Huellas de la Pasión. Ruta turística en Medina del Campo.

Huellas de la Pasión. Ruta turística en Medina del Campo.

Diseñada por el Ayuntamiento recorre nueve ermitas, conventos e iglesias de la Villa de las Ferias, su objetivo es visitar los principales templos de la ciudad, casi todos ellos de la época renacentistas. Se articula desde el Centro cultural San Vicente Ferrer, dedicado al dominico que en 1411 introdujo en la villa la costumbre de representar en las calles las escenas de la pasión del Cristo, las conocidas como “procesiones de disciplina”, siendo las primeras en realizarse en España de este tipo.

Su inicio es el Centro ubicado en el edificio anexo a le ermita de Nuestra Señora del Amparo, en la calle Carreras, que alberga el Centro de interpretación Huellas de la Pasión, que da nombre a la ruta. Este es un novedoso e innovador espacio, que realiza una propuesta de viaje en el tiempo basado en las nuevas tecnologías con varios audiovisuales, que profundiza en los orígenes, tradiciones, ritos y costumbre desde sus inicios hasta la actualidad de la Semana Santa medinense, la más antigua documentada de España y declarada de interés turístico  internacional.

 

 

 

 

 

 

 

 

La visita al Centro se complementa con la que se realiza a la ermita de Nuestra Señora del Amparo, antigua capilla del desaparecido hospital del Amparo. Construida en el siglo XVI, de titularidad municipal, en su puerta de acceso tiene el escudo de armas de la villa. De construcción modesta, está regentada por la Cofradía de la Virgen del Amparo, alberga piezas escultóricas y pictóricas del desaparecido convento agustino de Nuestra Señora de Gracia. En ella tiene su sede la muy reciente Cofradía de Cristo en su Mayor Desamparo, que procesionó por primera vez el cuatro de abril de 2015,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De la calle Carreras hay que desplazarse a la carretera Madrid-Coruña, dónde se encuentra la ermita de San Roque. Ermita construida en el siglo XV a instancias de San Vicente Ferrer, reedificada en el XVIII, en ladrillo y de planta cuadrada, cuya entrada también contiene el escudo de armas municipal y en cuyo interior destaca el retablo con la escultura del santo del que toma el nombre y una imagen de Santiago Matamoros, así como un Nazareno del siglo XVII. En la ermita tiene su sede la Cofradía Penitencia de la Misericordia y Jesús Nazareno, fundada en 1542.

 

 

 

 

 

 

 

En la plaza mayor, la de la Hispanidad, se encuentra la iglesia Colegiata de San Antolín, templo de proporciones catedralicias construido entre los siglos XVI y XVII bajo la dirección de Juan Gil de Hontañón en estilos diferentes, con predominio del gótico final, y con modificaciones posteriores a lo largo de los tiempos. Fue Colegiata desde 1840 a 1855, y el 3 de junio de 1931 fue declarada Bien de Interés Cultural, teniendo en ella sus sedes la Archicofradía de Nuestra Señora de las Angustias, en la capilla de mismo nombre, fundada en 1567, y la Cofradía de Nuestra Madre Santísima de la Soledad y Virgen de la Alegría, fundada en 1985. Su interior que custodia el pendón de los Reyes Católicos, se compone de tres naves cubiertas con bóvedas de crucería estrellada, de admirable juego geométrico. En él destacan sus retablos plateresco y el de San Gregorio; la capilla de las Angustias; el coro y su sillería y el órgano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En su lateral izquierdo, se encuentra la torre de la Colegiata, de cinco cuerpos y coronada con el reloj de la villa y sus maragatos, desde la que se domina toda la panorámica, trama urbana y monumentos de la ciudad.

 

 

 

 

 

 

Del lateral oeste de la plaza de la Hispanidad sale la calle Almirante, en la que se encuentra la iglesia Inmaculada Concepción, perteneciente al convento de los padres Carmelitas, cuya plaza está presidida por el místico San Juan de la Cruz, que pasó su niñez y adolescencia en la villa, dónde cantó su primera misa en la actual capilla de San Juan.
La iglesia diseñada por Pedro Matos en 1648, fue originalmente la del convento de las Agustinas Recoletas, fundado en 1604, quienes lo ocuparon hasta la desamortización de Mendizábal en 1838, siendo ocupado por los padres Carmelitas en 1891 tras la cesión del conde de Peñaflorida, su propietario.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Su fachada compuesta por una portada central con pilastras toscanas en los flancos, contiene un frontón con la escultura de la Inmaculada, en los cuerpos laterales escudos episcopales y en su trasera una espadaña con campanas. Tiene planta de cruz latina con bóveda de cañón y crucero con cúpula vaída sobre pechinas con los escudos del obispo, conservando en su interior importantes cuadros y tallas de los siglos XVII y XVIII.

