Hanói, que significa “entre dos ríos”, fue fundada en el año 1010, siendo la capital de Vietnam hasta 1802, que paso a la ciudad imperial de Hue. Cetro que recuperó en 1887 para convertirse primero en capital de la Indochina Francesa, posteriormente en 1954 en la de Vietnam del Norte y en 1976 de la República Socialista de Vietnam, tras la reunificación de Vietnam del Norte y Vietnam del Sur.
Situada en la zona norte del país, en la margen derecha del río Rojo. Dividida en un distrito provincial, diez urbanos y dieciocho rurales, tiene una extensión de cerca de mil kilómetros cuadrados, y una población –incluyendo su área metropolitana- superior a los siete millones de habitantes.
Capital más antigua del sureste asiático, supedita al dominio de las diferentes dinastías que gobernaron el país, ha logrado conservar su legado y el patrimonio adquirido durante su milenaria existencia y cuenta con el mayor número de centros culturales del país. Rico legado cultural que se combina de forma armoniosa con el urbanismo moderno, reclamando su papel como centro y eje del país.
Su fundador fue el emperador Ly Thai To, que instauró en ella la capital y la organizó alrededor de una enorme ciudadela, de más de 18.000 metros cuadrados. Construida sobre una fortaleza vietnamita y posteriormente china del siglo III, en terrenos drenados del delta del río Rojo, en la que se encontraba el palacio real.
Escultura erigida en el año 1888 a Ly Thai To, ubicada al oeste del lago de la Espada Restituida.
Para muchos la actual Hanói es un viaje a los viejos tiempos coloniales, la ciudad aún no ha vivido una convulsión urbanística como corresponde a una capital de un país que se moderniza a pasos agigantados. Aún conserva su aspecto algo añejo, con una cronología histórica perfectamente palpable, su fisonomía no ha cambiado mucho en las últimas seis décadas. Horizontal, con muchos árboles y zonas verdes, con múltiples lagos y muchas, muchas motos que la invaden por calles y aceras.
En ella tres áreas concentran los monumentos, sus sitios más emblemáticos y popular y la zona comercial y de ocio. El centro con el lago Hoan Kiem, el de la Espada Restituida, con el barrio antiguo y las callejuelas de la vieja ciudad al norte; y con el barrio colonial francés y de las embajadas al sur. El lago del Oeste, con sus barrios modernos y zonas verdes. Y la plaza Ba Dinh, epicentro político y simbólico de la unidad nacional.
El agua es el sello distinto de Hanói y una marca de identificación única, con un peso específico muy importante de sus lagos, base en gran medida del peculiar encanto de la gran urbe, de la que son sus auténticos pulmones. Hay dieciocho y abarcan una superficie total dos mil doscientas hectáreas.
El lago de referencia es el Hoan Kiem, el de la Espada Restituida, en el distrito comercial por excelencia, el de Hoan, en el epicentro y neurálgico de la ciudad. Ocupa una superficie de poco más de 10 hectáreas, y su nombre tiene su base en la leyenda histórica en torno al general Le Loi y la espada mágica que recibió de una tortuga que vivía en el lago, con la que derrotó en el siglo XV a los invasores chinos de la dinastía Ming, y que posteriormente fue entregada o recuperada –hay las dos versiones- por el reptil.
Mural alegórico de la leyenda, a la entrada del templo de la montaña de Jade.
En su interior, en el único islote que posee a mediados del siglo XIX se levantó una pequeña pagoda, construcción en forma de torre, llamada Thap Rua o torre de la tortuga, para recordar este hecho sobrenatural, símbolo e icono de Hanói y sus habitantes.
En su orilla norte, se encuentra el “Templo de la montaña de Jade” (Den Ngoc Son), uno de los edificios más hermosos y venerados de la ciudad. Aquí se encontraba el palacio de verano de los emperadores de la dinastía Le, del siglo XVI, que fue destruido por el fuego, levantándose un templo y un pabellón a inicios del siglo XIX, en tiempos de la dinastía Nguyen.
En la actualidad está consagrado a los espíritus de la tierra, la medicina y la literatura. En una de sus salas, se encuentra que contiene una enorme tortuga disecada, con unas medidas de un metro ochenta y nueve de ancho por dos metros diez de largo y con un peso de 252 kilos, hallada en el lago y que, según la creencia popular, es la misma que aparece junto al emperador Le Thai To en la leyenda de la Espada Restaurada.
