la llegada del ferrocarril y al desarrollo de la industria chocolatera.
La oferta cultural se complementa con una variada red de museos. Al romano, se le suma el de la Catedral; el de los Caminos o Peregrinaciones, sito en el Palacio Episcopal y el del chocolate, único en España, ubicado en la antigua casa modernista y fábrica del chocolatero Magín Rubio.
Si el legado romano y la huella de la ruta jacobea han marcado la impronta de la capital maragata, no lo ha hecho menos la industria chocolatera, que tiene su génesis en 1519 con la boda fallida del primogénito del Marqués de Astorga con la hija de Hernán Cortes, y que ha llegado hasta nuestros días, con un peso muy importante en la economía de la comarca.
Chocolate, que junto con las mantecadas y sobre todo el contundente cocido maragato, de peculiar ingesta que se inicia con el compango formado por siete carnes, se sigue con los garbanzos y las berzas y concluye con la sopa, componen la trilogía gastronómica de esta rica ciudad, nudo de caminos que se ha embebido de las diferentes culturas a lo largo de la historia, convirtiéndose en un ícono del noroeste español.