 

 

 

 

 

 

La ruta continúa hasta la calle Alvar Fañez Minaya, en la salida oeste de la ciudad, pasando antes por plaza de San Agustín y la calle Leonor de Aragón, dónde se encuentra el convento de Santa María la Real, de las Madres Dominicas Reales, dónde tiene su sede la Real Cofradía del Santo Sepulcro, creada en 1943 y que tiene el título de Real desde 1973, en el que el rey Juan Carlos I fue nombrado Hermano Mayor de Honor. El convento fue fundado en 1178 por la orden de San Norberto, primero masculino y luego femenino, haciéndose cargo en 1402 las madres Dominicas del mismo. Reconstruido tras un incendio a finales del siglo XV, con el patrocinio de los Reyes Católicos, sobre su puerta principal luce el escudo de los mismos. Su interior es de planta rectangular, de una sola nave cubierta con bóvedas de crucería; su coro cuenta con un artesanado renacentista, y cuenta con interesantes pinturas y tallas de diferentes estilos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Volviendo hacia el centro urbano, en la misma calle, en la plaza Santiago, se encuentra la iglesia de Santiago el Real, antigua fundación jesuística, obra de Juan Gil de Hontañón en 1551 y sede de la Cofradía de Nuestro Padre atado a una columna, fundada en 1943. Su interior alberga un valioso retablo mayor del siglo XVI, suntuosos relicarios y otras obras artísticas religiosas que dan testimonio de su recio abolengo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la calle Santa Teresa, enfrente del Convento de las Carmelitas Descalzas de San José, se encuentra el convento de Santa María Magdalena, de las madres Agustinas. Su origen data de 1552, fruto de la donaciones realizadas por Rodrigo de Dueñas, consejero de Carlos I, para la creación de un convento en el que también se impartiera enseñanza básica a los hijos de los pobres, estudiando entre otros en el mismo San Juan de la Cruz. En su iglesia, de estilo gótico, y que fue lugar de enterramiento familiar de los Dueñas, destacan los frescos de Luis Vélez y el Calvario de Esteban Jordán en su crucero, y en ella tiene su sede la Cofradía de la Oración del Huerto y la Vera Cruz, heredera de la de la Santa Vera Cruz, San Andrés y San Vicente, fundada en 1544 y pionera de las existentes en Medina del Campo.

 

 

 

 

 

 

 

 

A la vera del río Zapardiel, y enfrente de las Reales Carnicerías en la plaza de San Miguel, se encuentra la iglesia de San Miguel Arcángel, construida en los siglos XVI y XVII. De planta rectangular de dos naves y capilla mayor, cuenta con cubierta de bóveda de crucería y sus grandes dimensiones dan cabidas a diferentes estilos arquitectónicos. Su elemento de mayor valor es su retablo de 1567, que relata diferentes momentos de la vida de Cristo con su descendimiento, teniendo en ella su sede la Cofradía del Santo Descendimiento, fundada en 1941.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La ruta continúa hacia las afueras de la ciudad, hacía la iglesia de Santo Tomás, ubicada en la plaza de que toma el nombre del santo. Templo datado en el siglo XII, se reconstituyo en el XVI en estilo gótico y herreriano, en él destaca su retablo mayor con tallas de Francisco Rincón y en él tiene su sede la Cofradía del Calvario, fundada en 1993.

El convento de Santa Clara, en la carretera de Olmedo, es el final de la ruta. Documentalmente es el más antiguo de la villa, datado en el siglo XIII, en 1960 fue reconstruido a consecuencia de un incendio, quedando en píe solamente la cabecera de la iglesia, que data del siglo XVI. Su gran archivo de manuscritos medievales, un Cristo gótico en su altar mayor y un cuadro de la Virgen de la Antigua, son sus elementos más significativos.

Como complemento de las visitas que se realizan en la ruta, el colofón a la misma bien merece ser la contemplación del monumento a la Semana Santa, que el ayuntamiento medinense financió en el año 2005, dedicado a la festividad religiosa merecedora de poseer la declaración de Interés Turístico Nacional e Internacional por ser sus procesiones las primeras en realizarse en España. Ubicado en la plaza del Pan, dónde se encontraba la antigua iglesia dónde tenía su sede la Cofradía de la Santa Vera Cruz, de San Andrés y San Vicente, la primera de todos las existentes, es obra de Francisco Javier Galán, y en ella los cofrades están representados por pirámides de bronce con un farolillo incrustado que es iluminado de noche, sobre una plataforma en forma de estanque.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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