Al templo se accede a través del puente The Huc –puente del sol naciente o del rayo del sol-. Un atractivo paso de madera con arcos pintados en rojo intenso con adornos de animales y caracteres chinos a los lados, diseñado en forma de arco o peine para darle la bienvenida al sol de la mañana.
En el entorno del lago, al oeste se alza la gran estatua del emperador Ly Thai To, fundador de la dinastía Ly, erigida en 1888 y fundador de la ciudad. Mientras que al este, enfrente de la entrada del templo de la Montaña de Jade, se encuentra el monumento a la Libertad, de finales del siglo XX.
Al norte del lago, se encuentra el “teatro de marionetas de aguas Thang Long”, dónde se realizan representaciones de este arte secular, una de las expresiones más auténticas de la cultura vietnamita. Originarias del delta del río Rojo y con igual antigüedad que la ciudad, ligadas al agua y a las festividades rurales.
En el mismo distrito, en la calle Nha Tho, se encuentra el principal templo católico, la envejecida Catedral de San José. Inaugurada el día de Navidad de 1886, su peculiar diseño de chapiteles y majestuosas agujas en estilo neogótico tardío, quiso ser réplica de la Catedral de Notre Dame, de Paris.
Al sur del lago, se encuentra la antigua ciudad colonial francesa y el barrio de las embajadas, dónde las casas tubo del barrio antiguo, se mutan en elegantes edificios coloniales.
El edificio de la Ópera, construida en 1911, inspirada en el edifico homónimo parisino, es uno de sus íconos y principal construcción del período, no sólo del país, sino de toda la Indochina. El hotel Metropole, construido en 1901 en estilo colonial y decoración art nouveau, es el más antiguo y prestigioso de la ciudad. En él también se encuentra un pabellón museo de la prisión de Hoa Lo, construida en 1896 por los franceses durante la ocupación y luego por los vietnamitas en su guerra contra los estadounidenses, que la denominaban el Hanoi Hilton.
Al norte del lago, separado apenas por una calle, se ubica el bullicioso barrio antiguo, heredero de la ciudad de las treinta y seis calles y gremios del siglo XV, que se asentaron en él para satisfacer las necesidades de la corte real. Gremios que se concentraron en él, con calles especializadas en actividades profesionales concretas y que con el paso de los años dieron a la zona el sobrenombre de 36 calles.
Mantiene el diseño y la estructura original de la antigua ciudad. Es un entresijo de callejuelas que contrastan con las rectas avenidas del resto de la ciudad, conservando aún el espíritu de sus orígenes como barrio comercial, en el que cada calleja tomaba el nombre de la actividad mercantil que en ella se desarrollaba.
Convertido en una de las atracciones turísticas más importantes, es la zona más concurrida y singular de la ciudad, llena de ruido y actividad. El más antiguo, más comercial y más animado. El lugar de encuentro, de comercio y de diversión. En el maremágnum de sus calles, callejuelas y mercados se toma el pulso a la vida cotidiana vietnamita.
Sorprende y destaca su peculiar y original arquitectura. Construcciones en tubo, muy longitudinales, caracterizadas por viviendas bajas de dos o tres pisos y fachadas muy estrechas, debido a que una normativa limitaba su anchura a tres metros, en las que se ubican tiendas o talleres, y que cuentan con un callejón de acceso a su parte trasera.
Al norte, ya en su final, se encuentra el mercado de Dong Xuan, el gran mercado, el más antiguo de la ciudad, incendiado en 1994 y posteriormente reconstruido. Ocupa un edificio de tres plantas y ofrece productos de todo tipo, a su alrededor conviven tenderetes de todo tipo y otros más convencionales.
En sus inmediaciones, al noroeste, se ubican las estaciones de ferrocarril y de autobuses, así como el emblemático puente de Long Bien. Fue construido en 1902 bajo la dominación francesa y el diseño de Gustavo Eiffel, con el objetivo de poder cruzar el río Rojo, ampliar la ciudad hacia el distrito de Gía Lam y dar acceso al puerto de Haifong.
A su valor histórico, arquitectónico y cultural, se le suma ser todo un emblema de la resistencia del pueblo vietnamita. Principal objetivo táctico durante las dos guerras, primero contra los colonialistas franceses y posteriormente contra los imperialistas americanos, fue sucesivamente bombardeado, pasando a la historia por ser el primero en el que se utilizaron prisiones de guerra –estadounidenses- como escudos humanos para su defensa.
