Ciudad monumental, histórica y artística, que conoció su mayor esplendor con la instalación de la Inquisición.
Al sureste de la provincia de Badajoz casi lindante con las tierras andaluzas, a los pies de la sierra de San Miguel, se yergue uno de los conjuntos arquitectónicos más interesantes y mejor conservados de Extremadura, la monumental ciudad de Llerena, declarada conjunto histórico artístico en 1966, la primera de las doce con que cuenta la Comunidad. Es la capital de la comarca de la Campiña extremeña, tiene una extensión de 162,7 kilómetros cuadrados y un censo poblacional de 5969 habitantes- según el censo de 2014-.
El establecimiento humano en el municipio se remonta a miles de años, en su territorio quedan restos romanos, los musulmanes la denominaron Ellerina, Fernando III la recupero para la cristiandad en 1243 y su defensa y repoblamiento fue encomendada a la Orden de Santiago, cuyos maestres asentaron allí su residencia, convirtiéndose en capital de la provincia de San Marcos de León y Provisionato de su Priorato, estableciéndose en ella la Audiencia y la Tesorería.
Su mayor esplendor se desarrolla a partir de 1508, con la instalación del tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, tercero creado en España y que permanecería hasta 1834, con jurisdicción sobre los maestrazgos de Alcántara y Santiago y los obispados de Badajoz, Coria, Plasencia y Ciudad Rodrigo.
Esplendor que se manifestó llegando a convertirla en la segunda ciudad más poblada de Extremadura, en la que convivían comunidades religiosas, cristianas y mudéjares, que fue visitada en seis ocasiones diferentes por los Reyes Católicos y cuyo legado ha llegado hasta nuestros días con la construcción de magníficos edificios de arquitectura religiosa y civil, formando un conjunto merecedor de ser declarada Conjunto Histórico Artístico en 1966.
El establecimiento humano en el municipio se remonta a miles de años, en su territorio quedan restos romanos, los musulmanes la denominaron Ellerina, Fernando III la recupero para la cristiandad en 1243 y su defensa y repoblamiento fue encomendada a la Orden de Santiago, cuyos maestres asentaron allí su residencia, convirtiéndose en capital de la provincia de San Marcos de León y Provisionato de su Priorato, estableciéndose en ella la Audiencia y la Tesorería.
Su mayor esplendor se desarrolla a partir de 1508, con la instalación del tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, tercero creado en España y que permanecería hasta 1834, con jurisdicción sobre los maestrazgos de Alcántara y Santiago y los obispados de Badajoz, Coria, Plasencia y Ciudad Rodrigo.
Esplendor que se manifestó llegando a convertirla en la segunda ciudad más poblada de Extremadura, en la que convivían comunidades religiosas, cristianas y mudéjares y cuyo legado ha llegado hasta nuestros días con la construcción de magníficos edificios de arquitectura religiosa y civil, formando un conjunto merecedor de ser declarada Conjunto Histórico Artístico en 1966.
Su importancia como centro político, administrativo y religioso de primer orden durante la Edad Moderna, en concreto en los siglos XV,XVI y XVII, también se reflejó en su contribución a la aportación extremeña al descubrimiento de América y en el alto número de personalidades que tuvieron su residencia en ella. García López de Cárdenas fue el descubridor del gran cañón del Colorado y Pedro Cieza de León –al que la ciudad le ha dedicado un parque- cronista de las Indias. Juan Zapata, fue consejero de los Reyes Católicos y el inductor de ubicar en ella la sede de la Inquisición; el arquitecto José de Hermosilla; Francisco Zurbarán fijo en ella su residencia buena parte de su vida; el escritor y teólogo Juan Maldonado o la poetisa Catalina Clara. Importancia que también favoreció la afluencia de destacados artistas que se asentaron en la misma con sus talleres, convirtiéndola en un centro artístico y cultural de gran interés y primer, lo que le valió ser calificada por algunos autores como la “pequeña Atenas del Renacimiento”.
El visitante que se acerque a la misma, se encontrara con una acogedora ciudad, referencia sureña pacense, cargada de historia y con un rico patrimonio monumental auténticos reclamos turísticos, que se complementan con una rica gastronomía y la celebración de festejos de importante calado.
Un paseo por la misma bien merece comenzar y acabar en su epicentro, en su espectacular e inigualable plaza mayor, la plaza España, su mejor ejemplo de urbanismo. El devenir de la historia le deparo diferentes usos, fines y actividades, usada para celebraciones religiosas hasta mercantiles, pasando por los de diversión y de ocio, no hay evento llerenino que no tenga parte de su celebración allí. De diseño trapezoidal porticado en estilo mudéjar, se organiza en cuatro frentes y en ella se sitúan parte de los edificios más importantes de la ciudad.
Su frente oeste, está compuesto por edificaciones de carácter privado. En el este se ubica el edificio consistorial del municipio, de estilo electricista, edificado en el último tercio del siglo XIX y el conocido como portal de Morales, edificio con nueve arcos de medio punto enmarcados sobre columnas de cantería de orden jónico.
En una de las casas de este edificio tuvo la casa taller el insigne artista del siglo de Oro, Francisco de Zurbarán (1598-1664) que residió en la ciudad y que entre otras obras diseño en 1617 la fuente que se levanta delante del edificio.
En su frente norte, se encuentran edificaciones civiles porticadas con doce arcos de ladrillo encalado, columnas de cantería y ventaneado abalaustrado. Portales que recibieron diferentes apelativos a lo largo de la historia, como Casineta, Tiendas, Boticas, del Pan o de la Cárcel por estar allí ubicada en su momento la cárcel real.
