En la madrugada del domingo al lunes de esta semana se entregaron en Los Ángeles los premios más famosos del cine, los Oscar. En ésta, su edición número 85, se alzó como ganadora a Mejor Película “Argo”. No deja de llamar la atención que su director Ben Affleck no estuviera nominado al Oscar como Mejor Director.
Es el propio Ben Affleck quien protagoniza la película interpretando a un rescatador de rehenes que en el año 1979 tiene que rescatar a 6 diplomáticos que se han tenido que refugiar en casa del embajador canadienses tras el asalto de la embajada estadounidense. Basado en hechos reales, la CIA y el gobierno de Canadá organizan un plan de rescate consistente en hacer pasar a los diplomáticos que se encuentran retenidos en Teherán por miembros de un rodaje de una película de ciencia-ficción canadiense que visitan el país para preparar el terreno para más tarde rodar “Argo”.
Quizá el mayor mérito de la película sea el hacer capaz que este argumento más propio de comedia que de una intriga internacional sea creíble salvando alguna escena final. La sincronización y el pulso con el que está rodada ayudan a crear un film de ritmo constante que no se hace tediosa en ningún momento ni cae en la excesiva celeridad de muchas películas de acción.
Pasando por alto la actuación quizá excesivamente contenida de Ben Affleck, el mayor lastre de la flamante ganadora del Oscar es su superficialidad. Aunque en un principio se nos explica la historia reciente de Irán, para que podamos situarnos en el contexto histórico en el que se desarrollará la acción, no se ve en la película ni un atisbo de denuncia sobre la situación social y política que los Estados Unidos desencadenaron en el país árabe. Más bien al contrario, se cae en el cliché de película burda de mostrarnos a la población iraní como una déspota que odia ciegamente a los occidentales. No es de extrañar que fuera Michelle Obama la encargada de anunciar el galardón a Mejor Película puesto que su patriotismo, siendo honrados no tan exagerado como en otras producciones, es siempre bien recibido por la población estadounidense. Por último mencionar el homenaje que hace al mundo del cine, a cómo se construyen esos sueños que son las películas desde el principio.
En resumen: “Argo” es una película bien dirigida, con una ambientación notable, que no cae en los excesos de acción trepidante salvo en algún caso y que resulta entretenida a pesar de falta de profundidad.