En su inicio pasa por encima de la calle que termina en el muelle de Long Bien, cuyo lateral derecho está decorado con el gran mosaico denominado “Camino de cerámica a lo largo del río Rojo”. Idea original de Nguyen Thu Thuy, construido con cerámica teselada, en la que participaron artistas vietnamitas y otros invitados, conmemorativo del milenio de la ciudad y que Guinness World Récords, certifico el 5 de octubre de 2010, como el más largo del mundo con 3.850 metros
Al norte del barrio se encuentra lo que fue la génesis de la ciudad, la mencionada Ciudadela, que fue inscrita en el año 2010 –fecha del milenio de la creación de la ciudad- como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con el número 900. Zona de jardines y palacios, en la que junto a su entrada luce la torre de la bandera (Cot Co), sobre una base de tres pisos, uno de los símbolos de Hanoi y de las fuerzas armadas vietnamitas.
En una de sus esquinas está el “museo de la historia militar de Vietnam”, en un antiguo barracón francés. Sus 30 galerías acogen una exposición ilustrada de las fuerzas armadas a lo largo de los siglos, y su patio exterior está ocupado por equipos militares franceses, soviéticos y estadounidenses, así como armas y aviones caza.
Terrenos que en su momento fueron de la Ciudadela, los ocupa en la actualidad la plaza Ba Dinh, que también da nombre a un distrito. En su extremo oeste, se encuentra el mausoleo con el cadáver embalsamado de Ho Chi Minh, el último lugar de descanso del venerado líder y padre de la independencia y del Vietnam actual, a pesar de que esa no era su voluntad. Gran edificio gris, rodeado de columnas, construido en claro estilo comunista, con mármol, granito y piedra, no tiene nada que ver con el propósito de sus arquitectos, que pretendían representar una flor de loto.
En su entorno, en su parte posterior, se encuentran las dos casas que habitó el conocido como tío Ho durante su mandato, modestas como toda su vida, negándose a vivir en el palacio Presidencial, dónde lo hacia el gobernador de Indochina, de cuyas instalaciones formaba parte la primera. Y separada por un estanque artificial la segunda de ellas, mandada construir por él, casa de pequeñas dimensiones levantada sobre pilares, en línea con las construcciones de las etnias del norte del país, donde vivió desde 1958 hasta su muerte.
También se encuentra los jardines y el mencionado palacio Presidencial del gobernador general de Indochina, construido en 1906, y que en la actualidad sólo se utiliza para recepciones oficiales y residencia de invitados especiales. Enfrente del mausoleo, en el otro lado de la enorme explanada, se encuentra el actual edificio del Parlamento Nacional de Vietnam. Y a su derecha el edificio que alberga las dependencias del gobierno del país.
Sin formar parte del conjunto, pero prácticamente anexo al mismo, se encuentra la pagoda de una columna o de pilar único, joya de la arquitectura vietnamita, aunque totalmente reconstruida. Pequeño y curioso templo budista, de estructura inspirada en la flor de loto, que se alza sobre un único pilar de piedra o columna, sobre la que descansan unos pilares de madera que sustentan todo el conjunto. Su construcción está datada en el año 1049, bajo el reinado del emperador Ly Thai Tong, quien ordenó levantarla como ofrenda a Quan The Am Bo Tat, la diosa de la misericordia y la protección budista.
También al oeste se encuentra el complejo arquitectónico más antiguo, y posiblemente el más atractivo, el Van Mieu o Templo de la Literatura. Edificado en el año 1070, en honor al filósofo chino Confucio, seis años más tarde se convirtió en la primer Universidad del país, lugar escogido para la formación de los hijos de la realeza y de los mandarines primero, y luego abierta a los más notables estudiantes del país, así como para honrar a los eruditos y hombres de letras, según las estrictas normas educativas del confucionismo. Como tal funciono durante siete siglos, hasta su traslado a la nueva capital Hue, siendo una de las más antiguas del mundo.
Recinto rectangular cerrado con cinco patios, tiene en las cuatro galerías del pozo de la Claridad Celestial que albergan las 82 estelas de piedra con los nombres de los estudiantes que conseguían acabar sus estudios y en la torre de la campana, en el patio que albergaba la Universidad en sí, sus elementos más destacados.
Al noroeste del barrio antiguo, se encuentran los otros dos lagos de referencia, el del Oeste (Ho Tay) y el de Seda Blanca (Truc Bach), separados por la calle Thanh Nien.