Y en su frente sur dominando la plaza, se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Granada, su mejor ejemplo de la arquitectura religiosa, que acoge a la patrona de la ciudad. Su largo proceso de edificación, del siglo XIV al XVIII en diferentes estilos, dio como resultado una iglesia de planta única, de espacio uniforme, con tres naves de altura muy similar separada por columnas de cantería, manteniendo varias capillas en su interior de sus inicios.
Exteriormente destaca su fachada principal balconada de dos niveles, el primero de estilo barroco con una portada en cuyo frontal destacan los blasones del reino de Castilla, el papal y el de Llerena; mientras que el segundo de estilo mudéjar se compone por una sucesión de arcos de medio punto enmarcados sobre pilares octogonales.
En la parte más septentrional de la fachada, y a píe de la misma destaca desde 1998, la escultura sobre pedestal del insigne pintor extremeño en su posición natural de pintor mirando hacia el edificio dónde tuvo su morada, con homenaje de la ciudad con motivo del tercer centenario de su nacimiento.
Adosada con la fachada oeste, en la que destaca la puerta del Perdón, luce altiva y llamativa su majestuosa torre de planta rectangular de cinco cuerpos, también construida en diferentes épocas y estilos. Los primeros en estilo gótico-mudéjar del siglo XIV y los restantes en estilo renacentista edificados en el XVI.
De principios del siglo XVI data el convento e iglesia de Santa Clara, construido en estilo clasicista, en el que destaca su fachada con dos portadas gemelas, de tres niveles con arcos y escudos de los fundadores y en la esquina su torre con doble espadaña. El conjunto cuenta con un claustro porticado y su iglesia es de nave única con bóveda decorada con frescos originales de la época de su construcción.
La iglesia y el convento de la Merced, es otro ejemplo de su amplio patrimonio religioso, que se complementa con las iglesias de Santiago, de la Concepción, y la iglesia de San Juan de Dios. Su edificación fue obra de la Compañía de Jesús en el siglo XVII, en estilo barroco con planta de cruz latina y capillas laterales, con fines religiosos y educativos.
Iglesia y convento, que junto al antiguo palacio de recaudación de impuestos de la mesa maestral, componen en la actualidad el complejo cultural la Merced, en el que está integrada la casa de cultura de la ciudad. Edificación del siglo XVI en estilo mudéjar, siguiendo las connotaciones de las construcciones civiles de la orden de Santiago, organizándose en torno a un patio central porticado de dos cuerpos con galerías de arcos de medio punto.
Otro edificio histórico, el palacio prioral o episcopal también fue reconvertido y alberga el museo histórico de la ciudad. Construido en el siglo XV, sirvió de residencia de los priores y provisores de la Orden de Santiago y fue la primera sede de la Inquisición. En él destaca su portada adintelada en cantería rematada por el escudo del priorato de San Marcos y su patio de estilo mudéjar.
Y no menos acertada ha sido la reconversión de la capilla del hospital de San Juan de Dios para albergar la biblioteca municipal Arturo Gazul. Histórica biblioteca fundada en 1928 por acuerdo del Casino de Llerena y el Ayuntamiento, en el que se su construcción primitiva se ha respetado e integrado en un diseño innovador en un espacio útil de 245 metros cuadrados, aunando historia y operatividad, y cuyo original resultado bien merece el aplauso de los amantes de los libros.
Este palacio es junto con el de los Zapata los más emblemáticos de la arquitectura civil llerense. Construido a principios del siglo XVI por el que fuera consejero de los Reyes Católicos, Luis Zapata, en el destaca su portada de estilo renacentista de doble arquería de medio punto y su patio central mudéjar. Fue residencia familiar, posteriormente sede de la Inquisición y en la actualidad sede del Juzgado.
Aunque también hay que citar las “casas maestrales”, obra de finales del siglo XIV en estilo barroco, edificada para ser residencia de los maestres de la Orden de Santiago y que también fue sede de la Inquisición.
Mucho más reciente es el palacio de Doña Mariana, construcción novecentista, reconvertida en la actualidad en un hotel de cuatro estrellas, la hospedería Mirador de Llerena, englobado en la red de Hospederías de Extremadura, en el que destaca su patio cuadrado acristalado con galerías de arcos y columnas de hierro fundido.
Palacios civiles que se complementan con las ricas edificaciones de estilo popular en un estilo propio, el mudéjar de Llerena, fruto del alto índice de población mudéjar que habitó la ciudad. Fachadas de ladrillos con cornisas de modillones, portadas enmarcadas por alfiz, monumentales dinteles, coquetos patios y otros elementos decorativos, son sus características.
Pero Llerena también cuenta con una buena muestra de arquitectura militar, reflejado en su recinto amurallado. Fortificación que data de la época de la reconquista y que estuvo en píe hasta mediados del siglo XIX, conservando aún dos de las cuatro puertas con los que contaba el recinto, la de Montemolín y la de Vilalgarcía.
Su dilatada historia y el paso de diferentes culturas que habitaron sus tierras, han dejado su huella en las tradiciones y la gastronomía llerenses, variada y rica y que constituye el complemento ideal para la enriquecedora visita a esta histórica ciudad.
Gastronomía que se ha potenciado en los últimos años con diferentes actividades, entre las que destaca el festival “Llerena monumental gastronómica”, que se celebra el primer fin de semana de julio desde 2007, con presencia de escuelas de hostelería y restaurantes nacionales, en el que se conjuga una variada oferta local y nacional y en el que las principales plazas y parques de la localidad se convierten en restaurantes al aire libre.
Por historia, arquitectura y rica gastronomía, Llerena bien merece una visita pausada para disfrutar de todo su rico legado descrito y que sin duda le hacen merecedora de la declaración de Conjunto Histórico Artística y su slogan de Ciudad Monumental.