El lago del Oeste es conocido como el Gran Lago por su perímetro de trece kilómetros, de orígenes legendarios, su nombre responde, como en otros muchos lugares y monumentos, a una leyenda, en este caso dos. La primera sobre un dragón que excavó un enorme agujero para rellenarlo con agua y ahogar a su contrincante, un zorro de nueve colas. La otra, la relaciona con un búfalo de oro que acudió a la llamada de una gran campana pensando que era su madre y horado el terreno. Allí tenían sus palacios de verano la dinastía Tran y los señores feudales Trinh, siendo en la actualidad una de las zonas preferidas por los hanoineses para pasear y hacer deporte.
En su orilla oriental, enclavada en una pequeña península, se encuentra la pagoda de Tran Quoc, la más antigua de la ciudad, considerada todo un símbolo cultural del budismo vietnamita. Levantada a orillas del río Rojo, en el siglo VI, denominándose Khai Quoc (Fundador Nacional), fue trasladada a su ubicación actual en el siglo XVII y rebautizada como Tran Quoc (Defensa Nacional).
El lago Seda Blanca, que formaba parte en su momento del anterior, debe su nombre al palacio en dónde eran recluidas las concubinas reales caídas en desgracia y obligadas a tejar una tela de seda famosa por su belleza. En su orilla se encuentra la pagoda Quanh Thanh, del siglo XI, consagrada al Dios y guardián taoísta Tran Vo. Forma parte de la historia de la guerra de Vietnam, debido a que en él fue capturado el primer piloto americano de un avión derribado, John Sidney MacCain III, quien optó en dos ocasiones a presidente de los Estados Unidos.
La que fue uno de los últimos bastiones del comunismo, es una hermosa ciudad con importantes monumentos y sitios para ver, como se ha descrito. Está emergiendo como una ciudad elegante, culta y próspera, donde los museos y galerías coexisten con tiendas lujosas y restaurantes de moda.
De ser austera y sometida a dictaduras, y hasta cierto punto incómoda y hostil para los extranjeros, ha evolucionado hacia la bienvenida a los mismos. Se está transformando, pero el espíritu de su pasado histórico permanece inmutable.
Hay un elemento destacado que el visitante debe de tener en cuenta, sociológicamente a sus habitantes se suman los otros protagonistas de la ciudad, las motos. Enjambres de motos, que de algún modo no comprensible consiguen no chocar, medio de transporte más popular, se calcula que más de un millón circulan por sus calles.
La primera vez que se pisan sus calles, es imposible quitarles ojo. Cruzar las calles entre ellas, ya que raramente se detienen, es toda una odisea. No solo es un medio de transporte humano, sino también de mercancías, está prohibido ir más de dos adultos, pero no hay límite en niños, motivo por el que es común ver a familias completas a bordo de una de ellas.
Gastronómicamente es un magnífico ensamblaje y combinaciones de las cocinas vietnamitas, chinas y francesas. Es un paraíso insospechado de nuevos sabores.
La lista de platos es innumerable, pero el Phó –sopa de fideos, carnes y verduras-, los Nem –rollitos vietnamitas- y el Bún Cha –fideos de arroz con cerdo- son considerados sus tres principales referencias.
Las condiciones climatológicas del país son técnicamente idóneas para el cultivo del café. Llevado por los misioneros franceses en la década de 1860, no tuvo especial incidencia en su economía hasta la década de 1980, a partir del fin de los conflictos bélicos. En la actualidad es el segundo país productor mundial, con el 19,18 % del total, con 1.650.000 kilos –datos de 2015-, siendo el mayor en la variedad Robusta.
El café está muy presente en la vida de los vietnamitas, grandes consumidores y con una gran cultura del mismo. En Hanói la gran especialidad cafetera es el “café con huevo”, bien caliente o en frío como se estila en los últimos años. Peculiar combinación de café, con yema de huevo, leche condensada y leche entera, que se sirve en restaurantes y cafés especializados.
Gastronomía que se disfruta a píe de calle, en puestos callejeros con aparente poca higiene, que desde que amanece hasta que oscurece ofrecer sus elaboraciones y convierten sus calles en comedores comunitarios.
Y que se complementa con un inusual ejército de vendedores ambulantes.
Hanói es una ciudad ruidosa, superpoblada y hasta sucia. El caos reina en ella, a las hordas de motos y su terrorífico tráfico, se suma un gran gentío que se mueve continuamente de un lado para otro. Esas singularidades, su impronta histórica y monumental, su peculiar diseño y arquitectura, sus calles estrechas y en ocasiones destartaladas casas, sus lagos, templos y pagodas, en simbiosis con su rica y peculiar gastronomía hacen que la ciudad milenaria goce de un extraño imán de atracción turística.